La terapia del cangrejo
Los jugadores de Corea del Sur se entretienen pescando a la espera del partido ante Espa?a
"No se puede entrar en el hotel", dice uno de los polic¨ªas que custodia a la selecci¨®n de Corea del Sur, rival ma?ana de la selecci¨®n de Espa?a. "No se puede hablar con nadie", insiste el polic¨ªa, evidentemente satisfecho de su trabajo. Cuando la depresi¨®n est¨¢ a punto de apoderarse de los periodistas, tres corearlos salen en bicicleta del hotel con postales en sus manos, mientras otros cuatro les siguen a pie, acompa?ados por dos mujeres. Van hacia la playa, a pescar cangrejos, su entretenimiento preferido mientras esperan a los hombres que entrena Luis Su¨¢rez.
Los jugadores se dirigen a la playa, donde se han entrenado ya a las siete de la ma?ana, como cada d¨ªa. Su entrenador, Lee Hoe-Taik, les ha dado total libertad de movimientos fuera de las horas de entrenamiento (tres al d¨ªa) y de las comidas (cuatro o cinco diarias, seg¨²n un camarero del hotel sorprendido por la cantidad de trabajo que se la ha venido encima). Camino de la playa, el grupo se cruza con otros dos compa?eros que est¨¢n jugando al mini-golf, y con otros tres que pasean en bicicleta por las vac¨ªas calles de la localidad tur¨ªstica de Lignano Pineta, una especie de Playa de Aro a la italiana.El primero en aceptar el di¨¢logo es Cho In-Young, el portero que protagoniz¨® la desgraciada jugada que le cost¨® a su equipo el primer gol ante B¨¦gica. Cho est¨¢ triste. Reconoce que tuvo una mala experiencia el martes, pero que los rumores sobre su sustituci¨®n son falsos. Jugar¨¢ ante Espa?a, porque el portero titular, Kim Poono-Jo, sigue lesionado. "?Las mujeres que le acompa?an son sus esposas?". "?Noooooo!", aclara r¨¢pidamente Cho, "son las cocineras de la selecci¨®n".
Ya en la playa, Cho saluda a su compa?ero Park Kjung-Hoon, uno de los defensas, que toma el sol en una hamaca. Cuando Park se entera que est¨¢ hablando con periodistas espa?oles, dice sonriendo, en un ingl¨¦s de pel¨ªcula de indios: "?Ah!, Barcelona, Coby". Park, como Cho y el resto de sus compa?eros, ofrecen una imagen pesimista de su partido ante Espana. "Uruguay ser¨¢ primera del grupo y Espa?a la segunda", dice. Parece como si todo el orgullo coreano se hubiese perdido con la derrota ante B¨¦lgica, o como si la postura derrotista fuese una t¨¢ctica preconcebida, muy propia de los equipos orientales.
Mientras, se ha formado un grupo de coreanos en un espig¨®n que parte de la arena. All¨ª, Chung Joon-Soo, uno de los reservas, est¨¢ fabricando artilugios de pesca. El objetivo es pescar cangrejos, para cocinarlos despu¨¦s. Las operaciones las dirige una de las cocineras, mientras los jugadores tratan de enganchar a los cangrejos utilizando mejillones como cebo, o colocando una plataforma en el fondo del mar, fabricada all¨ª mismo con esparadrapo y alambres, esperando pacientemente que los cangrejos se posen encima.
Lo que comienza como un entretenimiento restringido se convierte en el centro de inter¨¦s de los pocos turistas que est¨¢n en la playa. Cinco ni?os alemanes se unen al grupo de coreanos y, aunque no intercambian ni una sola palabra, se entienden a la perfecci¨®n. "Sans¨®n" Kim Joo-Sung, el mejor jugador asi¨¢tico, se une m¨¢s tarde a la fiesta. Los cangrejos van cayendo uno tras otro, disciplinadamente depositados en la bolsa que lleva una de las camareras. Es una distracci¨®n ideal para los jugadores. Para pescar cangrejos se necesita paciencia, y a los coreanos les sobra. Un grito colectivo de alegr¨ªa acompa?a a cada cangrejo atrapado.
Kim Joo Sung, el hombre de la larga melena, es, junto con el portero Cho, uno de los poco que habla ingl¨¦s. "Me gustar¨ªa jugar en Europa", dice, "pero a¨²n no lo he decidido". Kim no est¨¢ de acuerdo con su entrenador, que ha acusado a la delantera de no rendir al m¨¢ximo ante B¨¦lgica. "Fall¨® todo el equipo, no s¨®lo la delantera. Fue un problema de condici¨®n f¨ªsica". Kim se aparta por un momento del grupo. Hay una chica que reclama su atenci¨®n, y que incluso le pide el tel¨¦fono. Kim le escribe el n¨²mero en un papel. Cuando la chica descubre que tal n¨²mero es falso, Kim sonr¨ªe con educaci¨®n antes de marcharse hacia el hotel.
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