Los enigm¨¢ticos c¨ªrculos
Cient¨ªficos de varios pa¨ªses estudian en campos de Inglaterra el origen de unas curiosas se?ales
Cient¨ªficos de diversas partes del mundo intentar¨¢n desentra?ar en las tres pr¨®ximas semanas el enigm¨¢tico origen de los centenares de c¨ªrculos que aparecen durante el verano en los campos de cereales del sur de Inglaterra. Equipos de televisi¨®n brit¨¢nicos y nipones, con material cient¨ªfico valorado en 1.000 millones de pesetas, van a grabar durante 24 horas diarias im¨¢genes y sonidos de los que se espera que llegue la respuesta al misterioso fen¨®meno. Las teor¨ªas hasta ahora especulan sobre corrientes de aire, ovnis, hongos o fugas de gases intraterrestres.
Los primeros c¨ªrculos de los que se tiene constancia documental contempor¨¢nea aparecieron hace tres lustros en Hampshire, una regi¨®n rural del suroeste de Londres, si bien existen referencias medievales sobre diablos segadores que produc¨ªan el mismo fen¨®meno geom¨¦trico que ahora se intenta desvelar. S¨®lo en la presente temporada ya se han registrado m¨¢s de 300 de estas formaciones en las ¨¢reas de Wiltshire y Hampshire, no lejos de donde se levantan los p¨¦treos c¨ªrculos dru¨ªdicos de Stonehenge y Avebury.De la noche a la ma?ana, y sin que nadie haya podido ver c¨®mo se forman, aparecen c¨ªrculos en los maizales o trigales de estas zonas del sur de la campi?a inglesa. Son perfectos c¨ªrculos y coronas, de di¨¢metros que oscilan entre los 30 cent¨ªmetros y los 60 metros, creados por el completo aplastamiento de las plantas, unas veces siguiendo en su abatimiento el sentido de las agujas del reloj y otras el contrario. Los c¨ªrculos aparecen en ocasiones aislados y otras en familias, pero siempre manteniendo entre s¨ª una relaci¨®n geom¨¦trica pura: una de las familias m¨¢s espectaculares es la formada por c¨ªrculos dispuestos como el cinco de los dados.
Los agricultores afectados no encuentran ninguna explicaci¨®n al fen¨®meno, aunque algunos hablan de la s¨²bita aparici¨®n y desaparici¨®n de luces naranja en puntos donde luego han aparecido c¨ªrculos.
Invasi¨®n de curiosos
Los curiosos han empezado a invadir las fincas afectadas, y los propietarios m¨¢s emprendedores piden una libra a quien desea vivir el f¨¦nomeno con toda intensidad sobre el terreno. Una californiana reaccion¨® a la experiencia como s¨®lamente puede hacerlo alguien del Golden State: "Tengo esa incre¨ªble sensaci¨®n de bondad... como si los c¨ªrculos estuvieran hechos para mejorar la Tierra".Los estudiosos del fen¨®meno est¨¢n divididos sobre las causas del misterio, y diversas corrientes de pensamiento aparecen entre quienes intentan estos d¨ªas atrapar en cintas de imagen y sonido la respuesta al enigma, apostados d¨ªa y noche en los llanuras de Salisbury.
Colin Andrews, coautor de Circular evidence y estudioso aficionado del misterio desde hace una d¨¦cada, aboga por la tesis rom¨¢ntica y popular de que los c¨ªrculos son obra de seres inteligentes. "Tiene que haber necesariamente una inteligencia que desea producir estos fen¨®menos", dice en su libro, en el que enumera ejemplos que valdr¨ªan para rebautizar a la zona como el Tri¨¢ngulo de Wessex. Cuando se le pregunta si cree que pudiera ser cosa de platillos volantes se pone a la defensiva. "Hay que tener cuidado con la terminolog¨ªa; los platillos volantes tienen unas connotaciones que restan credibilidad, aunque la gente de aqu¨ª dice no tener dudas de que ha visto 'componentes a¨¦reos iluminados' a la altura del suelo". Seg¨²n ¨¦l, "no se puede descartar a?o tras a?o a testigos cre¨ªbles", y por ello est¨¢ de coordinador del proyecto de "filmar el suceso, sea cual sea".
La teor¨ªa de Andrews es despreciada por su antiguo compa?ero de pesquisas Terence Meaden, profesor de la Polit¨¦cnica de Oxford y tambi¨¦n participante, junto a japoneses, norteamericanos y germanos, en la investigaci¨®n en marcha. "Algunos cabezones est¨¢n intentado convertir todo esto en algo espiritual o que viene del espacio", tiene dicho con aire belicoso el autor de The circle effect and its misteries.
Meaden parafrasea a Bob Dylan -"la respuesta est¨¢ en el viento", viene a decir-, aunque en su discurso no hay una coma de lirismo. "La respuesta procede de la interacci¨®n entre el aire que corre a unos cientos de metros por encima del suelo y la topograf¨ªa", escribe en la revista New Scientist. "El aire puede convertirse en una turbulencia que desciende de monta?as y laderas y crea torbellinos. Cuando estos remolinos se parten, se acercan al suelo y barren los campos en c¨ªrculos. Si el aire que gira crea una carga el¨¦ctrica, se pueden explicar los ruidos (como los que se oyen junto a las torres de alta tensi¨®n) y las luces de que hablan los testigos", explica Meaden.
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