Pan, amor y asilo
Los napolitanos hospedan en sus casas a los seguidores rumanos
Las tiendas del Ej¨¦rcito donde han sido instalados los rumanos que vinieron a N¨¢poles para seguir a su selecci¨®n est¨¢n un poco por todas partes en Telese Terme y sus alrededores. En el mismo parque de las Terme hay bastantes: "Pero aqu¨ª s¨®lo permanecen durante el d¨ªa y guardan sus cosas. Por la noche los vecinos venimos a buscarlos y los llevamos a dormir a nuestras casas". Antonio y Gabrielle montan guardia para impedir que molesten a sus hu¨¦spedes.
La mayor¨ªa de los 1.200 seguidores del Rumania -que llegaron invitados por el municipio, como gesto de simpat¨ªa hacia un pa¨ªs que pasa momentos tan dif¨ªciles- podr¨¢ prorrogar su permiso de salida hasta el 8 de julio, dado que la selecci¨®n ha pasado a los octavos de final. Sin embargo, hay m¨¢s de 100 que no quieren volver a su tierra.El viernes pasado una comisi¨®n plante¨® el problema ante la Embajada rumana en Roma, y el lunes lo hicieron en la jefatura de polic¨ªa de Telese Terme, en donde las autoridades han tomado todas las precauciones para que el asunto llegue a buen t¨¦rmino, y sobre todo para que estos rumanos disidentes y aterrados no sufran represalias. Porque la hinchada no la forman s¨®lo dem¨®cratas y revolucionarios, como gustan de llamarse a s¨ª mismos los que quieren quedarse y otros que s¨®lo volver¨¢n porque tienen all¨ª familia. Hay esp¨ªas, hay Securitate, y nadie sabe qui¨¦nes son.
"Ceausescu kaput", es la frase de presentaci¨®n de los que quieren quedarse. Apenas hablan italiano, s¨®lo lo que han aprendido durante estos d¨ªas, pero la gente del pueblo se las arregla para entenderles, y act¨²an adem¨¢s como int¨¦rpretes.
Futuro
Victoriou, 41 a?os, que trabaja en Bucarest como t¨¦cnico de aprovisionamiento y que tiene un hermano en Nueva York, cuenta que Italia es s¨®lo una etapa en su futuro: "Primero ir¨¦ a Am¨¦rica, y all¨ª mi hermano, que es due?o de un cami¨®n, me dar¨¢ dinero y podr¨¦ regresar a Bucarest a buscar a mi mujer". Victoriou acaba de estar en Tur¨ªn haciendo unas gestiones y le han robado el equipaje y la guitarra. "Y pensar que en Rumania le dijeron que los ladrones somos los del sur, y fijese c¨®mo los hemos acogido. En Telese, el m¨¢s pobre se ha gastado 100.000 liras (unas 9.000 pesetas) en ellos", comenta Gabrielle con satisfacci¨®n. Y Antonio, que por simpat¨ªa con la media lengua de los rumanos utiliza los infinitivos de su napolitano, asiente: "Andare Torino e fregarle guitarra. Telese nuova guitarra". En efecto, han hecho una colecta para que Victoriou pueda seguir anim¨¢ndoles las veladas.
Niko, 60 a?os, volver¨¢ a Bucarest porque all¨ª tiene un restaurante. Es uno de los propietarios privados autorizados por el Gobierno: "Pero soy revolucionario. En diciembre, a escondidas, yo preparaba comida para ellos". Y hace el gesto de cortar un salchich¨®n.
Un muchacho alto y rubio, que se llama Nelu, con cadena de oro al cuello y pulserita en la mu?eca, me lleva aparte: "Los mineros hicieron bien pegando a los estudiantes", dice en voz baja. "Estos que piden asilo son unos vagos que no quieren trabajar". Luego los otros me cuentan: "S¨ª, Nelu, uf. Trabaja en la secretar¨ªa de Petre Roman. Entre nosotros hay muchos infiltrados. Hay que tener cuidado".
Para acabar exponen su idea de la felicidad: "Democracia y libertad. Nada de pol¨ªtica. S¨®lo queremos trabajar, comer y tener d¨ªas libres. Como aqu¨ª, en Italia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.