El sol sale por el Este
A un a?o de las elecciones polacas, el ex 'bloque socialista' intenta una dif¨ªcil transici¨®n parlamentaria
Ma?ana se cumple un a?o de las elecciones parlamentarias polacas que abrieron el ciclo de la transici¨®n en el Este europeo. Mientras, la segunda vuelta de las elecciones b¨²lgaras, que se celebra hoy, cierra el c¨ªrculo, aun cuando en Yugoslavia -Estado federal- el proceso s¨®lo abarca hasta el momento a Eslovenia y Croacia. La transici¨®n del otrora denominado bloque de pa¨ªses socialistas ha emprendido su incierta marcha. Sin embargo, la renovada crisis de violencia en Rumania vuelve a se?alar la complejidad del proceso, donde quedan por definir problemas clave.
El rasgo com¨²n de las siete naciones en transici¨®n -Polonia, Hungr¨ªa, Checoslovaquia, Rumania, Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), Bulgaria y Yugoslavia- es el haber adoptado sistemas de gobierno parlamentarios. La norma del proceso ha sido la derrota electoral de los herederos de los viejos partidos comunistas, desprestigiados por el v¨ªvido recuerdo de la represi¨®n y la escasez de bienes. La excepci¨®n ha sido Bulgaria, donde el comunismo reconvertido arras¨® en las elecciones.En Rumania, el Frente de Salvaci¨®n Nacional (FSN) -heredero del aparato del Estado y del partido comunista de Ceausescu- ha barrido en ambas vueltas electorales, finalizadas el 17 de junio. El r¨¦gimen del presidente Ion Iliescu ha mostrado la inestabilidad propia del populismo, apoyado parcialmente en el movimiento obrero, a quien ha prometido no liquidar conquistas sociales, para regimentar a la oposici¨®n.
Orden cronol¨®gico
Por Drden cronol¨®gico, Polonia fue la primera en acercarse al rescoldo parlamentario. Para este trance, oposici¨®n y comunistas (Partido Obrero Unificado de Polonia, POUP) pactaron un sistema de transici¨®n que s¨®lo puso enjuego el 35% de los esca?os de la C¨¢mara baja, dejando al POUP el 65% y la presidencia del pa¨ªs. Solidaridad, basado en el otrora sindicato clandestino, arras¨® con el 35% de los esca?os en liza y con los puestos de la nueva C¨¢mara alta. Sin embargo, el Gobierno salido de las elecciones sufre las contradicciones propias de un partido basado en los sindicatos. Su dirigente, Lech Walesa, de origen sindical, aspira a la presidencia y desea que se anticipen las correspondientes elecciones, objetivo resistido por el primer ministro, Tadeusz Mazowiecki, que teme ver a un sindicalista en la jefatura del Estado en un pa¨ªs sujeto a convulsiones sociales.Mientras, Hungr¨ªa, a pesar de la supremac¨ªa del Foro Democr¨¢tico, muestra un dise?o pol¨ªtico m¨¢s claro, con una tendencia al bipartidismo y un espectro m¨¢s francamente a la derecha. Checoslovaquia tiene otro de los escenarios menos turbulentos de la transici¨®n, que ha hecho que se denomine revoluci¨®n de seda a la ca¨ªda del viejo r¨¦gimen. Lo cierto es que el agrupamiento de centro-izquierda bautizado como Foro C¨ªvico ha sido construido alrededor de personalidades de la oposici¨®n checa y responde claramente a las expectativas de la sociedad, que desconf¨ªa de los partidos.
La transici¨®n m¨¢s claramente encarrilada es la germana, porque acabar¨¢ asimilada a la RFA mediante la unificaci¨®n. El esquema, sin embargo, depende ya de una amplia negociaci¨®n que involucra a los pa¨ªses triunfantes en la II Guerra Mundial y a la propia estructura y organizaci¨®n de la OTAN y el Pacto de Varsovia.
El proceso tiende al equilibrio claramente en Hungr¨ªa, la RDA y Checoslovaquia, donde la posibilidad de grandes convulsiones sociales parece conjurada por la mano bals¨¢mica de la asistencia financiera de la Comunidad Europea. Una posici¨®n intermedia es la de Polonia, con un doloroso saneamiento econ¨®mico. Rumania persiste en un cono de sombra, mientras Bulgaria deber¨¢ afrontar transformaciones que pueden llevar al descr¨¦dito al triunfante partido socialista. Mientras, Yugoslavia, en el cintur¨®n sanitario de la CE, enfrenta como m¨¢ximo riesgo el estallido de las nacionalidades que constituyen la federaci¨®n.
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