Espa?a busc¨® un empate miserable
O Espa?a cambia radicalmente, o ser¨ªa mejor que se fuese preparando para un regreso apresurado a casa. Su presentaci¨®n en el Mundial fue catastr¨®fica, rozando el rid¨ªculo, y si consigui¨® un empate fue porque Uruguay pec¨® de una torpeza total en el ataque. Los fallos fueron de todo tipo: de mentalizaci¨®n (algunos jugadores parec¨ªan abrumados por la responsabilidad), de organizaci¨®n (el centro del campo apenas apoyaba a la defensa), de ambici¨®n (en toda la segunda parte no hubo ni un solo disparo a puerta), de fuerza f¨ªsica (el equipo e vino abajo poco a poco hasta acabar desbordado, pese a no realizar una presi¨®n poderosa), y de reacci¨®n t¨¢ctica (Luis Su¨¢rez, desde el banquillo, no vari¨® nada hasta los cambios a 10 minutos del final, s¨®lo para salvar el empate). La conclusi¨®n tras lo visto ayer es clara: 0 Su¨¢rez realiza cambios en el equipo e introduce m¨¢s fuerza y determinaci¨®n en el centro del campo, m¨¢s agresividad en el ataque, y refuerza m¨¢s la banda izquierda de la defensa, o Espa?a pasar¨¢ por este Mundial con una estela de tristeza.El mismo mensaje sirve para los jugadores. Estar concentrados un mes para un Mundial, una oportunidad ¨²nica en sus carreras, para jugar partidos tan poco ambiciosos como el de ayer, es algo dif¨ªcil de entender. Lo ¨²nico bueno fue el empate, ca¨ªdo del cielo al fallar Rub¨¦n Sosa. en el lanzamiento de un penalti.
Uruguay mereci¨® la victoria porque estuvo mejor organizado sobre el c¨¦sped, movi¨® el bal¨®n con soltura, y mostr¨® algunos detalles en el ataque, su peor l¨ªnea pese a estar repleta de estrellas. Fueron detalles, s¨®lo eso, pero suficientes para dar una imagen muy superior a la de los espa?oles. Espa?a s¨®lo jug¨® 15 minutos dignos, los primeros, cuando Mart¨ªn V¨¢zquez, muy motivado, se movi¨® con rapidez para crear varias ocasiones, -la m¨¢s clara, un tiro que Rub¨¦n Paz sac¨® bajo los palos cuando ya estaba batido Alvez (m. 15)-. Fue el ¨²nico tiro bien dirigido de Espa?a en todo el partido. A partir de entonces, Uruguay se hizo con el control y comenz¨® el desastre.
Los errores espa?oles comenzaron en el ataque donde, incomprensiblemente, Manolo y Butrague?o cayeron en nueve ocasiones en el fuera de juego. Se contagiaron a la banda izquierda, donde Villarroya y Jim¨¦nez forman una pareja d¨¦bil aunque voluntariosa; pero ser¨ªa injusto cargar sobre ellos ¨²nicamente la responsabilidad del desastre.Como una plaga, el nerviosismo, la falta de la m¨ªnima precisi¨®n en el juego, se traspas¨® a todo el centro del campo. Michel estuvo desaparecido, tanto en ataque como en defensa, y jug¨® quiz¨¢ su peor partido en la selecci¨®n. Mart¨ªn V¨¢zquez se fue apagando a medida que la presi¨®n uruguaya aumentaba. Si hay que salvar a alguien, es a la l¨ªnea defensiva, que resisti¨® el chaparr¨®n sin el paraguas del centro del campo, sin descomponerse.
Sanchis, incluso, intent¨® paliar la falta de creaci¨®n d¨¦ sus compa?eros subiendo balones, mientras Zubizarreta, gritando desesperadamente pidiendo c¨¢rnica, salvaba uno tras otro los lanzamientos uruguayos (especialmente un tiro de Alzamendi que desvi¨® lo justo para enviar al larguero), Chendo se hartaba de correr para tapar agujeros, y Roberto se ve¨ªa obligado a retroceder hasta acabar achicando balones como un central m¨¢s.
La presi¨®n uruguaya fue aumentando a medida que avanzaba el encuentro. Espa?a ya jugaba entonces al empate descaradamente, renunciando al contraataque (su ¨²nica opci¨®n ofensiva), cerrada en defensa con la voluntad de? ag¨®nico que se aferra a la vida. Villarroya ya no acertaba ni con un pase a dos metros; Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez perd¨ªan los balones uno tras, otro, propiciando nuevos ataques uruguayos, y Butrague?o y Manolo contemplaban la situaci¨®n desde lejos, para caer en el fuera de juego o en el error en el control del bal¨®n.
Espa?a afronta ahora a Corea del Sur y, visto lo de ayer, debe ir a buscar la victoria para no tener que jug¨¢rselo todo ante B¨¦lgica, un equipo que el martes mostr¨® m¨¢s virtudes que el espa?ol.
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