La fe condujo a Costa Rica a su mayor ¨¦xito
La fe parece que mueve monta?as hasta en el f¨²tbol. Los jugadores de Costa Rica, que son profundamente religiosos, sobre todo su guardameta Conejo, que suele arrodillarse en el c¨¦sped para dar gracias a Dios, se clasificaron ayer por primera vez en su historia para los octavos de final de un Campeonato del Mundo. Su pase a la siguiente ronda la consiguieron al vencer a Suecia en un emocionante partido que el conjunto centroamericano parec¨ªa que ten¨ªa perdido. Tras este resultado, Suecia, uno de los cuadros que se presum¨ªa que podr¨ªa constituirse en revelaci¨®n a la espera de ser anfitri¨®n de la Eurocopa 92, qued¨® eliminada y Costa Rica termin¨® la segunda en el grupo gracias al triunfo de Brasil sobre Escocia.Cuando Ekstr?m, en el minuto 32, aprovech¨® un rechazo de Conejo y marc¨® para Suecia, se pens¨® que el encuentro estaba sentenciado y que Costa Rica no seguir¨ªa los pasos de Camer¨²n Pero hubo un milagro en el estadio Luigi Ferrari y de los grandes. Un milagro a base de fuerza, tenacidad, sentido de la orientaci¨®n futbol¨ªstica y, especialmente, confianza en sus propias fuerzas por parte del cuadro costarricense, que nunca desfalleci¨®, ni siquiera cuando el colegiado le priv¨® de un penalti claro.
Hasta ese minuto. Suecia hab¨ªa dominado la situaci¨®n buscando afanosamente una victoria por al menos dos goles de diferencia, la que le har¨ªa clasificarse siempre y cuando Brasil cumpliese con su condici¨®n de favorito y se impusiera a Escocia. Costa Rica se limit¨® durante todo ese tiempo a defenderse muy ordenadamente y con la seguridad de tener un portero tan sobrio como Conejo. Este no fall¨® ni siquiera en la jugada del gol sueco. Quien s¨ª fall¨® fue el ¨¢rbitro Petrovic, que manch¨® su excelente actuaci¨®n en esta fase final mundialista al no sancionar un derribo de Flysen a Jara inmediatamente despu¨¦s del tanto n¨®rdico.Bora Milutinovie, el t¨¦cnico yugoslavo de Costa Rica y paisano, pues, de Petrovic, decidi¨® arriesgarse en la continuaci¨®n clando entrada a un delantero m¨¢s, Medford. Esta sustituci¨®n rompi¨® el desguarnecido esquerria defensivo sueco y dio la vuelta a un partido ante la incredulidad de los espectadores y de los jugadores escandinavos, que se ve¨ªan ya en la ronda siguiente del certamen.
Pero ayer se produjo la confirmaci¨®n de la revoluci¨®n de los modestos. Costa Rica quiz¨¢ no tenga acceda a los cuartos de final porque en su camino se va a encontrar con Checoslovaquia, ese equipo que renace cada veintiocho a?os y que tan buena impresi¨®n ha causado frente a Estados Unidos, Austria e incluso, aun derrotada, Italia. Pero, en definitiva, dejar¨¢ constancia en este Mundial de su f¨²tbol sobrio y de cierta t¨¦cnica individual, de su disciplina espartana y, sobre todo, de su fe en la victoria, ¨¦sa que, en efecto, mueve las monta?as m¨¢s altas y, en apariencia, inaccesibles.
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