Muerte en la foz
Un inesperado encuentro entre guardias y terroristas desencaden¨® el p¨¢nico
La Guardia Civil buscaba en la foz de Lumbier desvalijadores de autom¨®viles y se top¨® con un peligroso grupo de terroristas dispuestos a disparar antes de preguntar. Ninguno de los dos grupos contaba con aquel encuentro. Eso puede explicar lo sucedido despu¨¦s, las reacciones sorprendentes de etarras y guardias y la confusi¨®n que ha rodeado desde el primer d¨ªa las tres muertes del valle navarro del Romanzado.
Lumbier es una tranquila poblaci¨®n agr¨ªcola con alguna f¨¢brica, situada a 39 kil¨®metros de Pamplona por carretera. El t¨¦rmino municipal comprende un paraje natural de gran inter¨¦s paisaj¨ªstico, la foz o garganta labrada en la piedra durante milenios por las aguas del r¨ªo Irati. Para llegar al interior de la garganta s¨®lo hay en los extremos de la pared este dos t¨²neles de un antiguo ferrocarril, uno en direcci¨®n a Lumbier y otro hacia Li¨¦dena.All¨ª entraron con un todoterreno el lunes 25 de junio por la ma?ana el sargento Jos¨¦ Luis Herv¨¢s y el cabo primero Domingo Ortega. Con el buen tiempo se hacen m¨¢s frecuentes las paradas de turistas en su recorrido por la ruta del Pirineo. Los ladrones aguardan a que se alejen del autom¨®vil para desvalijarlo. Con frecuencia, abandonan entre la maleza lo menos valioso.
Los dos guardias -del cuartelillo de Lumbier- recorrieron a mediod¨ªa la pista paralela al r¨ªo y aparcaron su veh¨ªculo cerca del t¨²nel de salida hacia Li¨¦dena. Es posible que no se tratara de un recorrido disuasorio m¨¢s y que hubieran concertado una operaci¨®n conjunta con el puesto de Yesa, distante siete kil¨®metros, para tratar de localizar aquel d¨ªa a los ladrones. El instituto armado no ha dado mayores explicaciones al respecto.
Un pescador de Lumbier, Jes¨²s Vicente, conocido como Zegin, coment¨® luego en el pueblo que entre las nueve y las diez de la ma?ana la Guardia Civil le invit¨® a dejar la ca?a. Iba a haber movimiento en la foz, le explicaron. No hay indicios, sin embargo, de que la entrada a la garganta fuera controlada o restringida durante la ma?ana.
Herv¨¢s, seg¨²n el relato posterior de la Guardia Civil, observ¨® una bolsa en la ribera del r¨ªo. Interpreta que puede tratarse de los despojos de alg¨²n desvalijamiento y desciende desde el camino. Lo hace solo y confiado porque no hab¨ªa ning¨²n motivo aparente de alarma.
Excursionistas especiales
Cuando se encuentra junto al r¨ªo descubre la presencia de un hombre vestido con un traje de ba?o y una camiseta deportiva. Se trata de Juan Mar¨ªa Lizarralde, seg¨²n el testimonio posterior de su compa?ero Germ¨¢n Rubenach. Ambos entablan conversaci¨®n. Luego aparecen cerca otras dos personas, un hombre y una mujer, tambi¨¦n vestidos como excursionistas, con bolsas deportivas.
Entretanto, otro veh¨ªculo todoterreno de la Guardia Civil, procedente de Yesa, penetra en la foz por el t¨²nel de Li¨¦dena. En este veh¨ªculo, que aparca junto al primero, viajan el sargento Jos¨¦ Dom¨ªnguez, Piris y el guardia Benito Rivera. El encuentro precipita los acontencimientos. Dom¨ªnguez le pide al cabo primero Ortega que avise a Herv¨¢s de su legada. El cabo lanza un silbido y grita a su superior que se encuentra all¨ª "el jefe de l¨ªnea". Dom¨ªnguez estaba encargado aquel unes de coordinar las labores de patrulla en la zona.
