?Qui¨¦n teme la competitividad?
En ocasiones las palabras sirven para definir conceptos y constituyen por ello referencia para un positivo debate de ideas. Otras veces se convierten en bandera de pol¨¦micas, pudi¨¦ndose desfigurar incluso su propio sentido real. Ser¨ªa peligroso que con el t¨¦rmino competitividad practic¨¢ramos este negativo ejercicio. Conviene por ello empezar afirmando que los trabajadores, los sindicatos, tenemos la clara voluntad de que nuestra industria y nuestra econom¨ªa proporcionen m¨¢s y mejores bienes y servicios a la sociedad, por lo que apostamos inequ¨ªvocamente por su competitividad. La confrontaci¨®n se sit¨²a en todo caso en la definici¨®n de los objetivos a conseguir, en los medios para alcanzarlos y en la distribuci¨®n social de sus resultados.No nos preocupa, por tanto, coincidir con las afirmaciones patronales, o del Gobierno, de inquebrantable adhesi¨®n al concepto de competitividad. Lo que nos preocupa es lo poco consecuentes que en demasiadas ocasiones son unos y otros con sus solemnes formulaciones. Ejemplo de esta poca coherencia podr¨ªa serlo la actual situaci¨®n en la industria de los fertilizantes y concretamente la de la empresa FESA-Enfersa. Con un mercado espa?ol en expansi¨®n, con un importante mercado europeo, nos encontramos con una propuesta patronal, aceptada de hecho por la Administraci¨®n, de reducir de nuevo capacidades, mientras los sindicatos apostamos por el mantenimiento como m¨ªnimo de la actual capacidad de producci¨®n y pretendemos discutir c¨®mo hacerla competitiva.
FESA-Enfersa, que factura hoy el 90% de la producci¨®n de fertilizantes de nuestro pa¨ªs, es la filial de Ercros en este sector. Gran empresa que result¨® de la fusi¨®n primero de ERT y Cros (con el grupo Torras y KIO detr¨¢s) y de la compra posterior al INI del 80% de la empresa p¨²blica de fertilizantes Enfersa. Ahora, el autodenominado primer grupo qu¨ªmico espa?ol propone el cierre de nueve centros de trabajo y la reducci¨®n de su plantilla en 2.255 trabajadores. A lo que habr¨ªa que a?adir sus efectos, calculados en otros tres puestos de trabajo perdidos por cada uno que se destruye en la industria de fertilizantes.
Conviene empezar se?alando que el mercado espa?ol de fertilizantes sigue creciendo. Est¨¢ previsto un crecimiento medio del orden del 2% anual en los pr¨®ximos a?os, consecuencia de que nuestra agricultura se encuentra a¨²n a un nivel de rendimiento notablemente inferior al comunitario. Nuestro ¨ªndice de fertilizaci¨®n (kilogramo de abono por hect¨¢rea) es a¨²n bajo, el 49% del promedio europeo. La importancia hoy y ma?ana de nuestro mercado se expresa en el hecho de que resulta atractivo para otros productores, y las importaciones han pasado de pr¨¢cticamente 0 en 1984 a copar hoy m¨¢s del 30% de nuestro mercado.
Cuotas de mercado
La producci¨®n de fertilizantes es a¨²n una industria t¨ªpica de pa¨ªs desarrollado. Una parte importante de nuestras importaciones procede de Europa, donde existen grandes centros productores en Noruega, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia...
?Hemos de aceptar o resignarnos a esta tendencia, renunciando a recuperar cuotas importantes de nuestro mercado, renunciando a una adecuada capacidad exportadora, particularmente en el mercado europeo?, ?renunciamos a examinar los medios necesarios para lograrlo?
Las sacrosantas leyes del libre mercado no hacen inevitable la negativa tendencia actual. Lo que importa es, en todo caso, c¨®mo hacer competitiva nuestra industria, tomar las medidas concretas para hacerlo posible. Y no creemos que la propuesta de viabilidad presentada por FESA-Enfersa, avalada por Ercros y asumida pasivamente por el INI (el otro accionista), lo garantice.
