Dos cosas a la vez

El portero preferido de Madonna, Zenga, se ha unido anoche al club de los que no pueden mascar chicle y hacer otra cosa a la vez; en su caso, parar goles. Los italianos s¨ª pueden duplicarse. Rotos de desilusi¨®n, frustrados y doloridos, se echaron a la calle no para festejar, sino para hacerse mutua compa?¨ªa. El centro de Tur¨ªn protagoniz¨® hermosas escenas de perdedores que intercambiaban toques de claxon sin chuler¨ªa ni revanchismo. S¨®lo parec¨ªan querer decirse: estamos aqu¨ª, derrotados, pero enteros.De vez en cuando, grupos de j¨®venes con la banderas y la expresi¨®n a media asta arrancaban a correr y gritar y, entonces, los polic¨ªas se pon¨ªan nerviosos y hac¨ªan ulular las sirenas. En teor¨ªa, est¨¢n en Tur¨ªn para contener a la hinchada inglesa, pero no les arredra el simple detalle de la nacionalidad del contrario.

Italia se prepar¨® anoche para amanecer sin esperanza, pero con el orgullo de ser una buena anfitriona del Mundial. Tantas perspectivas extrafutbol¨ªsticas cifradas, como siempre, en una simple copa de metal se han visto reduc¨ªdas de nuevo a cenizas. Habr¨¢ que afrontar la realidad: la magn¨ªfica organizaci¨®n arropar¨¢ el triunfo de otros. Pavarotti cantar¨¢ en v¨ªsperas de la victoria ajena.