Los guardias escuchan entonces tres disparos. Los terroristas creyeron haber ca¨ªdo en una emboscada al conocer la llegada del Jefe de l¨ªnea", al que tomaron por un oficial, seg¨²n la interpretaci¨®n de la Delegaci¨®n del Gobierno en Navarra. Ortega y Rivera comienzan a descender la hondonada hasta el r¨ªo y observan a tres personas que huyen corriendo. Ven tambi¨¦n a Herv¨¢s tirado en la ribera.
Los fugitivos intercambian disparos con los guardias. Uno de ellos, Rubenach, recibe un balazo en una pierna pero sigue corriendo hacia el t¨²nel de Lumbier y se pierde en la maleza. El sargento Dom¨ªnguez es herido gravemente en la cadera derecha mientras trataba de comunicar por radio con el puesto, sin conseguirlo a causa de la altura de las paredes de piedra de la foz. Son, seg¨²n los c¨¢lculos oficiales, aproximadamente las 12.15.
Los guardias reaccionan, presos del p¨¢nico, con una actitud "merecedora del fusilamiento de haberse producido en tiempo de guerra", seg¨²n el comentario de un alto responsable de las fuerzas de seguridad. El cabo y el guardia ilesos se repliegan sin comprobar siquiera el estado del sargento Herv¨¢s, recogen a Dom¨ªnguez y abandonan la garganta a toda velocidad y con estruendo de sirenas en direcci¨®n al hospital de Sang¨¹esa, distante cinco kil¨®metros. Fuera de la foz, dan la alarma por radio.
La foz queda sin presencia policial durante media hora aproximadamente. Lo confirman dos turistas holandeses, periodistas de profesi¨®n, que vieron a los guardias cargar al herido y abandonar el lugar. Hubiera sido tiempo m¨¢s que suficiente para que los activistas de ETA escaparan. Los mandos de la lucha antiterrorista creen que tambi¨¦n ellos se dejaron dominar por el p¨¢nico y, convencidos de que estaban cercados, no se atrevieron a intentar la salida a pie por los t¨²neles ni r¨ªo arriba.
Los fugitivos suben unos metros desde la ribera hasta el camino y preguntan a los holandeses si disponen de un coche. Los dos turistas simulan desconocer el castellano y niegan con se?as. La pierna herida de Rubenach va dejando un rastro de sangre. Los tres activistas vuelven a descender hasta el r¨ªo y se pierden de vista. Los turistas afirman haber o¨ªdo m¨¢s tarde, sin precisar cu¨¢nto, alg¨²n disparo hacia el t¨²nel de Lumbier, en cuya direcci¨®n marchaban los huidos. Me dios policiales lo interpretan como uno de los que acabaron con la vida de los tres terroristas. Unos 20 minutos despu¨¦s del tiroteo sobrevuela la foz en varias pasadas un helic¨®ptero de la Guardia Civil. Sus ocupantes no ven nada sospechoso y salen a vigilar las carreteras pr¨®ximas. La presencia de este aparato y el anterior ruido de sirenas puede haber reforzado, seg¨²n la versi¨®n oficial, la creencia de los etarras de que no ten¨ªan escapatoria.
En torno a las 12.45 llegan a la foz en un autom¨®vil sin distintivos dos guardias de paisano de Lumbier. Han o¨ªdo la alarma por radio. Recorren el camino entre t¨²nel y t¨²nel y abandonan el lugar sin ver nada. El practicante de Lumbier, Jos¨¦ Javier Valencia, avisado por un m¨¦dico, se desplaza tambi¨¦n a la foz antes de las 12.30 y la recorre en coche. Tampoco nada atrae su atenci¨®n. Cerca ya de Li¨¦dena, un guardia le explica que ha habido un tiroteo y regresa.
Por el camino le adelanta otro autom¨®vil con un m¨¦dico y una enfermera de Sang¨¹esa. Los tres descienden hasta el r¨ªo y aguardan hasta las 15.30 la llegada de la juez para efectuar el levantamiento del cad¨¢ver de Herv¨¢s. Hasta las 12.55 no regresan el cabo Ortega y el guardia Rivera con un sacerdote, despu¨¦s de dejar al herido en Sang¨¹esa. Los guardias no descienden a la ribera, quiz¨¢ por miedo, seg¨²n ha explicado el practicante Valencia.
