Bielorrusia, soberana
LA DECISI?N del Parlamento de Bielorrusia, adoptada el pasado viernes, de proclamar la soberan¨ªa de la rep¨²blica, agregando que quiere ser un "Estado neutro" y zona desnuclearizada -el recuerdo de Chern¨®bil sigue vivo-, demuestra hasta qu¨¦ punto es irre versible el proceso de desmantelamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica tal como ha existido hasta ahora, con un sistema centralizado nue segu¨ªa oprimiendo a numerosas nacionalidades, como hab¨ªa hecho el zarismo durante siglos. Bielorrusia, con una poblaci¨®n eslava de 10 millones de personas, ha sido siempre un ejemplo de fidelidad a Mosc¨². Su partido comunista era hasta hace poco un baluarte de disciplina y ortodoxia. Parec¨ªa la rep¨²blica menos afectada por las sacudidas y los carribios que se multiplican en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero era una apariencia. Tambi¨¦n en Bielorrusia se ha afirmado la voluntad de libertad y de una vida nacional propia, no sujeta a las decisiones que se tomen en Moscil.No se puede interpretar el voto del Parlamento de Minsk como un ataque directo a la l¨ªnea de Gorbachov. El partido comunista vot¨® a favor de la soberan¨ªa, mientras se opusieron sectores de oposici¨®n deseosos de una formulaci¨®n m¨¢s radical. Pero el hecho es que hoy, sobre las 15 rep¨²blicas que constituyen la URSS, 11 han hecho ya declaraciones de soberan¨ªa o independencia. Y que Georgia, Armenia y Taylkist¨¢n se disponen a hacer lo mismo. Ello pone de relieve la urgencia -para que ese conjunto de pueblos que se denomina Uni¨®n Sovi¨¦tica pueda seguir existiendo como tal y actuar en la escena internacional- de reconstruir sobre bases completamente nuevas las relaciones entre las rep¨²blicas.
Seg¨²n Grigori Revenko, uno de los miembros del consejo presidencial de Gorbachov, la preparaci¨®n de un nuevo "pacto federal" con criterios muy flexibles est¨¢ ya en marcha. La nueva "um¨®n de Estados soberanos" se basar¨¢ en la voluntariedad: cada rep¨²blica decidir¨¢, si quiere formar parte de ella. Las competencias de los ¨®rganos centrales se limitar¨¢n a ciertos aspectos dec¨ªsivos de defensa, finanzas, transporte y otras esferas. Adem¨¢s, las rep¨²blicas podr¨¢n tener relaciones bilaterales entre s¨ª. El deseo del presidente Gorbachov es que este plan federal est¨¦ acabado antes de finales del presente a?o.
Por audaces que sean las concepciones renovadoras de este proyecto, choca ya con enormes dificultades. Por un lado, las rep¨²blicas b¨¢lticas se niegan a participar en su elaboraci¨®n: s¨®lo quieren negociar con Mosc¨² el camino que les lleve a la plena independencia. Por otro lado, las iniciativas de Yeltsin, presidente de Rusia, que act¨²a por su cuenta en diversos dominios -negociando, por ejemplo, con los presidentes b¨¢lticos-, merman la autoridad y la capacidad de acci¨®n del poder central.
La URSS se halla en una transici¨®n peligrosa, en la que las viejas normas pierden vigencia y las nuevas est¨¢n a¨²n en proyecto. Este vac¨ªo deber¨ªa ser llenado por los poderes extraordinarios de Gorbachov, pero es una soluci¨®n arriesgada y de dudosa eficacia. ?Podr¨¢ el decreto presidencial impedir que se establezca el "Banco Ruso", pedido por Yeltsin y votado por el Parlamento de Rusia? ?Se llevar¨¢ a efecto el desarme de las milicias armenias -exigido por Gorbachov- cuando el Parlamento de Eriv¨¢n apoya a esas milicias por considerarlas necesarias para impedir los ataques de los azerbaiyanos? En la URSS de hoy, la incertidumbre abarca desde esas cuestiones inmediatas hasta el futuro del gran proyecto de un nuevo edificio confederal que evite, o limite, el desmantelamiento.
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