1990: comienza el nuevo Chile
El autor del texto se?ala c¨®mo la primera tarea de la transici¨®n chilena es la reconstrucci¨®n del funcionamiento de la vida pol¨ªtica y advierte contra la posibilidad de que la estabilidad econ¨®mica heredada del r¨¦gimen de Pinochet sea r¨¢pidamente erosionada si se satisfacen las postergadas necesidades sociales.
Chile es uno de los pa¨ªses latinoamericanos que mayor expectaci¨®n despierta, tras las elecciones del 14 de diciembre de 1989, que restablecieron las instituciones democr¨¢ticas, decretando el fracaso del r¨¦gimen de Pinochet y confiando el futuro al Gobierno de coalici¨®n presidido por el democristiano Patricio Aylwin. El panorama que el pa¨ªs ofrece hoy es muy complejo: un c¨²mulo de demandas sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas. La situaci¨®n social parece, aparentemente, tranquila. Todos comparten la opini¨®n de que los problemas heredados por el Gobierno de Pinochet son principalmente dos: la desigual distribuci¨®n de la renta y el desmantelamiento del aparato estatal.Por lo que se refiere a la redistribuci¨®n de la renta, los estudios demuestran c¨®mo de cada 100 pesos de beneficios, en los ¨²ltimos 10 a?os, 80 se han distribuido entre el 20% de los ciudadanos m¨¢s ricos: la riqueza se ha ido concentrando en pocas manos, aumentando as¨ª la desigualdad social y el descontento de las clases marginadas.
El desmantelamiento del aparato estatal, y de los servicios p¨²blicos dependientes, se ha concretado en una pol¨ªtica de privatizaci¨®n de los servicios sanitarios, educativos y de transportes. Esto ha supuesto para el usuario, sobre todo y especialmente en el servicio sanitario, un incremento de los costes y una dr¨¢stica reducci¨®n de la calidad de los servicios ofrecidos.
La situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es conocida incluso en el extranjero. Los indicadores macroecon¨®micos generalmente son positivos, muy positivos si se comparan con el resto de los pa¨ªses del Cono Sur. La inflaci¨®n no super¨® el 20% (diciembre de 1989). La deuda exterior es elevada: cerca de 16.800 millones de d¨®lares estadounidenses, pero el pa¨ªs muestra una evidente tendencia al desarrollo: el PNB en 1989 aument¨® un 11%, con un crecimiento anual del 7%. Los empresarios se muestran optimistas en relaci¨®n al futuro inmediato pero, como todos, m¨¢s preocupados por la dif¨ªcil situaci¨®n que por la situaci¨®n econ¨®mica bastante estable.
En la vertiente pol¨ªtica, el cuadro es bastante complejo. De la situaci¨®n general surgen dos problemas centrales, dos cuestiones a las que deber¨¢ enfrentarse el pr¨®ximo Gobierno: a) reconstrucci¨®n del sistema pol¨ªtico y su modus operandi; b) gesti¨®n de la emergente demanda social. Paralelamente a estos problemas, surge la inc¨®gnita sobre la forma que adoptar¨¢n las relaciones entre el r¨¦gimen anterior y el apenas instaurado e, incluso, entre Gobierno y oposici¨®n.
Primer obst¨¢culo
La reconstrucci¨®n del sistema pol¨ªtico es el primer obst¨¢culo evidente que hay que superar. La fragmentaci¨®n, o incluso la desaparici¨®n, de los agentes pol¨ªticos es un efecto de los 16 a?os del r¨¦ginien anterior. La proliferaci¨®n de partidos pol¨ªticos en el pa¨ªs se explica si tenemos en cuenta que estos sujetos, en el pasado, siempre resolv¨ªan las controversias internas s¨®lo en el plano ideol¨®gico y no pragm¨¢tico; es decir, cada divergencia no pod¨ªa concretarse en un acto pol¨ªtico operativo y, como tal, comprobado y discutido por su eficacia; sin embargo, esta divergencia se convert¨ªa en una discrepancia ideol¨®gica, origen de una escisi¨®n interna dentro del propio partido. Esta fragmentaci¨®n del sistema pol¨ªtico "clandestino" se vio de manera evidente cuando alrededor de la concertaci¨®n se agruparon 17 partidos. Ahora, lo primero que necesita el sistema, si quiere hacer pol¨ªtica, es renovarse de forma m¨¢s compacta y operativa. Junto al problema de la reconstrucci¨®n de los agentes pol¨ªticos est¨¢ el modus operandi de ¨¦stos, en base a la Constituci¨®n de 1980, al tener que legislar negociando con la oposici¨®n de la derecha, debido al peso que ¨¦sta conserva en el Senado. Este aspecto adquiere especial importancia dado el comportamiento de Pinochet en los ¨²ltimos meses. ?ste, de hecho, emprendi¨® una cauta pol¨ªtica, cuyo objetivo fue debilitar el poder pol¨ªtico real del Gobierno democr¨¢tico. Esto ha sido posible principalmente gracias a la venta de la mayor parte de los bienes del Estado a las Fuerzas Armadas o a privados complacientes y al hecho de dejar todo bien legislado.
