Entre dos fuegos
El impuesto sobre bienes inmuebles acusar¨¢ la revisi¨®n del valor catastral
En el a?o 1991 estar¨¢ preparada una segunda revisi¨®n de los valores catastrales de 10 millones de inmuebles urbanos en 500 municipios. El objetivo es acercar su valor al de mercado en un 70%, con efectos tributarios en 1991. Los ayuntamientos tienen, pues, hasta final de a?o para decidir si aumentan el impuesto sobre bienes inmuebles o si rebajan hasta la cuarta parte sus posibilidades recaudatorias. Todos estos cambios se producir¨¢n, precisamente, en un a?o en el que se tienen que realizar elecciones municipales.
La revisi¨®n de los valores catastrales, una tarea minuciosa en la que trabaja Hacienda desde el a?o 1984, ha empezado a dar resultados visibles, aunque desiguales. Desde entonces hasta ahora, el valor oficial de los inmuebles urbanos ha pasado de 15,8 billones de pesetas a 42,4 billones el pasado a?o.Sin embargo, todav¨ªa queda un camino por recorrer hasta situar el valor catastral de los inmuebles en el 70% de su precio de mercado.
Este objetivo se perseguir¨¢ este a?o en 500 municipios en una segunda revisi¨®n de los valores catastrales en unos diez millones de inmuebles, aproximadamente la mitad de los que actualmente se encuentran censados en Espa?a.
El problema b¨¢sico ha surgido porque el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda quiere que esta segunda revisi¨®n surta efectos tributarlos a partir de 1991. Los ayuntamientos tendr¨¢n que aplicar el impuesto sobre bienes inmuebles sobre bases imponibles superiores, y ello se producir¨¢ en un a?o de elecciones municipales.
La consecuencia es que, de esta forma, se puede hasta triplicar la presi¨®n fiscal por este tributo en el caso de que los ayuntamientos apuren al m¨¢ximo sus posibilidades recaudatorias.
Los propios ayuntamientos intentaron un aplazamiento por un a?o. Sin embargo, la solicitud no surtido efecto alguno al no ser admitida por el Gobierno, tal como ha explicado el secretario de Estado de Hacienda, Jos¨¦ Borrell. La reforma fiscal en marcha exige, seg¨²n Borrell, un catastro lo m¨¢s actualizado posible, por su incidencia en una mayor recaudaci¨®n por el impuesto sobre el patrimonio y la renta. En el IRPF, los contribuyentes tienen que declarar como ingresos el 2% del valor catastral de su vivienda, por lo que un incremento de este valor se traduce tambi¨¦n en una mayor recaudaci¨®n.
Decisi¨®n pol¨ªtica
La decisi¨®n pol¨ªtica est¨¢, pues, en manos de los ayuntamientos. Una modificaci¨®n introducida a ¨²ltima hora en el decreto de Medidas Urgentes por el que se prorrog¨® el presupuesto del Estado del pasado a?o, permiti¨® a los ayuntamientos rebajar hasta la cuarta parte el tipo del impuesto sobre bienes inmuebles establecido(0,4%). Esta posibilidad qued¨® limitada a los ayuntamientos en los que se hubiera producido la revisi¨®n de los valores catastrales.En estas circunstancias, los ayuntamientos quedan cogidos entre dos fuegos. Por una parte, 1991 ser¨¢ un a?o de elecciones municipales, por lo que muchos ayuntamientos no se inclinar¨¢n por perder votos por la v¨ªa de un aumento de los impuestos. Pero, por otra parte, el endeudamiento end¨¦mico que padecen las corporaciones locales puede hacerles caer en la tentaci¨®n de sanear las arcas municipales por el camino m¨¢s directo de subir los impuestos.
A pesar de ampliar la posibilidad de rebaja hasta cuatro veces -en la Ley de Haciendas Locales era s¨®lo de la mitad-, el margen de los ayuntamientos para anular el impacto de la revisi¨®n de los valores catastrales, no parece muy amplio.
Todo ello porque los diez millones de viviendas que se terminar¨¢n de revisar durante el presente ejercicio pueden ver aumentar su valor catastral desde un 15% hasta un 70% de su precio de mercado.
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