Ser extranjero en Europa, algo poco recomendable
El racismo, la xenofobia y la ultraderecha ganan terreno en el Viejo Continente
La esperada Europa del a?o 1993, con la entrada en vigor del mercado ¨²nico, puede convertirse en un territorio de desigualdades raciales insospechadas. Ese a?o bien pudiera ocurrir que la nueva Europa estuviera formada por -ciudadanos de primera y segunda categor¨ªa, con lo que eso conlleva de vulneraci¨®n de derechos individuales, pol¨ªticos ysociales. El racismo, la xenofobia y la extrema derecha est¨¢n en auge, como lo atestigua un reciente informe del Parlamento Europeo. Corren malos vientos para los jud¨ªos,los turcos, los homosexuales y ecologistas. Pandilleros neonazis han comenzado a disfrutar con video-juegos donde se simulan c¨¢maras de gas contra los no arios.
El racismo y la xenofobia est¨¢n en auge en Europa, denuncia un informe del Parlamento Europeo. Se multiplican los ataques de car¨¢cter racista y la ultraderecha gana terreno. Los Gobiernos de la CE mantienen leyes discriminatorias contra los inmigrados de pa¨ªses terceros, a pesar de que, como media, llevan 13 a?os residiendo en Europa. El mercado ¨²nico de 1993 corre el riesgo de nacer con dos clases de ciudadanos: los que tienen todos los derechos y los marginados.En Alemania Occidental y Suecia se est¨¢n poniendo de moda unos videojuegos que distribuye la extrema derecha brit¨¢nica. Tienen nombres tan sugerentes como Jugar en Treblinka o Cuando el gas haya terminado su trabajo habr¨¢s ganado. El jugador consigue puntos "matando" a jud¨ªos, turcos, homosexuales y ecologistas al son de Deutschland ¨¹ber alles (Alemania ante todo). Los turcos son descritos en las instrucciones como "peligrosos no arios" que destruyen la sociedad, y una forma de exterminarlos es el campo de concentraci¨®n.Los belgas y alemanes occidentales, seg¨²n las encuestas, son los ciudadanos europeos que admiten albergar m¨¢s sentimientos racistas. Pero es en Francia y en el Reino Unido donde la violencia y xenofobia racial se muestran con m¨¢s virulencia. En los ¨²ltimos cuatro a?os se han producido en Francia 20 asesinatos racistas. Las v¨ªctimas eran norteafricanos de nacionalidad o de origen. Los motivos a veces eran del tenor de que "hab¨ªan hecho ruido". Seis j¨®venes de cabeza rapada mataron a patadas a un tunecino, padre de cinco hijos, y el oficial de polic¨ªa que los detuvo cont¨® que lo que m¨¢s le chocaba era que no ten¨ªan sensaci¨®n de haber hecho nada reprobable. Otros tres j¨®venes mataron a tiros a un muchacho harki (franc¨¦s de origen argelino) "para divertirse". El 76% de las personas encuestadas tras el asesinato de tres norteafricanos en marzo de este a?o declar¨® que "el comportamiento de algunos de ellos puede justificar las reacciones racistas en su contra".Pan de cada d¨ªaEl a?o pasado se produjeron en Londres seis incidentes racistas al d¨ªa. El Instituto de Estudios de la Polic¨ªa estim¨® en 7.000 los casos conocidos de racismo al a?o en el pa¨ªs, pero sugiri¨® que la cifra real podr¨ªa ser 10 veces superior porque las v¨ªctimas tem¨ªan denunciar las agresiones, entre otras cosas "por falta de confianza en la polic¨ªa". Una madre asi¨¢tica soport¨® que sus hijos fueran escupidos y apedreados -"pensaba que era un comportamiento normal" hacia los extranjeros- y no busc¨® ayuda "hasta que a sus hijos les tiraron cuchillos". En Italia los ataques a extranjeros est¨¢n adquiriendo una frecuencia y un furor inesperados, alentados por una riada creciente de inmigrados clandestinos, cuyas estimaciones han pasado en pocos meses de 1 mill¨®n a 1,5 millones de personas. En Espa?a, la furia contra marroqu¨ªes, portugueses o africanos es una reacci¨®n social en alza, pero la discriminaci¨®n elige como presa tambi¨¦n a una minor¨ªa de espa?oles, los gitanos. "Estos ¨²ltimos ascienden en Espa?a a alrededor de medio mill¨®n de personas y, como en el caso de los negros en Estados Unidos, se aprecia mucho su baile y su m¨²sica. Sus problemas empiezan cuando dejan los teatros y tratan de integrarse en la sociedad espa?ola". Todas estas acusaciones provienen de un informe del Parlamento Europeo.Lejos de mejorar, las cosas han empeorado, se?ala el voluminoso estudio de ocho cap¨ªtulos que ha elaborado y aprobado la Comisi¨®n de Investigaci¨®n del Racismo y la Xenofobia creada por el Parlamento Europeo y presidida por el eurodiputado Glyn Ford. Ni la Comunidad Europea ni los Gobiernos de los Estados miembros han tomado medidas para corregir una situaci¨®n alarmante que ya denunciaba el informe Evrigenis adoptado en 1986. El mito de Europa como tierra de asilo se ha ca¨ªdo.
