Un descuido le cuesta 30 segundos a Delgado
El Tour ha quedado limpio de protagonistas extra?os, y las consecuencias de la primera etapa han pasado al cap¨ªtulo de? anecdotario, aun cuando el italiano Chiappucci pueda dormir una noche m¨¢s como l¨ªder, pese a perder ayer 4.53 minutos. En esa situaci¨®n, que es la correcta, las aspiraciones de Pedro Delgado sufrieron una nueva merma, como consecuencia de un reprochable descuido: tanto quiso disfrutar de lacondici¨®n de corredor a la contra que permiti¨® una escapada conjunta de Breukink y Lemond. Eduardo Chozas, especialista en triunfos parciales, gan¨® la etapa e igual¨® a Delgado con su cuarta victoria en el Tour.
La etapa de ayer resumi¨® perfectamente el peligro de las jornadas que atraviesan el macizo central franc¨¦s, repleto de carreteras sinuosas, suelo en mal esta do, continuas subidas y bajadas, y un fort¨ªsimo calor en los meses de verano. La velocidad con que el pelot¨®n discurri¨® desde el primer kil¨®metro -se alcanz¨® la meta con casi media hora sobre el mejor horario previsto- y las secuelas que han dejado los Alpes en las piernas de los corredores, convirtieron una etapa corta en un verdadero desfile de cad¨¢veres . Desde los primeros kil¨®metros, los principales directores deportivos observaron que mucha gente diger¨ªa mal el terreno y que las fuerzas escaseaban por doquier. Ech¨¢varri, director del Banesto, contaba con ello y manten¨ªa a sus hombres a la expectativa bajo el supuesto de que los franceses, por celebrarse ayer la fiesta nacional, buscar¨ªan un triunfo de etapa. Aun as¨ª, calcul¨® que, de haber movimiento, podr¨ªa Delgado mantenerse a la contra y actuar en consecuencia.Los primeros ataques significaban un intento descarado para obligar a trabajar al equipo Carrera en defensa de su reci¨¦n estrenado l¨ªder. El momento clave lleg¨® al comienzo de la ascensi¨®n del ¨²ltimo puerto, si cabe calificarlo como tal. Lemond lanz¨® un ataque en cabeza al que se unieron Breukink, Chozas, e Indur¨¢in en labores de marcaje. No lo hizo Delgado, aunque, seg¨²n propia confesi¨®n tuvo conocimiento inmediato del salto. "Vi que sal¨ªan, pero pens¨¦ que se trataba de un salto inocente con la intenci¨®n de poner a prueba a Chiappucci. Como observ¨¦ que delante marchaba Indur¨¢in, decid¨ª quedarme atr¨¢s esperando que el equipo Carrera, que iba en cabeza, trabajase en su captura y me llevase hasta ellos sin mayores problemas. Me equivoqu¨¦, porque el l¨ªder se desentendi¨® descaradamente. Hubo mucha indecisi¨®n y tuve que salir detr¨¢s de ellos".
El error de Delgado
La versi¨®n de Delgado no explica del todo su exceso de sangre fr¨ªa. Seg¨²n Lejarreta, quien termin¨® acompa?¨¢ndole en la caza, "la carrera iba descontrolada en esos momentos y se notaba que mucha gente iba mal de fuerzas". Lejarreta, que viajaba en cola del grupo, observ¨® c¨®mo corredores como Alcal¨¢ o Mottet sufr¨ªan y eran incapaces de mantener un ritmo adecuado. Al intuir que hab¨ªa movimiento en cabeza, decidi¨® adelantarse y pudo as¨ª aprovechar el salto de Delgado para meterse entre los mejores. "Yo, necesariamente", manifest¨® Lejarreta, "debo adoptar una t¨¢ctica conservadora porque no soy un hombre sobrado de fuera. S¨ª pude darme cuenta de que hab¨ªa mucha gente cascada y de que el equipo Carrera era incapaz de dominar la situaci¨®n".
La jornada, finalmente, se redujo a la persecuci¨®n de Delgado frente a sus dos grandes rivales, desde una diferencia que lleg¨® a un m¨¢ximo de minuto y medio, lo que mejor explica el tama?o del descuido que sufri¨® el corredor espa?ol. Tras Delgado viajaron Bugno y Lejarreta, que nada ten¨ªan que perder y s¨ª mucho que ganar. Delante, Indur¨¢in tuvo que retroceder para poner en marcha el tren de la persecuci¨®n. La sacrificada actuaci¨®n de Indur¨¢in no est¨¢ pasando inadvertida a ojos de los especialistas, y ya existen algunos que, con mejor o peor intenci¨®n, se preguntan por el lugar que ocupar¨ªa el delf¨ªn de Delgado en la clasificaci¨®n de no haber tenido que dedicarse a tan frecuentes labores de salvamento. Al final del ¨²ltimo puerto, Delgado lleg¨® a estar a 20 segundos de Lemond, pero en la bajada la diferencia se ampli¨® en 10 segundos m¨¢s. Por entonces, Chiappucci era ya un l¨ªder de cart¨®n, abandonado a su suerte, para acabar perdiendo 4.53 minutos, mientras Pensec entraba a 7.47.
El Tour bueno, por fin, ha ganado al Tour malo y el podio de Par¨ªs repartir¨¢ justicia. Limpia la clasificaci¨®n, puede observarse que entre los tres aspirantes quien mayores errores ha cometido ha sido Delgado. Y de los tres, el que hace lo que tiene que hacer un verdadero ganador es, consecuentemente, Lemond.
Bien es cierto que las circunstancias suelen obligar al corredor espa?ol a adoptar las decisiones m¨¢s dif¨ªciles, que son las del ataque frontal hacia la reducci¨®n de sensibles diferencias. Durante la segunda semana del Tour, Delgado ha debido desempe?ar un papel m¨¢s activo pero m¨¢s ingrato que Lemond. Sin embargo, era precisamente ayer cuando Delgado pod¨ªa replegarse e intervenir a la contra. Y fall¨®, mientras que el norteamericano no deja un resquicio para la equivocaci¨®n. Lemond llegar¨¢ algo m¨¢s all¨¢ de donde le permitan sus fuerzas. Delgado, no, porque dos de sus intervenciones han supuesto un minuto de regalo.
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