De la subasta al almac¨¦n
Los multimillonarios japoneses ocultan los cuadros de Van Gogh, Renoir, Picasso y Monet
Reunir arte por prestigio o por exigencia social, por inversi¨®n o por codicia, son razones suficientes para que un japon¨¦s pudiente no se pare en prendas y se gaste en menos de una semana m¨¢s de 16.000 millones de pesetas por dos cuadros de pintores impresionistas. "Mientras pueda, seguir¨¦ haci¨¦ndolo", ha dicho Ryoei Saito. El gasto de este multimillonario de 74 a?os, propietario de una firma papelera, que no ha expuesto al p¨²blico sus cuadros de Van Gogh y Renoir, es uno m¨¢s en la locura que se ha desatado en Jap¨®n desde hace cinco a?os por la compra de obras de arte.
Muchos de los lienzos que adquieren los nuevos ricos, que abundan en este pa¨ªs, est¨¢n guardados en sus casas o expuestos en museos creados como filiales de sus empresas, pero no pocos se encuentran amontonados en almacenes, como una mercanc¨ªa a la que todav¨ªa no se le ha dado una utilidad. Yomiuri Shimbun, el diario de mayor circulaci¨®n en Jap¨®n, public¨® las fabulosas sumas conocidas que pagan en las subastas los japoneses son s¨®lo la punta del iceberg, porque existen innumerables canales secretos por donde llega el arte.Un experto asegur¨® a Yomiuri que muchas obras se hallan depositadas en almacenes cercanos a la bah¨ªa de Tokio. "A m¨ª todo esto me parece incorrecto. Esta gente ha encarecido el arte hasta extremos de locura, y, con ello se est¨¢ perjudicando tambi¨¦n a la pintura japonesa", opina Fumiko Egashira, propietaria de una galeria del centro de Tokio, a la que bautiz¨® con el nombre de Catalu?a y que fund¨® hace un a?o para promocionar la obra de j¨®venes pintores catalanes.
"Pero no hay ninguna ley que obligue al due?o de un cuadro a tener que exponerlo p¨²blicamente", reconoce Egashira. Seg¨²n ella, Jap¨®n ha imitado a los norteamericanos en la compra de arte: "Cuando nos hicimos ricos, comenzamos a comprar cuadros, pero, a diferencia de Estados Unidos, aqu¨ª apenas hay expertos, y los que compran, lo hacen guiados por el precio. No es m¨¢s que una inversi¨®n".
Hasta hace cinco a?os, los compradores de cuadros en Jap¨®n eran especialmente los m¨¦dicos o los presidentes de peque?as compa?¨ªas de exportaci¨®n-importaci¨®n. Pero ahora son las grandes inmobiliarias y las personas que han hecho enormes fortunas con la especulaci¨®n del suelo y la bolsa quienes han decidido poner el ojo en el arte, con igual sensibilidad que la de comprar un lujoso Rolls Royce o un castillo en Europa.
Ryotel Salto, presidente retirado de Daishowa Paper Manufacturing, la segunda firma papelera mayor del pa¨ªs, estableci¨® el pasado mayo, en Nueva York, una marca mundial al comprar El retrato del doctor Gachet, de Vincent van Gogh, por 82,5 millones de d¨®lares (unos 8.500 millones de pesetas), m¨¢s del triple del valor tasado oficialmente por la galer¨ªa Christie's. Dos d¨ªas despu¨¦s, pag¨® 78,1 millones de d¨®lares por Au moulin de la Galette, del franc¨¦s Pierre Auguste Renoir.
Quiebra
Fueron dos caprichos de este multimillonario dispuesto a hacerse con toda la pintura que le guste. "Para m¨ª, este caso es preocupante, porque es el de alguien que especula con el arte", dice la galerista Egashira. Saito vendi¨® hace nueve a?os casi toda su colecci¨®n, valorada por algunos en 1.000 millones de d¨®lares, para sacar de la quiebra a su empresa. Varios de sus cuadros de entonces eran de pintores japoneses. Nadie descarta que ahora tenga que volver a hacerlo. Las dos fabulosas joyas art¨ªsticas que adquiri¨® en Christie's, a trav¨¦s del galerista Hideto Kobayashi, las pag¨® con un pr¨¦stamo bancario.?Cu¨¢l es el lugar que reservan las empresas o los coleccionistas en Jap¨®n para las compras de arte? Depende de las circunstancias y de los objetivos que tenga el comprador. El retrato del doctor Gachet y Au moulin de la Galette, por ejemplo, es probable que no sean vistos m¨¢s por el p¨²blico. Saito hab¨ªa insinuado el deseo de que fueran a parar a un peque?o museo de Shizuoka, en el centro de Jap¨®n, lugar en el que naci¨® y del cual es un hermano suyo gobernador provincial. Pero parece que ha cambiado de opini¨®n ante la falta de capacidad del edificio.
Nobutaka Shikanai, presidente de Fujisankei Communications, un emporio de las comunicaciones que controla la mayor red nacional de emisoras de radio, un canal de televisi¨®n y un diario, es otra figura p¨²blica que ha volcado su dinero en la adquisici¨®n de obras de arte. La compa?¨ªa tiene un impresionante museo al aire libre cerca del monte Fuji, en el que ha logrado reunir pintura y escultura modernas de autores de renombre.
Las empresas niponas compran en las subastas Internacionales directamente, o a trav¨¦s de galeristas, colecciones de pintura, en especial de Impresionistas y posimpresionistas, y fundan luego un museo. Tener un museo por razones de prestigio como si fuera una filial o por ventajas fiscales. Se estima que m¨¢s de medio millar de museos privados han nacido de este modo en los ¨²ltimos 10 a?os.
Yasuo Goto, propietario de Yasuda Fire and Marine Insurance, la segunda firma aseguradora japonesa m¨¢s importante, es otro ejemplo cl¨¢sico de acaparar arte a golpe de talonario con fines publicitarios. En 1986 pag¨® por dos renoir tres millones de d¨®lares, y un a?o despu¨¦s estableci¨® un r¨¦cord mundial al comprar Los girasoles de Van Gogh por 39,9 millones de d¨®lares, m¨¢s del doble del valor tasado. El cuadro est¨¢ en el museo de arte que la firma tiene en Tokio.
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