Sue?os de 'paparazzi'
Mientras el pr¨ªncipe Salm¨¢n de Arabia Saud¨ª dejaba Marbella el pasado jueves tras la invasi¨®n d¨¦ Kuwait por los iraqu¨ªes, Gunilla von Bismarck, bisnieta del canciller de hierro, montaba en c¨®lera por la portada de un semanario que la presenta en una fotograf¨ªa tomada en Colombia junto a un joven con ametralladora. Al mismo tiempo, los fot¨®grafos montan guardia, aburridos, frente al chal¨¦ en el que veranea Isabel Preysler, o iluminan con los flases las sevillanas que bailan Lita Trujillo y Jaime Ostos con motivo de su reconciliaci¨®n. Los paparazzi sue?an con la aparici¨®n rumoreada de la pareja estelar: el multimillonario saud¨ª traficante de armas Adn¨¢n Kashogui e Imelda Marcos, viuda de dictador y tambi¨¦n multimillonaria. Es la guerra y la paz, pero en la versi¨®n del sofocante verano marbell¨ª."?Estamos hartos de recibir palos!", clam¨® Gunilla von Bismarck por los micr¨®fonos durante una especie de homenaje a Olivia Valere, una de las animadoras de la noche de la ciudad. La musa de la jet set se refer¨ªa a la serie de reportajes aparecidos en Cambio 16 en los que se relatan turbios asuntos de la Costa del Sol y en la que ella sirvi¨® de reclamo en una de las portadas. ?Pero aqu¨ª estoy, y no me voy!", a?adi¨®, esta vez no flanqueada del guardaespaldas armado que le pidi¨® hacerse junto a ella una fotograf¨ªa durante una fiesta en Colombia de ?scar Holtzeker, sino de un ramo de rosas rojas quiz¨¢ m¨¢s apropiadas a su car¨¢cter que las armas de precisi¨®n. Von Bismarck es simp¨¢tica por casi todo: por su sonrisa continua, porque tiene sentido del humor y autoiron¨ªa, e incluso por sus curiosas y un tanto disparatadas teor¨ªas m¨ªstico-ecol¨®gicas acerca de la gran cat¨¢strofe natural que se avecina.
Y mientras llega ese cataclismo, los paparazzi sobreviven, ante el desolador panorama de famosos en Marbella en una de las numerosas urbanizaciones de lujo, donde se mantienen apostados junto al chal¨¦ en cuyo intenor Isabel Preysler y Miguel Boyer disfrutan de sus vacaciones, y nunca mejor dicho, pues desde que llegaron, y ya pasa de la semana, no han hecho ninguna salida que puedan llevarse a la c¨¢mara los fot¨®grafos.
?stos conocen la tradici¨®n, y la tradici¨®n asegura que Preysler elige siempre lugares inaccesibles a los objetivos, que jam¨¢s es vista durante la primera semana, y que a lo largo del verano sus apariciones son contadas; el a?o pasado, para visitar a Pitita Ridruejo en Sotogrande, o al ex s¨ªndico de la Bolsa Manuel de la Concha -en este caso, la comitiva s¨®lo de fot¨®grafos sumaba seis coches y una moto que se accident¨®- o para acudir a alg¨²n discreto restaurante.
Si se cumple el parte previsto, la primera aparici¨®n est¨¢ al caer y, por ello, varios de los m¨¢s de 20 buscadores de la foto-negocio no descansan. Algunos de ellos, descubridores de un cerro cercano a la vivienda desde el cual quedaba un extremo de la piscina y del jard¨ªn al descubierto, fueron sorprendidos en sus curiosas intenciones y un muro de chamizo se alz¨® de inmediato nubl¨¢ndoles la vista. "Hoy me voy de monta?ero", dijo uno que asegur¨¦ haber encontrado otro cerro, a¨²n m¨¢s alto y escondido, sobre el que, apoyado en un tr¨ªpode y en un poderos¨ªsimo objetivo, divisa, al parecer, algunas interioridades del recinto.
Valor seguro
El chal¨¦ Nahema, donde veranea Isabel Preysler, oculta uno de los pocos valores seguros de entre los rostros conocidos que veranean y animan Marbella, convertida la jet set en una composici¨®n minimalista de elementos que se repiten y envejecen a intervalos c¨ªclicos. "Hoy estoy muy enfadada porque han escrito mal de m¨ª", dice Gunilla von Bismarck con su divertido acento prusiano-meridional, "y si acabo y¨¦ndome de Marbella ya no har¨¢ falta que escriban nada. Los periodistas deber¨ªan estar muy felices, porque si no, ?a qui¨¦n tienen? Si esas 10 personas no vinieran m¨¢s, ?qu¨¦ pasa? Si no vuelve Isabel Preysler; si no vuelve la princesa Soraya... ?entonces qu¨¦?