Esta ¨²ltima actividad ha contribuido a crear un poder paralelo al Gobierno de Aylwin ampliamente controlado por Pinochet. Adem¨¢s, el cambio de estas leyes, al requerir una mayor¨ªa reforzada, obliga al Gobierno, si no quiere aceptar este empobrecimiento del poder real, a buscar un acuerdo con la oposici¨®n paramodificarlas. La negociaci¨®n, por tanto, es imprevisible y potencialmente desestabilizadora para la concertaci¨®n si, como parece, los puntos a discutir ser¨¢n los derechos humanos y los "errores" del r¨¦gimen anterior.
La gesti¨®n de la emergente demanda social es la segunda cuesti¨®n que hay que resolver. Los numerosos problemas est¨¢n en relaci¨®n a la pluralidad de temas cuya matriz se debe buscar en la necesidad de resolver un conjunto de necesidades, generalmente no expresadas, o no recibidas por el Gobierno, durante los ¨²ltimos 16 a?os: en especial, se demanda una reorganizacil¨®n de los servicios p¨²blicos (sanidad, educaci¨®n, pensiones) y una racionalizaci¨®n de los ya existentes (transportes). En otro nivel estar¨ªa el gran problema de los derechos humanos, o mejor de c¨®mo responder a su violaci¨®n durante el r¨¦gimen anterior, indagando y promoviendo acciones; contra quienes se han hecho responsables de las violencias.
Abanico de demandas
Este abanico de demandas presiona al nuevo Gobierno. En este momento no parece probable que el descontento sea. dirigido por el partido comunista, o por otros extremismos que est¨¢n al margen; sin embargo, podr¨¢ crecer de manera progresiva en la medida en que el Gobierno, en el que se ha puesto toda la confianza, no responda a sus necesidades. Desde esta perspectiva es fundamental, para la estabilidad del pa¨ªs, que la gente sea capaz de posponer la satisfacci¨®n de sus propias necesidades a la consecuci¨®n de los objetivos pol¨ªticos de la concertaci¨®n.
Sobre estas sint¨¦ticas notas se puede intentar adelantar algunas hip¨®tesis sobre el inmediato futuro de Chile. Los primeros meses de gobierno probablemente se dedicar¨¢n a la reconstrucci¨®n del sistema pol¨ªtico y a la operatividad del propio Gobierno. Se deber¨¢n establecer las bases en la relaci¨®n con la oposici¨®n y la cuota de negociaci¨®n aceptable para poder llevar a cabo las reformas sociales.
En esta fase ser¨¢ dif¨ªcil desarrollar pol¨ªticas concretas en respuesta a la demanda social. Por tanto, el mantener esta fase darante tiempo significar¨ªa: inestabilidad en las relaciones internas del Gobierno, ocasi¨®n para que surja una izquierda al margen de la concertaci¨®n, p¨¦rdida de prestigio por parte del Gobierno hacia la opini¨®n p¨²blica y fortalecimiento de la oposici¨®n de la derecha.
Siempre en esta fase, se deber¨¢ prestar una constante atenci¨®n a la econom¨ªa: una buena econom¨ªa es la herencia de la que alardea la derecha. Se espera un retroceso pero debe ser contenido: la tendencia al desarrollo debe mantenerse en torno a un incremento del PNB anual de un 5%.
El feedback Gobierno-opini¨®n p¨²blica todav¨ªa debe ser constante y eficaz: el compromiso de la opini¨®n p¨²blica frena el riesgo de que ¨¦sta se aleje del Gobierno por no haber llevado a cabo una pol¨ªtica social.
El papel de Pinochet ser¨¢, posiblemente, indirecto. A trav¨¦s de la acci¨®n de la derecha en el Parlamento y, por supuesto, por medio de su automanifestaci¨®n de guardi¨¢n de la ley. Todo deber¨¢ ser hecho seg¨²n la ley que, como se ha visto, favorece al anterior r¨¦gimen. Cuanto m¨¢s breve sea la fase anteriormente citada, mayor ser¨¢ la probabilidad de una estabilidad futura del pa¨ªs.
En esta larga etapa de refuridaci¨®n democr¨¢tica, la cooperaci¨®n internacional podr¨ªa ser de gran ayuda. Las necesidades que parecen surgir con fuerza requieren una respuesta articulada en varios niveles: las instituciones de Gobierno, las organizaciones empresariales y sindicales y las instituciones educativas.
es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Cat¨®lica de Mil¨¢n.Traducci¨®n: Clara de Marco.
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