Un reto colectivo
Madrid, nuestra ciudad, est¨¢ inmersa en una escena internacional caracterizada por los r¨¢pidos cambios y por las profundas transformaciones pol¨ªticas y econ¨®micas. Se trata de una etapa singular en la que las oportunidades que ofrecen los nuevos escenarios constituyen un aliciente sin precedentes para asumir retos colectivos para la modernizaci¨®n y recualificaci¨®n urbana. La primac¨ªa de Madrid en el contexto nacional y su vocaci¨®n de puente entre Europa e Iberoam¨¦rica son factores clave que exigen una reflexi¨®n sobre el futuro de nuestra ciudad con amplitud de miras, ambici¨®n de planteamientos y gran sensibilidad por la escala humana y local de nuestro escenario cotidiano. Creo que es necesario en nuestra actual situaci¨®n reflexionar sobre el proyecto de ciudad al que aspiramos y asumir con decisi¨®n y valent¨ªa una estrategia ambiciosa de transformaci¨®n.En nuestros proyectos de futuro debemos considerar la ciudad y su territorio seg¨²n su valor de uso, es decir, ordenado fundamentalmente para la vida y para el disfrute de los ciudadanos. Todos somos conscientes que con demasiada frecuencia la ordenaci¨®n urbana y territorial ha sido el exponente de un pacto de intereses entre los diferentes agentes implicados. Se ha construido la ciudad como elemento de producci¨®n o mercado de intereses dando una importancia residual a la calidad de vida, al espacio urbano, a la infraestructura recreativa y dotacional y a los elementos morfol¨®gicos que configuran el marco para la relaci¨®n social. Sin duda alguna, un nuevo contexto participativo y pluralista debe posibilitar el ejercicio generalizado del "derecho a la ciudad y al territorio" y la adopci¨®n de nuevos criterios en este sentido.
Urbanismo de ideas
Otro punto de referencia fundamental para configurar un gran proyecto de futuro para Madrid es establecer mecanismos imaginativos para la participaci¨®n de los ciudadanos en la construcci¨®n de la ciudad. Las frustrantes experiencias participativas anteriores y los limitados mecanismos propuestos por la vigente Ley del Suelo son un claro exponente de la dificultad de articular esa participaci¨®n. Para posibilitar una eficaz participaci¨®n es necesaria la potenciaci¨®n del urbanismo de ideas, es decir, la propuesta sistem¨¢tica de ideas alternativas a nivel de proyecto con objeto de fomentar el debate y buscar el consenso respecto al futuro de la ciudad. La posibilidad de consensuar el que la ciudad sea de una determinada forma expresada en proyectos comprendidos y asumidos es una garant¨ªa para lograr la identificaci¨®n de los ciudadanos con la imagen de la ciudad actual y futura. Renunciar a la participaci¨®n es renunciar a la capacidad creativa de un pueblo y a la legitimidad de un modelo de ciudad que pueda ser asumido con generalidad.
Un gran proyecto de ciudad para Madrid exige una profundizaci¨®n en los aspectos b¨¢sicos de nuestra cultura urbana. En particular, el espacio urbano debe ser el elemento protagonista del dise?o de la ciudad. Tras la desafortunada experiencia funcionalista asociada a una ruptura y desarticulaci¨®n de los tejidos urbanos debemos intentar recuperar desde nuestro espec¨ªfico, estadio cultural el v¨ªnculo con nuestra tradici¨®n proponiendo tipolog¨ªas de espacio urbano que permitan una vida social rica y variada. El ¨¦nfasis en la forma urbana y la preocupaci¨®n desde la Administraci¨®n por los aspectos morfol¨®gicos de la ciudad es tambi¨¦n algo irrenunciable. La continuidad y permanencia hist¨®rica de la forma de la ciudad contrasta con lo coyuntural y pasajero de ciertas condiciones administrativas o pol¨ªticas, y, por ello, su configuraci¨®n debe gozar de una atenci¨®n prioritaria y coherencia propia. Asimismo, el obtener una imagen urbana legible, identificable y con un significado propio es un reto importante que permitir¨¢ conectar este proyecto de futuro para Madrid con la esencia de nuestras tradiciones e idiosincrasia.
Cultura de territorio
Debemos asumir tambi¨¦n una nueva cultura del territorio. La negaci¨®n del hecho metropolitano y el desprecio por el urbanismo de escala regional tan presentes en la pr¨¢ctica pol¨ªtica y profesional del planeamiento reciente en nuestro pa¨ªs implican una miop¨ªa sin precedentes en la visi¨®n de los problemas y oportunidades que se refieren a la ciudad y a su territorio. Madrid no puede estudiarse y concebirse desde la estrecha ¨®ptica de su t¨¦rmino municipal. Su vocaci¨®n de asumir funciones de m¨¢xima centralidad y difundir innovaciones y desarrollo hacia otros lugares de su regi¨®n metropolitana exigen la concepci¨®n de un modelo de ciudad en un contexto territorial amplio. En este modelo, el mantenimiento de los valores de los diferentes espacios naturales, la variedad, riqueza y complementariedad de los diferentes asentamientos, el acceso de la poblaci¨®n al territorio, los aparcamientos necesarios en el cintur¨®n de la M-40 y la creaci¨®n de un sistema de transporte p¨²blico ambicioso y coherente se configuran como puntos de referencia importantes de la vertiente territorial del gran proyecto de ciudad al que aspiramos para Madrid.
Todas estas ideas y referencias creemos que deben cristalizar en un aut¨¦ntico proyecto de ciudad y de territorio. La expresi¨®n formal, en t¨¦rminos f¨ªsicos, como proyecto concreto de las ideas de ciudad posibilita el debate, la participaci¨®n y el consenso colectivo. Adem¨¢s, se acota la incertidumbre, se facilita la atracci¨®n de actividades productivas en nuestro contexto de ¨¢reas urbanas europeas en competencia y se garantiza la propia idea de ciudad en un marco consensuado en el que el proyecto aparece como referencia, pero nunca como esquema r¨ªgido a aplicar. En definitiva, definir un gran proyecto de ciudad para el Madrid del futuro es un proyecto al que todos los madrile?os podemos aspirar y que estoy seguro que entre todos seremos capaces de configurar y construir.
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