Protegidos a la fuerza
El pasado d¨ªa 23 de junio, Marcos Pe?a publicaba un art¨ªculo en estas mismas p¨¢ginas acerca del pol¨¦mico asunto del control sindical de los contratos. En dicho art¨ªculo formulaba una serie de interrogantes dirigidos a la CEOE, interrogantes que, seg¨²n Pe?a, estaban sin responder, lo que le hac¨ªa "incapaz de entender" la postura de la CEOE en este tema y ante los cuales "s¨®lo caben Juicios de intenciones".Precisamente para satisfacer las dudas de Marcos Pe?a y para evitar que siga haciendo juicios de intenciones tan desacertados como gratuitos me apresuro a contestar a sus preguntas.
Vayamos primero a las m¨¢s importantes: "?Por qu¨¦ un ataque tan furibundo?", se pregunta Pe?a haciendo referencia a las cr¨ªticas de la CEOE al citado proyecto de control sindical de los contratos.
Yo no comparto que haya sido furibundo. Si esta denominaci¨®n puede ser utilizada para nuestras cr¨ªticas, ?cu¨¢l utilizar¨ªamos para los ataques de los representantes sindicales contra los empresarios, cuando nos han tildado de ser, entre otras cosas, inservibles, delincuentes, zorros, fraudulentos, etc¨¦tera? El otro d¨ªa, un destacado sindicalista lleg¨® a decir de la CEOE que era la anti-Espa?a, por el hecho de que protest¨¢ramos ante la OIT. Extra?a calificaci¨®n de otras ¨¦pocas pasadas efectuada por un sindicalista que al d¨ªa siguiente presentaba una queja ante la OIT por la falta de libertad de sindicaci¨®n en la Guardia Civil.
La reacci¨®n de la CEOE ha sido seria y firme, como corresponde a la gravedad de los hechos criticados. Dice Marcos Pe?a que comprende nuestro 11 malestar por no haber estado presentes, pero ah¨ª me quedo". ?Y le parece poco? ?Acaso no reviste la m¨¢xima gravedad el que se haya negociado y suscrito un acuerdo que afecta plenamente a las empresas sin que ¨¦stas hayan podido siquiera estar presentes en las negociaciones? ?No aprecia, como especialista, la importancia de la ruptura del principio del tripartismo, que debe inspirar las relaciones laborales en un pa¨ªs democr¨¢tico? El articulista tiene demostrada su formaci¨®n jur¨ªdica para saber que las cuestiones de procedimiento son, previas a las de contenido. Si un procedimiento se ha vulnerado, el juez ni siquiera entra en la materia de lo juzgado, simplemente da por nulas las actuaciones. Pues bien, lo que de entrada se ha vulnerado en este asunto ha sido el sistema de concertaci¨®n, basado en la negociaci¨®n entre la parte que trabajosamente pusimos todos en marcha al inicio de la transici¨®n. Fruto de la concertaci¨®n fue, precisamente, el Estatuto de los Trabajadores, consensuado entre los agentes sociales, que ahora se pretende cambiar, con una nueva ley en la que los empresarios no hemos tenido ni siquiera la posibilidad de opinar.
Copia b¨¢sica
"La obligaci¨®n de entregar la copia b¨¢sica", se pregunta Pe?a, "?reduce la capacidad de gar¨ªancia?, ?debilita la estructura organizativa, t¨¦cnica o productiva de la empresa?, ?afecta a la competitividad?, ?incrementa los costes de producci¨®n?, ?disminuye el tiempo de trabajo efectivo?... ?S¨ª o no?'.Rotundamente s¨ª, y paso a explic¨¢rselo a Marcos Pe?a, que por su parte no tiene ninguna obligaci¨®n- de conocer los mecanismos de la econom¨ªa de mercado, porque no es ¨¦sa, parece ser, su especialidad. La econom¨ªa de mercado se basa en la libertad de empresa, y ¨¦sta a su vez es un conjunto de otras muchas libertades espec¨ªficas que permiten al empresario asumir responsabilidad en la tarea de dirigir su empresa. La libertad de empresa es libertad para contratar, para comprar, para vender, para adecuar las neces¨ªdades de mano de obra a las cambiantes situaciones de los mercados, e incluso hasta para arruinarse.
Pues bien, el control sindical de los contratos lesiona gravemente la libertad de empresa, y concretamente la capacidad del empresario de contratar a quien considere necesario. El hecho de que los sindicatos dispongan de los contratos de los trabajadores, aunque ¨¦stos no lo deseen, y aunque casi el 90% no milite en ninguna central, les invita de hecho, y de manera forzada, a afiliarse a los mismos. La libre relaci¨®n contractual entre empresarios y trabajadores se ve as¨ª coartada y condicionada por la presencia de un tercero. Presencia impuesta, record¨¦moslo de nuevo. Tanto la libertad de contrataci¨®n del empresarlo como la libertad de sindicaci¨®n (o de no hacerlo) del trabajador se ven gravemente afectadas. ?C¨®mo no va a tener este hecho repercusiones directas en la organizaci¨®n del trabajo, en la productividad o en la competitividad de las empresas?
