El peor resultado en el mejor encuentro
Dos acciones individuales rompieron la reorganizaci¨®n t¨¢ctica espa?ola
La selecci¨®n espa?ola domin¨® ayer la mayor¨ªa de las facetas t¨¢cticas que se le exigen a un equipo para ganar, excepto precisamente aquella que decide los encuentros como es la de materializar las ocasiones de gol que se generan. Dio la sensaci¨®n de que el equipo de Su¨¢rez se acerc¨® al nivel de juego que se le ha supuesto a un colectivo al que, por encima de todo, le gusta jugar a f¨²tbol.Y es que ese es un grupo de individualidades metido en un equipo que no tiene cuerpo y que, en consecuencia, vive a expensas de la capacidad de cada uno de sus componentes para decidir el resultado. En el momento en que no se produce esa eclosi¨®n individual, cuando no llegan los tres goles de una tacada de Michel, o la picard¨ªa de Butrague?o o el disparo sesgado de Mart¨ªn V¨¢zquez o el penalti a Julio Salinas, toda la disposici¨®n t¨¢ctica queda en entredicho.
Espa?a adolece de personalidad. No hay un estilo de juego definido. Julio Salinas jam¨¢s hab¨ªa so?ado con quitarle el sitio a Manolo ni Jim¨¦nez pensaba que acabar¨ªa cedi¨¦ndole su plaza a G¨®rriz. Su¨¢rez decidi¨® romper con todo su pasado en plena competici¨®n y se entreg¨® en cuerpo y alma a una reorganizaci¨®n t¨¢ctica rescatada del Madrid sin darse cuenta, por ejemplo, de que hab¨ªa descartado a Gordillo y que no contaba con jugadores zurdos -tipo Beguirist¨¢in- capaces de desbordar al contrario, ni con un ariete con la rabia de Hugo S¨¢nchez. Su¨¢rez intent¨® simplemente paliar la falta de mentalidad defensiva de la l¨ªnea de medios reforzando la defensa.
La buena disposici¨®n an¨ªmica de los jugadores espa?oles les permiti¨® ayer maniatar al rival. Espa?a, muy concentrada, no dej¨® pensar a Yugoslavia, una selecci¨®n an¨¢rquica pero plagada de jugadores con talento. El grupo de Su¨¢rez estuvo mejor colocado sobre el campo, supo presionar al rival a la salida de su propia ¨¢rea (ver gr¨¢fico) y result¨® m¨¢s agresivo y especialmente diligente en las aperturas por las bandas. Los remates de Roberto, in¨¦dito en ataque hasta el momento, fueron una muestra. Espa?a marc¨® siempre el ritmo.
Los errores
Y, en contrapartida, reiter¨® problemas t¨¢cticos presumibles. Villarroya, por ejemplo, comenz¨® persiguiendo a Stojkovic, dejando un vac¨ªo alarmante en su banda izquierda, por el que se originaron la mayor¨ªa de ataques yugoslavos (ver gr¨¢fico). Su¨¢rez, que no di¨® la sensaci¨®n de dominar el encuentro y se comport¨® como un aficionado m¨¢s, sac¨® a Jim¨¦nez, aprovechando la lesi¨®n de Andrin¨²a, colocando a Villarroya en una demarcaci¨®n inaudita de volante derecho, primero, y zurdo despu¨¦s, para agilizar las maniobras de Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez.
Hubo otro error b¨¢sico que pone tambi¨¦n en duda el trabajo desarrollado en los entrenamientos. Espa?a muri¨® a bal¨®n parado. Ayer encaj¨® el tercer gol de falta en cuatro partidos y, por otra parte, no supo aprovechar ninguno de los 16 saques de esquina que lanz¨®. Nadie entendi¨® tampoco el por qu¨¦ se sustituy¨® a Butrague?o con el encuentro en el aire si precisamente el temor que ir.spira esa selecci¨®n es producto de la aureola que rodea a la Quinta del Buitre.
Lo curioso de este equipo es que perdi¨® precisamente el d¨ªa en que mereci¨® ganar. Yugoslavia, una selecci¨®n parecida a la espa?ola, gan¨® porque, a diferencia de su rival, sus individualidades no perdonaron. Zubizarreta y la fortuna salvaron al equipo espa?ol de la derrota frente a Uruguay y Michel gan¨® el partido contra Corea. Ayer, la maestr¨ªa de dos yugoslavos (Vujovic, Stojkovic) acab¨® con ellos.
Nadie duda de que Su¨¢rez no ten¨ªa otra alternativa que confiar la selecci¨®n a la Quinta del Buitre, pero habr¨¢ siempre quien le recriminar¨¢ la elecci¨®n de alguno de sus acompa?antes. El problema fue que el seleccionador no supo dotar a esta generaci¨®n de un estilo internacional.
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