El Atl¨¦tico s¨®lo se estir¨® en la segunda parte
P. VIBERTI, El Marsella se proclam¨® campe¨®n de las dos ¨²ltimas Ligas francesas y ya encabeza la acual, con siete puntos en cuatro incuentros. Pero ante el Atl¨¦tico no actu¨® con su mejor once debido a la ausencia de varios de sus jugadores, entre ellos los delanteros Cantona y Papin, convocados por Michel Platini para el primer compromiso internacional de la temporada, as¨ª como el yugoslavo Stojkovic, el verdugo de Espa?a en la fase final del Campeonato del Mundo de Italia 90. Aun as¨ª, domin¨® al equipo madrile?o durante la mayor parte del encuentro. En realidad, ¨¦ste s¨®lo se estir¨® en la segunda mitad animado por el gol de G¨®mez en la segunda oportunidad en que inquiet¨® a Olmeta. En la primera, la ¨²nica antes del descanso, a Rodax le falt¨® temple para picar el bal¨®n por encima de ¨¦l y opt¨® en vano por regatearle.
El fondo f¨ªsico del Atl¨¦tico no es comparable a estas alturas con el del Marsella, aquel frustrado finalista de la pasada Copa de Europa por culpa de la avispada mano de Bata que clasific¨® al Benfica. Quiz¨¢ por ello, por procurar desgastar un poco al rival antes de intentar superarle, o quiz¨¢ por su inferioridad t¨¦cnica, lo cierto es que le cedi¨® de entrada la iniciativa As¨ª, hasta el veterano Tigana, de 35 a?os de edad y miembro de la celeb¨¦rrima l¨ªnea medular francesa de los ochenta junto a Giresse y Platini, pudo demos trar su clase en algunos avances. Mientras tanto, el brit¨¢nico Waddle trajo en jaque casi siempre a Juan Carlos y los caracoleos de Pel¨¦ hicieron da?o a Tom¨¢s m¨¢s de una vez. En uno de ellos, precisamente, el pase adelantado del jugador que osa apodarse como O Rei, el brasile?o Edson Arantes do Nascimento, permiti¨® a otro cl¨¢sico, Vercruysse, batir a Mej¨ªas.
El Atl¨¦tico s¨®lo sali¨® con cierta fluidez al contraataque en el segundo periodo, cuando el tanto, inesperado de G¨®mez le anim¨® tanto como desanim¨® a un Marsella m¨¢s cansado. Fue entonces cuando se comprob¨® que un aut¨¦ntico cerebro en el centro del campo, del que carece, le vendr¨ªa bastante bien y que Rodax todav¨ªa no comprende bien el juego de sus compa?eros. Pese a ello, el goleador del campeonato austriaco acert¨® en una combinaci¨®n con Toni y Baltazar. Retuvo el bal¨®n en su poder lo suficiente para que el brasile?o alcanzase la posici¨®n id¨®nea para el disparo. La l¨¢stima para Peir¨® y los suyos fue que Olmeta realiz¨® un espl¨¦ndido desv¨ªo.
Cerca ya del final, el cambio de Rodax por el ex vallecano Sabas dot¨® de mayor velocidad al Atl¨¦tico. Pero ¨¦ste pec¨® de individualismo en alguna ocasi¨®n, como cuando se enred¨® en una serie gratuita de fintas al borde del ¨¢rea en vez de ceder la pelota con rapidez a Baltazar, y la posible victoria rojiblanca termin¨® esfum¨¢ndose.
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