De inocencia y ferias
M¨¢s o menos por la ¨¦poca en que el brillante articulista y cr¨ªtico teatral brit¨¢nico Kenneth Tynan se enamor¨® de Valencia y de su Feria de Julio, de sus singulares encantos (o de su notoria capacidad para provocar repulsi¨®n), mi abuelo Saturnino encontr¨® a mi hermano mayor Juanjo lo bastante crecido en edad y temor de Dios como para introducirlo en el planeta del cuerno y lo llev¨® a Valencia a ver una corrida. A m¨ª me toc¨® quedarme en El Perell¨®. Esa diferencia de edad y la muerte prematura de mi abuelo, atropellado por un gabacho que corr¨ªa m¨¢s de la cuenta, arruin¨® una posible vocaci¨®n.Luego he tenido menos contactos con la tauromaquia que ligues el ch¨®fer del Papa. En cambio, mi autoridad en materia de ferias de barracones, norias, tiro al blanco, cacahuetes, garbanzos y almendras garrapi?adas, es considerable. Me dejo timar alegremente y sin rencor, soporto vinos y sidras de peligroso Ph, me hago fotos disfrazado de guardia civil y no rehuyo ninguna de las atracciones mecanizadas ni siquiera aquellas en que resulta patente el riesgo de desnucarse.
No est¨¢n los tiempos para distracciones inocentes. Las nuevas generaciones han sustituido la noria por el parapente o el ultra-ligero, el futbol¨ªn por el golf, el pim-pam-pum por el squash, el vino de garrafa por el scotch y el paseo pedestre por la exhibici¨®n del 16 v¨¢lvulas.
Que esta Feria de San Jaime siga, a pesar de su decadencia y el desinter¨¦s general, s¨®lo es una muestra m¨¢s del amor de Valencia por lo antiguo, ya que la primera de las urbes valencianas est¨¢ significativamente dotada de cad¨¢veres populares y, a veces, de gran lustre que no se decide a reanimar constructivamente ni a rematar piadosamente, tan s¨®lo a dejar morir: el barrio de El Carme, las playas sucias, el patrimonio hist¨®rico, el idioma propio...
Aquella feria de los cachondos y sus caballitos muri¨® con la costumbre del paseo en masa que, a su vez, desapareci¨® al adquirir la ciudad de Valencia un cierto tama?o.
Por lo dem¨¢s y en respuesta a los vientos xen¨®fobos que agitan Europa, el Ayuntamiento ha tenido este a?o la ocurrencia de traerse a muchos negritos canoros y bailongos, que tambi¨¦n se van al cielo como los toreros buenos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.