La sensaci¨®n de los presentes en la foz es que todo ha terminado. Observan a dos ba?istas deslizarse pl¨¢cidamente sobre el agua en colchones hinchables, ajenos al drama. Tiene que pasar una hora desde el tiroteo, seg¨²n
Muerte en la foz
la versi¨®n oficial, para que el Grupo Antiterrorista Rural (GAR), unidad especializada en la lucha antiterrorista, cerque la zona, despeje a los excursionistas -incluidos dos autobuses de escolares que no han visto nada- y comiencen el rastreo.Junto al cad¨¢ver de Herv¨¢s son localizados dos casqu¨ªllos de calibre nueve mil¨ªmetros Parabellum y un poco m¨¢s lejos un tercero. Todos han sido disparados con la pistola Browning de Lizarralde, seg¨²n comprueban luego los peritos. Los guardias observan que ha desaparecido la pistola reglamentaria Star del sargento asesinado. Durante la tarde contin¨²a el rastreo con perros y motos todoterreno, y el apoyo del helic¨®ptero. Los canes siguen el rastro de los fugitivos hasta un lugar donde ascienden hasta el camino, probablemente donde se encontraron con los holandeses.
All¨ª los perros ya no saben seguir, seg¨²n la Guardia Civil. El rastreo se da por terminado en torno a las 20.30 sin haber encontrado nada. Hay a¨²n bastante luz natural, atenuada en la foz por la profundidad de la garganta. Cuando las patrullas est¨¢n de retirada, un guardia observa desde el estribo de un veh¨ªculo una figura tambaleante subir desde el r¨ªo hacia el camino, con la cara cubierta de sangre.
Germ¨¢n Rubenach no opuso resistencia cuando fue descubierto semiinconsciente, a las 20.45 aproximadamente, despu¨¦s de que los guardias dispararan r¨¢fagas intimidatorias. A nadie se le ocurri¨® rastrear los alrededores. La raz¨®n, seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno en Navarra, no fue el temor a un enfrentamiento con los dos fugitivos restantes sino la falta de convencimiento de que a¨²n estuvieran all¨ª.
Este mismo hecho explicar¨ªa, seg¨²n la versi¨®n oficial, el fracaso en el hallazgo de los cuerpos durante la tarde pese a disponer de perros adiestrados. La Guardia Civil inform¨® desde el lunes que los agresores pod¨ªan quiz¨¢ haber huido en un Seat 127 rojo. Varios vecinos de Lumbier vieron este autom¨®vil abandonar la foz a toda velocidad con dos ocupantes, uno de ellos armado. La presencia del veh¨ªculo en el lugar todav¨ªa no ha sido explicada.
Sin embargo, la detenci¨®n de Rubenach no llev¨® a ninguno de los responsables de la operaci¨®n a revisar su criterio y contar con la posible presencia de los fugitivos en la garganta. El rastreo qued¨® suspendido aunque se mantuvo el cerco toda la noche. Los cad¨¢veres de Juan Mar¨ªa Lizarralde y Susana Arregui no fueron descubiertos hasta las nueve de la ma?ana siguiente, cuando las patrullas volvieron al lugar de la detenci¨®n de Rubenach para buscar pistas.
El cuerpo de Juan Mar¨ªa Lizarralde, Heayy, estaba derrumbado boca abajo sobre el agua, con el rostro oculto. El de Susana Arregui descansaba con la espalda desplomada sobre la maleza y las piernas cruzadas, en posici¨®n aparentemente relajada. Ambos se encontraban a unos 15 metros del punto del camino donde hab¨ªa sido visto Rubenach la noche anterior y a medio kil¨®metro r¨ªo arriba del escenario del tiroteo inicial.
Oculta por el cuerpo de Arregui fue encontrada la pistola Star del sargento Herv¨¢s. Cerca de Lizarralde, una Browning. Las dos ten¨ªan una bala en la rec¨¢mara. El mismo d¨ªa fueron localizados cerca de Susana Arregui dos casquillos de bala, marca Santa B¨¢rbara, disparados con la Star arrebatada a Herv¨¢s. En rastreos sucesivos se encontr¨® otro id¨¦ntico correspondiente a la misma arma. Un grupo de periodistas, finalmente, hall¨® otro casquillo SF Parabellum a unas decenas de metros del t¨²nel de Lumbier .Germ¨¢n Rubenach no ha aclarado en sus declaraciones judiciales el desarrollo preciso de los hechos. Seg¨²n afirma, Arregui y ¨¦l huyeron hacia el t¨²nel de Lumbier pero se encontraron con cuatro Nissan de la Guardia Civil.