Su plan es seguir reduciendo capacidades, cuando la producci¨®n es ya inferior al mercado, con una aportaci¨®n de medios insuficiente cuantitativa y cualitativamente. Las inversiones previstas para los pr¨®ximos cinco a?os son inferiores a las realizadas en los ¨²ltimos cinco, con notable indefinici¨®n de sus objetivos, y s¨®lo el 13,6% se orientan con claridad a medidas destinadas a incrementar la competitividad de las instalaciones. Por otra parte, hay que a?adir que en la propuesta presentada no existen ni siquiera garant¨ªas de efectiva aplicaci¨®n de las inversiones anunciadas, pues nadie (a Ercros y al INI, como accionistas, les corresponde en primer lugar) ha asumido formalmente la responsabilidad de aportar los fondos externos se?alados como necesarios por la empresa.
Para los posibles excedentes de plantilla se planteaban inicialmente propuestas muy por debajo de los ¨²ltimos procesos de reconversi¨®n en el sector, lo que incluso supon¨ªa el incumplimiento de acuerdos vigentes.
Ante una propuesta patronal orientada esencialmente a un nuevo ajuste de plantillas (y que por ello no es m¨¢s que un nuevo paso hacia la desertizaci¨®n industrial), las propuestas sindicales, la respuesta de los trabajadores, ha tenido un eje esencial: la defensa de la industria de los fertilizantes en Espa?a, la exigencia de un proyecto que garantice su futuro. Un futuro que interesa a los propios trabajadores del sector, pero tambi¨¦n a la econom¨ªa del pa¨ªs, tambi¨¦n a nuestra agricultura. Y, junto a ello, la reivindicaci¨®n de condiciones dignas para los posibles excedentes, dando prioridad a las recolocaciones en el sector, en el grupo o en otras industrias en expansi¨®n, antes que a las prejubilaciones o bajas incentivadas.
Participaci¨®n masiva
Estos planteamientos sindicales explican el un¨¢nime proceso de movilizaci¨®n de los trabajadores de FESA-Enfersa (junto con Asur, Nicas e IQZ, empresas tambi¨¦n del sector controladas por Ercros), as¨ª como el eco que ¨¦sta ha encontrado en la opini¨®n p¨²blica en. cada lugar donde se encuentran sus centros de producci¨®n. Ha resultado masiva la participaci¨®n tanto en los centros para los que se propone el cierre como en aquellos para los que no aparece una expl¨ªcita amenaza inmediata. Una respuesta sindical de los trabajadores que ha culminado en tres d¨ªas (30 de mayo y 26 y 27 de junio) de huelga general en el sector, masivamente seguida, con m¨²ltiples manifestaciones locales y una concentraci¨®n en Madrid el 27 de junio.
Ahora, cuando todo apunta a que la negociaci¨®n del proyecto industrial durante el mes de septiembre puede resultar decisiva, conviene recordar las responsabilidades de cada cu¨¢l.
En primer lugar de Ercros, accionista principal y que obtuvo buenos beneficios y favores en su proceso de constituci¨®n.
Del INI, que posee a¨²n el 20% del capital social de Enfersa, pero que intenta eludir su responsabilidad hist¨®rica, y adem¨¢s no quiere enterarse de la actual problem¨¢tica, todo un ejemplo de audacia e iniciativa,
De la Administraci¨®n central que, habiendo aportado suma importantes en los ¨²ltimos a?os no ha sido capaz de garantizar e adecuado cumplimiento de acuerdos industriales anteriores y que apost¨®, contra la opini¨®n de los sindicatos, por ceder a Torras-KIO el 80% de la propiedad p¨²blica de una estructura industrial competitiva. Ante la dif¨ªcilo situaci¨®n ahora constatada, la Administraci¨®n central no puede eludir su responsabilidad en un problema de tal envergadura y que afecta a un sector que debe considerarse estrat¨¦gico en la econom¨ªa de todo pa¨ªs. De la comunidades aut¨®nomas y de la Administraciones locales, que deben tener por objetivo la defensa de la industria y el empleo en su ¨¢mbito de competencia. As¨ª se les ha planteado a todos tambi¨¦n a los grupos parlamentarios, tanto en el Parlamento central como en los aut¨®nomos. As¨ª se les seguir¨¢ planteando e la pr¨®xima etapa, con el objetivo de defender nuestra industria, e empleo y las condiciones de trabajo en los fertilizantes.
?ste ha sido el objetivo de lo trabajadores en todo el proceso de movilizaci¨®n sindical. Para e cumplimiento de estos objetivos los trabajadores, los sindicatos estamos dispuestos a asumir nuestras responsabilidades, por que a nosotros no nos asusta la competiv¨ªvidad.
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