Irresistible atractivo de una partitura feliz

La representaci¨®n de Cos¨ª fan tutte, en el teatro Alb¨¦niz, obtuvo mayor ¨¦xito todav¨ªa que la de La flauta m¨¢gica, lo que quiz¨¢ se debe al irresistible y cordial atractivo de una partitura feliz de punta a cabo y que comunica directamente con el p¨²blico mayoritario. Como en otras ocasiones, el compositor salzburgu¨¦s tir¨® la casa por la ventana a una invenci¨®n sigue otra mejor; a una melod¨ªa, otra m¨¢s bella; a una combinaci¨®n orquestal sorprendente, otra que la supera.

Genial

En Cos¨ª an tutte la orquesta est¨¢ resuelta tan genialmente que asume, con car¨¢ter protagonista, no s¨®lo la vitalidad de la pieza sino su misma teatralidad, el ritmo de una acci¨®n, simple y leve, es cierto, pero que tiene una ventaja: se entiende sin necesitar de ninguna lectura previa del argumento.Este juego de tres parejas movi¨® a Mozart al que quiz¨¢ es su m¨¢s grande divertimento; digo tres porque si las de Ferrando y Fiordeligiy Guglielmo Dorabella, y en su trueque est¨¢ el secreto de la trama, toda ella est¨¢ movida por la tercera pareja Don Alfonso y Despina, que son los Maese Pedro de este feliz retablo de humanas debilidades.

Sin embargo tan aparente levedad, tal fluir de invenciones, cuajan en la m¨¢s dif¨ªcil ¨®pera, desde luego la m¨¢s fatigosa, que para los int¨¦rpretes escribiera Mozart. Esa sucesi¨®n de arias, duos, tercetos y conjuntos es capaz de agotar a los int¨¦rpretes de facultades poco firmes. Por ello tiene mayor m¨¦rito cuanto hemos visto y escuchado en el Alb¨¦niz, dentro de la serie de la revista Scherzo.

Excelente escuela

Los escenarios son sencillos, pero no exentos de belleza, y permiten un movimiento de la acci¨®n que revela muy buena mano en Ryszard Peryt.Si Despina posee la gracia que demostr¨® la Mackoviack y Don Alfonso sabe componer su tipo entre grave y humor¨ªstico, s¨®lo resta -ah¨ª es nada- la labor de las dos parejas en algunos de los papeles m¨¢s dif¨ªciles de todo el repertorio.

La Witkoska y la Rezler trabajaron muy bien en lo musical y en lo teatral. Poseen una excelente escuela y, como en general todo el reparto, sirvieron la obra de Mozart dentro del estilo que parece reclamar, lo que vale tambi¨¦n para los protagonistas masculinos aunque quedaran un punto por debajo de sus parejas. La labor del maestro boliviano Rub¨¦n Silva super¨®, si cabe, lo hecho en La flauta m¨¢gica. Contando con la valiosa colaboraci¨®n de la Sinfonieta de Varsovia, el director logr¨® construir con perfecci¨®n y flexibilidad la contrastada sucesi¨®n de situaciones y sentimientos, hasta lograr una unidad coherente y bien matizada.

Todos salimos muy contentos de la representaci¨®n, lo que se ve¨ªa hasta en los rostros. Esto resulta m¨¢s expresivo que las largas ovaciones.