A Lizarralde le hab¨ªan perdido de vista. Rubenach dice que no le volvi¨® a ver. El superviviente admite que dispar¨® dos veces contra Arregui despu¨¦s de adoptar los dos la decisi¨®n de matarse para evitar la tortura si eran detenidos. Fuentes de la investigaci¨®n creen veros¨ªmil que Rubenach disparara dos veces contra la. cabeza de Arregui desde la izquierda, antes de intentar suicidarse con la misma arma.
Autoinculpaci¨®n
Rubenach podr¨ªa estar inculp¨¢ndose para no acusar a sus compa?eros, seg¨²n esta hip¨®tesis. Ha mantenido este criterio respecto a los atentados del comando en los que s¨®lo admite su participaci¨®n personal y calla cuando se le pregunta por la de los dem¨¢s. La segunda secuencia, por otra parte., explicar¨ªa mejor el hallazgo de la Star oculta por el cuerpo de Arregui. La primera tampoco ser¨ªa imposible si se confirmase que Rubenach se dispar¨® apoyado en una roca muy pr¨®xima a donde qued¨® el cuerpo de Arregui.
La confesi¨®n reiterada de Rubenach de que dispar¨® contra Susana Arregui "con el arma del pikolo [guardia civil]" abre nuevas inc¨®gnitas. La autopsia no aclara el momento de la muerte al abrir una horquilla horaria de seis horas, entre mediod¨ªa y las seis de la tarde. El superviviente asegur¨® el jueves a la juez de Aoiz haber visto junto con Susana Arregui cuatro Nissan de la Guardia Civil cuando intentaban escapar por el t¨²nel de Lumbier.
El cerco del GAR no se estableci¨® hasta las 13.15, seg¨²n explic¨® en el Congreso de los Diputados el ministro de Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera. Si la foz ya estaba cerrada cuando los tres activistas optaron por quitarse la vida es dif¨ªcil entender c¨®mo no escucharon los disparos ni los guardias ni el personal sanitario. Tampoco parece avanzar la in vestigaci¨®n sobre la presencia hipot¨¦tica de un cuarto activista.
Las zapatillas de Villoslada
La Guardia Civil considera a Lizarralde, Rubenach y Arregui tres terroristas muy peligrosos. Se trata del comando liberado que ha operado en los ¨²ltimos meses en Navarra. Su ca¨ªda ha provocado la huida de al menos tres colaboradores controlados por la polic¨ªa en Navarra. Las notas manuscritas en su poder y la declaraci¨®n del superviviente apuntan a la preparaci¨®n de un atentado contra un veh¨ªculo del instituto armado. Los investigadores creen posible a¨²n localizar alg¨²n escondite natural en la foz donde pudiera haber permanecido durante su secuestro el industrial Adolfo Villoslada.Los recuerdos de ¨¦ste al abandonar su cautiverio se refer¨ªan a una estancia muy h¨²meda y subterr¨¢nea, hacia la que deb¨ªan descender sus guardianes, dos hombres y una mujer, para hablar con ¨¦l. La chica, se?al¨® Villoslada, llevaba unas zapatillas de gamuza o ante. El mismo tipo de calzado usaba Susana Arregui el d¨ªa de su muerte. Las botellas de agua son de la misma marca que le suministraban al industrial secuestrado.
La presencia de m¨¢s de 15 botellas sugiere a los investigadores que los activistas pod¨ªan estar reaprovision ando un escondite para secuestros a¨²n no descubiertos.
El jueves, en el curso de los rastreos y gracias a los datos aportados por Rubenach, fue localizado en un alto desde donde se domina la carretera de Li¨¦dena el posible lugar de acampada nocturna de los miembros del grupo. Hab¨ªa all¨ª ropas, comestibles, m¨¢s botellas de agua y leche. No se ha encontrado a¨²n ninguna documentaci¨®n personal.
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