Un expeilmento fallido
Las pel¨ªculas infantiles -categor¨ªa evasiva que suele aplicarse a obras muy dispares entre s¨ª- se mueven por lo general en un terreno ambiguo que vale tanto para los ni?os muy peque?os como para los adolescentes al borde de la mayor¨ªa de edad, lo que significa a veces que los productos no llegan a ajustarse: bien a ninguno de esos dos grupos extremos. La maldici¨®n de las brujas es un filme de vocaci¨®n internacional, aunque a la postre resulte muy brit¨¢nico, porque s¨®lo en el Reino Unido existe una tradici¨®n cultural arraigada en la que los relatos para los peque?os son apreciados y estimados como se merecen.Roald Dahl es uno de los escritores contempor¨¢neos que cultivan con mayor insistencia y provecho esta modalidad literaria tan espec¨ªfica de cuentos escritos para ni?os, por lo que no es raro que Jim Henson (el inventor de los tele?ecos y verdadero impulsor de este proyecto cinematogr¨¢fico) haya elegido uno de sus relatos para hacer esta pel¨ªcula, que no ha podido concluir personalmente porque le sorprendi¨® la muerte antes de llegar a finalizarla.
La maldici¨®n de las brujas
The witches. Producci¨®n: Jim Henson. Gui¨®n: Alan Scott, seg¨²n un texto de Roald Dahl. M¨²sica: Stanley Myers. Direcci¨®n: Nicholas Roeg. Int¨¦rpretes: Anjelica Huston, Mai Zetterling, Jasen Fisher. Estreno: cines Arlequ¨ªn, Cristal, Palafox y Parquesur.
Decepci¨®n
La maldici¨®n de las brujas se apoya en planteamientos cinematogr¨¢ficos probados y eficaces, pero no va m¨¢s all¨¢ de ellos y acaba decepcionando al espectador que no se conforme con el puro entretenimiento y busque, in¨²tilmente, tina par¨¢bola s¨®lida y contundente que supere el marco habitual del cuento infantil.Tampoco el director de La maldici¨®n de las brujas, Nicholas Roeg, act¨²a a su gusto en este clima de juegos y equ¨ªvocos tradicionales donde las peque?as criaturas pueden ser convertidas en ratones sin la menor violencia l¨®gica y en el que las mujeres m¨¢s misteriosas y atractivas esconden su verdadera apariencia de brujas-gallinas con gran habilidad.
Habr¨ªa que preguntarles a los espectadores m¨¢s ingenuos e inocentes -en todo caso- si este relato les; llega a apasionar o les aburre. A los de m¨¢s edad, seg¨²n se puede apreciar con facilidad en la sala, no parece entusiasmarles. Roeg ha recurrido a un estilo de realizaci¨®n descoyuntado y nervioso -como el que exhib¨ªa en sus primeros trabajos profesionales, cuando deseaba afianzar su experiencia como director y que se olvidara al iluminador experimentado para elaborar adecuadamente estos materiales narrativos, que exigen una gran complicidad y una innegable simpat¨ªa para entregar lo mejor de s¨ª mismos. Pese a tales inconvenientes, el filme se ve con un cierto agrado, al que no es ajena la presencia de Anjelica Huston y de Mai Zetterling.
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