Yo s¨¦ la respuesta: entonces esto es Torremolinos?'.
Es un enfado moment¨¢neo, porque Gunilla enseguida sonr¨ªe. De 40 a?os y educada en lugares h¨²medos o fr¨ªos como Hamburgo, Suecia, Lausana o Par¨ªs, tiene una definici¨®n de Marbella: "Especialmente para una alemana, Marbella es el antidepresivo por excelencia, y no s¨®lo es el clima, sino tambi¨¦n la simpat¨ªa de la gente la que te arrastra".
Pese a la rutina en la que se mueven los fot¨®grafos y pese a las quejas sobre este verano demasiado tranquilo, a¨²n as¨ª siempre surgen las sorpresas, como cuando los paparazzi fotografiaron juntos a la protuberante lider del erotismo pop Samantha Fox y al torero Rafl Camino. M¨¢s tarde, las im¨¢genes fueron de piscina, m¨¢s cotizadas, y uno de los fot¨®grafos vio aparecer tres de las suyas en la p¨¢gina 3 de un sensacionalista peri¨®dico brit¨¢nico. Es posible que de pronto aparezca en alguna playa, con su mujer y sus dos hijos, Petre Roman, primer ministro de Rumania.
Los sue?os de los paparazzi no son normales. Tienen cifras sobreimpresas y consisten en imaginar a trav¨¦s del objetivo de la c¨¢mara, por ejemplo, a Alicia Koplowitz en la playa con Gonzalo Mu?oz Cordeu; a Isabel Preysler en ba?ador -"pero sin el pareo que le ocultaba las piernas en las fotos de hace unos a?os", dice un fot¨®grafo-, a Isabel Panteja con un novio, o a Chabeli Iglesias, cari?osa con alguien que no sea su novio Fadi Mudarres. La venta de todas estas historias superar¨ªa en diverso grado el par de millones, y la primera sobrepasar¨ªa ampliamehte al resto.
Los rulos de Liz
A veces, los sue?os al hacerse realidad se vuelven surrealistas, como Elizabeth Taylor, hace unos a?os, con los rulos puestos. El fot¨®grafo Juan Carlos Teuma pidi¨® permiso para colocarse en un balc¨®n pr¨®ximo al edificio que compart¨ªa la actriz con George Hamilton, y el due?o del apartamento, seguidor de la madura int¨¦rprete, acept¨® con la ¨²nica condici¨®n de que le entregase copia de la fotograflia resultante. Tras una larga espera, Taylor sali¨® a tomar el sol, y Teuma, que pod¨ªa divisar s¨®lo una parte de la terraza, observ¨® emocionado que la actriz vest¨ªa una sola prenda, un pareo que desanudaba al recostarse en la hamaca -momento en que desaparec¨ªa de su objetivo- y anudaba al erguirse ante la desesperaci¨®n del fot¨®grafo. El due?o del piso no pudo recibir como trofeo el topless de su actriz favorita, pero, al menos, los rulos igualitarios de Liz Taylor ocuparon p¨¢ginas dobles de las revistas intercontinentales.
Inaugurada la nueva casa de Soraya y abiertas ya las superpuertas de la supermansi¨®n del multimillonario Yassin Dogmoch, en las dos fiestas privadas m¨¢s celebradas del verano, pocas cosas podr¨¢n ya superarlas en inter¨¦s, salvo que apareciesen, como se ha anunciado para finales de mes, Kashogui -no consta si antes o despu¨¦s de su peregrinaci¨®n a la Meca-, e Imelda Marcos -que ya peregrin¨®, de rodillas y musitando plegarias por los 50 metros del pasillo central de la catedral cat¨®lica de San Patricio de Nueva York-, ambos absueltos en Estados Unidos de los delitos de corrupci¨®n y fraude, en el caso de ella tras una acusaci¨®n de transferir m¨¢s de 16.000 millones de pesetas del tesoro filipino a EE UU, y en el caso de ¨¦l de tramitar las operaciones ilegalmente. La llegada de la que ha sido definida por la prensa internacional como la reina del melodrama tercermundista podr¨ªa cerrar con todos los honores el verano marbell¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.