La propia Comisi¨®n Europea, el ¨®rgano ejecutivo de la CE, en un documento confidencial debatido hace un a?o admite que "no es el estatuto de extranjero, sino m¨¢s bien el hecho de pertenecer a una categor¨ªa ¨¦tnica lo que condiciona la pertenencia de los emigrantes no comunitarios a las categor¨ªas m¨¢s desfavorecidas del pa¨ªs de acogida". Los inmigrados o "trabajadores invitados", que es el nombre legal que reciben en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), fueron bien recibidos como mano de obra barata y necesaria hasta 1973. Despu¨¦s los pa¨ªses del norte de la Comunidad cerraron a cal y canto sus fronteras, mantienen leyes discriminatorias y, en algunos casos, se niegan a conceder el derecho al reagrupamiento familiar. Los pa¨ªses del sur, no importa el color del Gobierno, siguieron la misma t¨®nica. En ninguno de los pa¨ªses de la CE la legislaci¨®n nacional recoge los compromisos asumidos en convenios internacionales y tratados bilaterales.
Los grupos neonazis se revitalizan y la extrema derecha, a trav¨¦s del fen¨®meno de Le Pen en Francia, "ha conferido cierta respetabilidad al comportamiento racista, introduci¨¦ndole nociones de defensa de la cristiandad contra el islam, de orgullo nacional y prioridad para los nacionales de un pa¨ªs", afirma el informe del Parlamento Europeo. En realidad, la extrema derecha est¨¢ adquiriendo fuerza parlamentaria y extendiendo su eco social en base a un eslogan muy simple: menos extranjeros y menos impuestos. De esta forma, el Frente Nacional de Jean Marie le Pen obtuvo el 14,38% de los votos en las elecciones presidenciales francesas de 1988. Los Republicanos de la RFA cuentan con seis eurodiputados y ganan terreno en Berl¨ªn y en muchos l?nder. En Dinamarca, el Partido del Progreso, con el 9% del total, duplic¨® sus votos en 1988. Su hom¨®nimo en Noruega es la tercera fuerza electoral del pa¨ªs con el 12,2% del electorado. El informe del Parlamento Europeo denuncia el auge del racismo en Suiza -donde se han llegado a producir ataques con ametralladora contra inmigrados- y en muchos de los pa¨ªses del Este. Advierte contra el peligro creciente de racismo que se alberga en pa¨ªses que aspiran a ingresar en la CE, en alusi¨®n indirecta a Austria, Noruega e incluso Suecia.
"Los a?os noventa", seg¨²n Ford, "ser¨¢n los de la reestructuraci¨®n y coordinaci¨®n de estas fuerzas a nivel europeo". El modelo servido por Le Pen de un mensaje pol¨ªtico que permita amalgamar desde la extrema derecha cl¨¢sica al pujadismo es el centro del debate en el Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional (MSI) y los Republicanos de la RFA. El esquema se intenta transportar a pa¨ªses como Espa?a y el Reino Unido, donde la ultraderecha es a¨²n electoralmente simb¨®lica.
El activismo racista lo protagonizan minor¨ªas que hoy aspiran a representar a un amplio espectro social y, sobre todo, grup¨²sculos neonazis, cuya fuerza propagand¨ªstica es mayor que nunca. En Escocia cre¨ªan que el racismo era "un problema ingl¨¦s" hasta que en 1984 el Partido Nacional Brit¨¢nico (BNP) abri¨® una oficina en Glasgow y "desde entonces se ha producido una escalada en la violencia racista". La ultraderecha constituye la punta de lanza de un fen¨®meno que tiene ra¨ªces profundas, pero las complicidades van m¨¢s lejos.
