Colombia ofreci¨® el minuto m¨¢s intenso
A. M. R. Colombia le rompi¨® los nervios a la RFA y aprovech¨®, como el ag¨®nico que se agarra a la vida, todos y cada uno de los resquicios que pueden encontrarse en una selecci¨®n que hasta ahora hab¨ªa arrasado. Pr¨¢cticamente se gan¨® la clasificaci¨®n para los octavos de final (deber¨¢ esperar a las dos ¨²ltimas jornadas de la primera fase) fuera de tiempo, cuando parec¨ªa que ten¨ªa que buscar un tel¨¦fono para confirmar el billete de vuelta a su pa¨ªs. A s¨®lo dos minutos del final, un gol de Littbarski estuvo a punto de acabar con toda la inteligente labor de zapa de los suramericanos. Ya est¨¢bamos despidi¨¦ndonos de Higuita, el delantero m¨¢s exhibicionista del Mundial, cuando Colombia rubric¨® su perfecto partido. Y no pudo ser de otra forma. Pasando dos minutos del Final, Rinc¨®n se encontr¨® frente al portero Illgner y le bati¨® con un t¨²nel. Illgner esperaba un ca?onazo, y no tuvo tiempo de ver c¨®mo el bal¨®n le pasaba entre las piernas. Era la ¨²ltima demostraci¨®n ofrecida ayer por Colombia de que la inteligencia puede con la fuerza. Ese gol, adem¨¢s, pas¨® a clasificar matem¨¢ticamente a Colombia para octavos de final. Porque, un minuto antes, Colombia estaba matem¨¢ticamente eliminada del Mundial. Fue el minuto m¨¢s intenso vivido hasta el momento.Jugando al toque en s¨®lo 20 metros, moviendo el bal¨®n r¨¢pidamente y con tranquilidad, Colombia construy¨® una tupida red en el centro del campo que des concert¨® por completo a los alemanes, que s¨®lo entienden el f¨²tbol al m¨¢ximo rendimiento. Colombia ralentiz¨® el ritmo desde el primer minuto y destroz¨® la presi¨®n de los alemanes con una buena t¨¦cnica. S¨®lo fall¨® en un aspecto, que ya viene siendo habitual. No hay nadie en su delantera que sepa utilizar la puntilla. Ayer dispuso de tres ocasiones clamorosas, y fall¨® las tres. S¨®lo acert¨® Rinc¨®n cuando el verdugo estaba apretando la soga.
Colombia decidi¨® el ritmo y el espacio del partido. Acort¨® la distancia entre las l¨ªneas y redujo el campo de juego a la m¨ªnima expresi¨®n. Dej¨® que las fuerza se concentrasen en un ¨¢rea reducid¨ªsima, y fren¨® los movimientos de V?ller y Klinsmann con una zona perfectamente organizada, en la que Higuita ejerc¨ªa de l¨ªbero adem¨¢s de cumplir con el tradicional trabajo del portero Cuando logr¨® su objetivo, Colombia comenz¨® a irritar a los alemanes. Estos se lanzaban como locos hacia un rival, cuando el bal¨®n ya hab¨ªa salido hacia otro. A los alemanes les sobraba fuerza. A los colombianos, inteligencia. En el f¨²tbol, no es necesario correr para que el bal¨®n vaya deprisa, y ese axioma fue aplicado por los colombianos. La irritaci¨®n alemana alcanz¨® su m¨¢ximo nivel en la primera parte. No entend¨ªan nada. Valderrama, ?lvarez, Rinc¨®n, Fajardo y G¨®mez pod¨ªan pasarse el bal¨®n durante mucho tiempo sin que los alemanes lograsen otra cosa que correr detr¨¢s de ¨¦l. La situaci¨®n se fue agravando para los hombres de Beckenbauer, que incluso perdi¨® su impert¨¦rrita postura ayer, con otros peque?os detalles picarescos de los suramericanos. Por ejemplo, Higuita a?adi¨® a su faceta de l¨ªbero la de driblador y la de lanzador de faltas desde fuera del ¨¢rea. S¨®lo falt¨® un penalti para que cumpliese su palabra de pararlo todo y marcar el tanto de la victoria. Cada vez que se acercaba un rival, se divert¨ªa elevando el bal¨®n por encima de su cabeza. Los alemanes no entend¨ªan nada. Cre¨ªan que les estaban tomando el pelo. Y algo de eso hab¨ªa.
Colombia se sab¨ªa inferior pero su perfecto trabajo de zapa de las cualidades alemanas habr¨ªa merecido una recompensa mayor. Fajardo (m. 22), Estrada (m. 26 y 54) fallaron sus remates cuando nada les separaba de la red alemana. Colombia estuvo a punto de pagar esos errores. En la segunda parte, Alemania, ya clasificada, renunci¨® a su personalidad y se dej¨® llevar por el vaiv¨¦n suramericano. Parec¨ªa que se conformaba con mantener la compostura, pero fue cuando mejores ocasiones tuvo. Matth¨¢us elev¨® un bal¨®n sobre Higuita (m. 75) que se estrell¨® en el larguero, y Littbarski marc¨® un gol en el minuto 88 que enviaba a casa a la selecci¨®n m¨¢s amada por Arrigo Sacchi, el t¨¦cnico del Milan. No hubiese sido justo, y el t¨²nel de Rinc¨®n lo impidi¨®.
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