Sectores militares espa?oles abogan por producir armas qu¨ªmicas
Espa?a se adhiri¨®, en 1929, al protocolo de Ginebra que prohibe el uso de gases axfisiantes y t¨®xicos. Ello no impidi¨®, sin embargo, que el Servicio de Guerra Qu¨ªmica, ubicado en La Mara?osa (Madrid), siguiera fabricando cloro e iperita. Durante la guerra civil, Franco cre¨® el Regimiento de Defensa Qu¨ªmica de ?vila, que se traslad¨® a Santander en 1955 y fue disuelto en 1979. En 1981, se suprimi¨® tambi¨¦n la Jefatura de Defensa ABQ; mientras que en 1987 fue definitivamente creada la Escuela Militar de Ense?anza NBQ (Nuclear Bacteriol¨®gica Qu¨ªmica), en Carabanchel (Madrid).El Gobierno espa?ol apoya sin reservas la firma de un tratado universal que prohiba no s¨®lo el uso sino tambi¨¦n la producci¨®n y almacenamiento de armas qu¨ªmicas. Oficialmente, Espa?a carece de este tipo de armamento y la instrucci¨®n que reciben las Fuerzas Armadas, insuficiente por otra parte, seg¨²n los expertos, se limita a misiones de defensa ante un ataque con estas sustancias: detecci¨®n de los gases, protecci¨®n frente a los mismos y descontaminaci¨®n de la zona afectada.
Disuasi¨®n qu¨ªmica
No todos los militares est¨¢n de acuerdo, sin embargo, con la renuncia a la producci¨®n de armamento qu¨ªmico. Algunos defienden la necesidad de que Espa?a tengan un arsenal de agentes agresivos, bas¨¢ndose en la ineficacia de los acuerdos suscritos hasta ahora para a su erradicaci¨®n. Es raro, sin embargo, que estas doctrinas salgan a la luz p¨²blica, pese a que en medios militares se detecta una preocupaci¨®n cada vez mayor, que sin duda se ver¨¢ incrementada con el conflicto del Golfo, por esta forma de guerra.
Los puntos de vista de los defensores de la producci¨®n de armas qu¨ªmicas quedaron, sin embargo, reflejados en un articulo publicado en junio del a?o pasado por la Revista General de Marina, en el que el capit¨¢n de Infanter¨ªa de Marina Jaime L¨®pez Crespo defend¨ªa la denominada disuasi¨®n qu¨ªmica. "Dentro del marco de una operaci¨®n aislada", explicaba, "una finalidad primordial debe ser el impedir, a nuestro enemigo potencial y directo, la posible ayuda exterior (caso de que no tuviese su propio arsenal qu¨ªmico), de tal forma que le asegure que tenemos una capacidad de represalia, la cual sea suficiente para hacer que este adversario olvide la idea de empleo de armas qu¨ªmicas".
Otro objetivo, no menos importante, para el capit¨¢n L¨®pez Crespo, es "colocar a sus tropas ante la certidumbre de sufrir p¨¦rdidas qu¨ªmicas y, al obligarlas a pelear con el traje de protecci¨®n, disminuir¨ªamos su capacidad de combate a unos niveles ciertamente ventajosos para nosotros".
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