Los pa¨ªses ¨¢rabes, un mar de contradicciones
ENVIADA ESPECIAL Un Sadam Husein menos sonriente que a su llegada despidi¨® el pasado mi¨¦rcoles a los dirigentes ¨¢rabes que acudieron a su cita en Bagdad, Bajo la grandilocuencia de los editoriales de la prensa de aqu¨ª, que han elogiado "el ¨¦xito de haber unificado esfuerzos y logrado enfrentarse de forma colectiva a las amenazas", el art¨ªfice de la cumbre extraordinaria sinti¨® el fracaso de no haber conseguido el respaldo de sus pares a la carta que pensaba enviar a Mija¨ªl Gorbachov y George Bush sobre los problemas de la regi¨®n.El hombre fuerte de Irak consigui¨® reunir la conferencia en un tiempo r¨¦cord, tras capitalizar la propuesta de Arafat para convocar a la c¨²pula de la Liga ?rabe. Pronto cont¨® con el respaldo incondicional del rey Husein, quien defendi¨® su celebraci¨®n en Bagdad. Se trata de una "necesidad urgente", debido al "peligro real que amenaza a la naci¨®n ¨¢rabe", explic¨® el primer ministro jordano, Mudar Badr¨¢n. El procedimiento poco ortodoxo de obviar la reuni¨®n ministerial previa, que decide el lugar y la fecha de la cumbre, permiti¨® a Siria excusar su inasistencia, pero no evit¨® la concurrencia de 19 de los 21 miembros del foro.
Desde el principio, la inasistencia de tres jefes de Estado, adem¨¢s de las delegaciones de Siria y L¨ªbano, desluci¨® una convocatoria centrada en el lema de la unidad. El rey Hassan II de Marruecos apenas se dio por enterado del env¨ªo de un emisario por parte del presidente Sadam. Tanto ¨¦l como el sult¨¢n Qabus de Om¨¢n, que envi¨® un representante de bajo nivel, tuvieron'1a valent¨ªa de dejar ver que consideraban inoportuna la reuni¨®n. Por su parte, el presidente argelino, Chadli Benyedid, ten¨ªa bastantes problemas en casa como para no tener que justificar su ausencia. S¨®lo la llegada, en el ¨²ltimo momento, del l¨ªder libio, Muanmar el Gaddafi, permiti¨® salvar la cara.
Menos moderaci¨®n
Al no lograr su objetivo, la conferencia ha sumergido al mundo ¨¢rabe en un oc¨¦ano de contradicciones a¨²n m¨¢s profundo. El tono de los discursos pronunciados por los asistentes ha dado la impresi¨®n de querer marcar distancias con la moderaci¨®n que caracteriz¨® las ¨²ltimas cumbres de Argel y Casablanca. En esta l¨ªnea, Arafat ped¨ªa "sanciones, boicoteo econ¨®mico, presiones pol¨ªticas e incluso sabotajes", como respuesta a quienes, de forma directa o indirecta, colaboren con Israel, la causa de sus desvelos. M¨¢s combativo desde el punto de vista verbal, Gaddafi anunci¨® que "los ¨¢rabes van a liquidar a los jud¨ªos" y que "Palestina se convertir¨¢ en su tumba definitiva".
Sin embargo, los elocuentes miembros de la Liga no han podido, o no han querido, traducir esos llamamientos belicosos en l¨ªneas de acci¨®n concreta. As¨ª, estancados a medio camino entre la moderaci¨®n y el radicalismo, ponen a¨²n m¨¢s de relieve las discrepancias con las que quer¨ªan acabar en Bagdad. Unicamente las amenazas, tangibles en mayor o menor grado, contra Irak y Libia han despertado el apoyo un¨¢nime entre los asistentes. Incluso Siria manifest¨® en fechas previas a la reuni¨®n que, en caso de agresi¨®n israel¨ª a Irak, no dudar¨ªa en alinearse con su eterno rival pol¨ªtico. De todas formas, caben dudas razonables de que ese apoyo verbal vaya a traducirse en hechos.
El triunfo de los moderados, Arabia Saud¨ª y Egipto, no ha consistido tanto en marcar una l¨ªnea com¨²n de conducta, cuanto en conformarse con frenar las arriesgadas protestas de los m¨¢s radicales. Los pa¨ªses del Golfo, poseedores del arma del petr¨®leo, se han visto impelidos a acudir a Bagdad por las especiales relaciones de amor-odio que les unen a Irak. Fuera de esto, y de sustentar un p¨¢rrafo favorable a la "actitud pacificadora de Irak hacia Ir¨¢n", se han negado a considerar la posibilidad de utilizar aquel elemento de coacci¨®n.
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