El informe parlamentario denuncia la frase pronunciada por el presidente franc¨¦s, el socialista Fran?ois Mitterrand, el pasado 22 de noviembre. "El l¨ªmite de tolerancia" en materia de inmigraci¨®n, dijo, se hab¨ªa alcanzado en los a?os setenta. Todo el arco democr¨¢tico, derecha, centro e izquierda, teme perder votos. En Italia, donde operan grupos como la Brigada Goebbels, el arzobispo de Ravena afirm¨® hace unos meses que "Europa llevaba 10 a?os islamiz¨¢ndose y que Italia corr¨ªa el riesgo de libanizarse debido a la incapacidad que para vivir juntas manifestaban las personas de distintas culturas, religiones y razas".Evoluci¨®n dispar
La xenofobia y el racismo tienen un grado de maduraci¨®n diferente, seg¨²n cada pa¨ªs, y esta evoluci¨®n dispar se explica en parte por las cifras. En la CE son 13,2 millones las personas que viven fuera de su pa¨ªs de origen. Cinco millones son ciudadanos comunitarios y para ellos, a nivel legal, no existe ning¨²n obst¨¢culo. De los ocho millones de residentes procedentes de pa¨ªses terceros (el 2,55% de los 320 millones de poblaci¨®n total de la CE), 1,8 millones son nacionales de pa¨ªses ricos y, por tanto, inmigrados de lujo. El problema lo constituyen esos 6,4 millones de llegados del Tercer Mundo, aunque llevan como media 13 a?os residiendo en Europa. Su n¨²mero ha crecido levemente en los ¨²ltimos cuatro a?os, pero la causa es s¨®lo el reagrupamiento familiar.
A estas estad¨ªsticas "poco fiables", seg¨²n la Comisi¨®n Europea, hay que a?adir los inmigrados clandestinos, un flujo que amenaza a los pa¨ªses del sur: 300.000 en Espa?a y 1,5 millones en Italia, seg¨²n las ¨²ltimas estimaciones. El 87% de los 6,4 millones de inmigrados de pa¨ªses pobres que residen legalmente en la CE se concentran en s¨®lo tres pa¨ªses: RFA, Francia y el Reino Unido. En 1989 un 75% de los alemanes occidentales encuestados estimaba que hab¨ªa demasiados extranjeros en la RFA y el 93% es partidario de reducir el n¨²mero de los trabajadores inmigrados. El sentimiento antijud¨ªo es albergado por un 60%. de la poblaci¨®n. Los estudios de opini¨®n reflejan que la quinta parte de los alemanes siente odio racial contra africanos y asi¨¢ticos, adem¨¢s de opiniones muy negativas sobre los turcos.La RFA, en cabezaAlemania Occidental est¨¢ a la cabeza de Europa en cuanto a sentimientos racistas, pero en toda la CE se abre camino la opini¨®n de que los inmigrados son "gente que quiere aprovecharse de nuestro bienestar social". El Dail Star, un peri¨®dico sensacionalista de Londres, acu?¨® la frase de "refugiados gorrones". Sin embargo, las cifras reflejan que en la poblaci¨®n extranjera el paro es dos, tres y hasta cuatro veces m¨¢s alto. Los comerciantes y vendedores callejeros son los que antes reaccionan contra unos competidores obligados a ello porque se quedan fuera del mercado de trabajo. "El estatuto inferior de los inmigrados", subraya el informe, "es mantenido y reforzado por un racismo institucionalizado, permitido por legislaciones nacionales muy discriminatorias".
La integraci¨®n que proclaman los Gobiernos se queda en nada en cuanto se analizan las cifras. Los matrimonios mixtos s¨®lo son significativos en Francia, con un porcentaje del 8,7% del total. En la RFA, de 36.000 naturalizaciones acordadas s¨®lo 1.200 correspondieron a turcos, la comunidad extranjera m¨¢s numerosa (1,5 millones de personas). El derecho al reagrupamiento familiar no se reconoce ni en la RFA ni en B¨¦lgica. En Francia algunos alcaldes, entre ellos uno comunista, se han negado a escolarizar a hijos de inmigrados. Lo mismo sucede en Madrid y Barcelona con ni?os gitanos. La xenofobia y el racismo son todav¨ªa una amenaza vacilante y la poblaci¨®n europea se enfrenta a veces al sentimiento de verg¨¹enza. ?sa fue la reacci¨®n con la profanaci¨®n de Carpentras y otros cementerios en Francia que desemboc¨® en una reacci¨®n unitaria de todas las fuerzas democr¨¢ticas.
Al rechazo creciente contra turcos, africanos y asi¨¢ticos se une en Europa un problema que est¨¢ comenzando a agravar la segregaci¨®n que sufren los inmigrados. El informe se?ala que a la RFA afluyeron el a?o pasado 343.854 ciudadanos de la RDA y otros 720.909 europeos orientales (polacos y rusos, sobre todo) de origen alem¨¢n. Las solicitudes de asilo ascendieron a 121.318. Este flujo ha agravado la escasez de viviendas y acentuado la discriminaci¨®n laboral de los turcos, que, se ven obligados a desplazarse hacia regiones menos congestionadas en busca de trabajo. Se trata de la primera fase del "peligro de eurocentrismo" que denuncia el Parlamento Europeo.
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