Falta de espacio en Londres
REPENTINAMENTE, DESDE principios de mes, queda mucha menos gente en la cumbre del enrarecido ambiente pol¨ªtico brit¨¢nico. No en vano en el Reino Unido, cuna del bipartidismo, el sistema opera sobre la base de romper regularmente la columna vertebral a todo tercer partido que aparezca en el horizonte, sea cual sea el sustento popular de que goce en determinados momentos -sobre todo si el apoyo est¨¢ repartido proporcionalmente a escala nacional y no por circunscripciones-. Hace una semana, David Owen, l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata (SPD), anunci¨® que disolv¨ªa la organizaci¨®n por falta de miembros; en realidad, lo hac¨ªa por falta de sustento financiero y de espacio ideol¨®gico. Si el millonario David Sainsbury (due?o de una cadena de supermercados) les ha dejado sin chequera, Neil Kinnock, l¨ªder del Partido Laborista, les ha desplazado del espacio doctrinal que ocuparon desde su fundaci¨®n, en 1981.Al anunciar el 25 de mayo su renovado programa pol¨ªtico, los laboristas se han orientado hacia una socialdemocracia de corte europe¨ªsta e inclin¨¢ndolo con decisi¨®n hacia la m¨¢s pura econom¨ªa de mercado. Para sus cr¨ªticos radicales, la actual propuesta de Kinnock no pasa de una reformulaci¨®n endulzada de la oferta de Margaret Thatcher. Pero si el Partido Laborista quiere volver al poder, la mejor oportunidad es la m¨¢s inmediata: las pr¨®ximas elecciones de 1992, antes de que la dama de hierro consiga hacer de su pa¨ªs la esquina m¨¢s gris de Europa.
No es extra?o que Owen reconociera hace unos d¨ªas que el laborismo, al introducir "cambios significativos" en su doctrina, se ha aproximado a la socialdemocracia y que, por esa raz¨®n, no debe avergonzarse el SPD de haber fracasado. Al fin y al cabo, su fracaso es una victoria. Cuando, en marzo de 1981, la banda de los cuatro (Owen, Roy Jenkins, Bill Rodgers y Shirley Williams) decidi¨® romper con el Partido Laborista y fundar el SPD, aqu¨¦l acababa de perder el poder a manos de Thatcher y la respuesta de su conferencia extraordinaria hab¨ªa sido formular un programa de gobierno en una l¨ªnea inusitadamente radical. En octubre de 1981, el SPD se ali¨® con el Partido Liberal (entonces casi destruido por la falta de una ideolog¨ªa atractiva y por el sistema electoral que prima al bipartidismo); dos meses m¨¢s tarde, las encuestas daban a la alianza una intenci¨®n de voto del 50%. En la elecci¨®n general de 1983 obtuvo un 25% de los votos, pero con apenas dos puntos menos que los laboristas, s¨®lo consigui¨® seis esca?os. Fue la se?al de su desastre: retuvo un 25% en los comicios de 1987 y menos de un a?o m¨¢s tarde la alianza se deshizo. Con la desaparici¨®n del SPD, el otro componente de la uni¨®n electoral, los liberaldem¨®cratas (antiguos liberales) se han quedado solos como tercer partido. Puede que ¨¦sa sea la se?al de su modesto resurgimiento, que The Guardian llama "el globo liberal, hinchado cada vez que uno de los dos grandes partidos se enfanga en el oprobio a mitad de legislatura".
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