Una vez contestadas las preguntas de Marcos Pe?a, enuncio yo las m¨ªas: ?para qu¨¦ se ha establecido el control sindical de los contratos? Se dijo primero que era para atajar el fraude en la contrataci¨®n temporal. A la CEOE no le pareci¨® de recibo que la represi¨®n de ese supuesto fraude quedase en manos de los sindicatos, en lugar de realizarla la Inspecci¨®n de Trabajo. Lo mismo han dicho muchos inspectores de trabajo, colectivo al que por cierto pertenece Marcos Pe?a. Aceptando que ¨¦sta fuera la finalidad del control, los empresarios nos apresuramos a pedir que fuesen eliminadas las subvenciones a la contrataci¨®n temporal. A la larga se ha sabido que ¨¦sa no era la intenci¨®n del acuerdo, como lo prueba el hecho de que el control afecta a todos los contratos, no s¨®lo a los temporales.
Se nos dijo tambi¨¦n que el control era algo corriente en Europa, y en la CEOE nos aplicamos a buscar normas similares. No hemos encontrado ninguna, como era de esperar, ya que Nicol¨¢s Redondo hab¨ªa hablado de "exportar el acuerdo a Europa", y el propio ministro de Trabajo lo calific¨® hace unos d¨ªas como "novedoso" en la Asamblea General de la OIT.
Se dijo a continuaci¨®n que el control estaba contemplado en la Carta Social Europea. La CEOE se apresur¨® a declarar que aceptaba punto por punto lo que dice la Carta Social en materia de derechos de informaci¨®n a los 1rabajadores. De nuevo obtuvimos la callada por respuesta.
Y se dijo por fin que el control de los contratos se hac¨ªa para conseguir "sindicatos fuertes", algo sobre lo que Marcos Pe?a abunda en su art¨ªculo, citando incluso frases de Agnelli.
Sindicatos m¨¢s fuertes
Esta vez creemos que s¨ª dicen la verdad. El control de los contratos efectivamente har¨¢ sindicatos m¨¢s fuertes, porque los trabajadores se ver¨¢n indirectamente obligados a afiliarse a los mismos si quieren ahorrarse los problemas que se deriven de que un tercero sepa cu¨¢nto ganan, qu¨¦ condiciones de trabajo han pactado, cu¨¢ndo se prorroga su contrato, y hasta la cantidad que deben percibir en el caso de que les sea rescindido. El control de contratos, como ya hab¨ªamos adelantado, pone a los trabajadores a un paso de la afiliaci¨®n forzosa.?Son necesarios sindicatos fuertes en la sociedad actual, como dice Agnelli y repite Marcos Pe?a? Sin duda lo son, pero siempre que su fortaleza se derive de su propia capacidad de afiliaci¨®n voluntaria y de su eficacia a la hora de granjearse el apoyo de los trabajadores, es decir, de que se muevan en el modelo de libertades que desarrolla la Constituci¨®n espa?ola. Cualquier otra v¨ªa sinuosa que obligue a la afiliaci¨®n, como esta del control sindical de los contratos, no llevar¨¢ a sindicatos m¨¢s fuertes porque responden al sentir de m¨¢s trabajadores, sino a sindicatos burocratizados que reflejen el poder que un d¨ªa el Gobierno de turno quiso poner en sus manos.
Por otra parte, lo ¨²ltimo que necesita la econom¨ªa de mercado son sindicatos, fuertes o no, que intenten acabar precisamente con la econom¨ªa de mercado. En contra de toda evidencia, hemos podido o¨ªr a sindicalistas renombrados decir que "el capitalismo condena al hambre a tres cuartas partes de la humanidad", cuando lo cierto es lo contrario: la ¨²nica cuarta parte de la humanidad que vive pr¨®spera y libre es la que se ha dado a s¨ª misma un sistema capitalista, mientras que la mitad de la humanidad que ha ensayado el socialismo, en todas las modalidades posibles y durante m¨¢s de medio siglo, ha llegado al convencimiento de que no han hecho otra cosa que perder el tiempo, y corren en consecuencia a poner la mano para que sea el odiado capitalismo el que les saque del atraso y del hambre.
Con esta confusi¨®n hist¨®rica, y confundiendo tambi¨¦n el modelo libre con el obligatorio, las centrales sindicales se han construido su propia cosmogon¨ªa en la que todos son delincuentes (los empresarios) o necesitados de tutela sindical (los trabajadores). Si no es as¨ª, no se explica ese empe?o de protegerlos a la fuerza, aunque la inmensa mayor¨ªa no deseen ser protegidos.
Pero no nos corresponde a nosotros velar por la libertad de sindicaci¨®n de los trabajadores. Desear¨ªamos que en todo este asunto qued¨¢semos al margen, cosa que se puede lograr de una manera muy sencilla: de las tres copias que, como m¨ªnimo, existen de cada contrato, ?por qu¨¦ ha de ser la del empresario la que se entregue?, ?por qu¨¦ no le piden la suya al trabajador? Si es cierto que esta medida redunda en su protecci¨®n, est¨¢ claro que los asalariados correr¨¢n gozosos a entregarla. El proyecto de ley quedar¨ªa enunciado as¨ª: "Todo trabajador podr¨¢ entregar copia b¨¢sica de su contrato a los representantes de los trabajadores". La CEOE guardar¨ªa entonces silencio, limit¨¢ndose a lamentar en privado este atropello a la libertad sindical, y los trabajadores tendr¨ªan la oportunidad de enterarse de qu¨¦ va la cosa realmente; el tripartismo quedar¨ªa salvaguardado, ya que en su nueva redacci¨®n el proyecto de control no afectar¨ªa a las empresas, y Marcos Pe?a dejar¨ªa de hacer juicios de intenciones y de dar lecciones de econom¨ªa de mercado.
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