Una duda

El pasado 10 de agosto, su peri¨®dico publicaba las opiniones del ex secretario de Estado de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, sobre las "¨®ptimas condiciones que se dan en el golfo P¨¦rsico para una intervenci¨®n militar". Justificaba adem¨¢s el mantenimiento de la carrera armamentista (avi¨®n B-2, armas qu¨ªmicas, etc¨¦tera), ante la existencia de nuevos monstruos que amenazan nuestro bienestar y que sustituyen al viejo imperio del mal sovi¨¦tico.Me veo en la obligaci¨®n de darle la raz¨®n, pero invirtiendo el argumento: mientras exista carrera de armamentos, nos veremos con tiranos como Sadam Husein. La industria b¨¦lica no puede ser rentable si s¨®lo produce para un solo proveedor, por lo que se ver¨¢ siempre obligada a exportar a quien le pueda pagar. Irak, en efecto, tiene el ej¨¦rcito m¨¢s poderoso de la zona, pero no lo tendr¨ªa si las naciones que hoy lo condenan no le hubieran abastecido ilimitadamente: Mirage franceses, entrenadores brit¨¢nicos, armas qu¨ªmicas... Espa?a tuvo a Husein entre sus principales clientes, incluso Kuwait le prest¨® cientos de millones de d¨®lares sin intereses. Entre todos dejaron a Irak sobrado de armas y soldados y falto de liquidez.

Claro que, en aquel entonces, el monstruo era Ir¨¢n, que amenazaba con el cierre del golfo P¨¦rsico (?lo hubiera hecho?: lo necesitaba para sus propias exportaciones), y contra ¨¦l se envi¨® una flota multinacional, obviando que por cada dos barcos atacados por Ir¨¢n, Irak atac¨® tres, incluyendo la fragata norteamericana Stark. Demasiadas cosas dificiles de explicar. Y, para colmo, el asunto Ir¨¢n-contras.

En este sentido, s¨ª es cierto que esta crisis presenta unas condiciones ¨®ptimas para la intervenci¨®n: Husein es un enemigo m¨¢s cre¨ªble que, por ejemplo, la Nicaragua sandinista, y adem¨¢s ha hecho que "nuestros intereses vitales est¨¦n comprometidos" (?se refiere al petr¨®leo que consumimos o a los capitales de grupos como KIO?). Weinberger puede alegrarse de que exista un motivo para continuar con la carrera armamentoexterminista, pero, para los que no creemos en el principio de la violencia del bien contra la violencia del mal, el tirano iraqu¨ª no es el monstruo que aplastar, es el s¨ªntoma de una civilizaci¨®n enferma en el que los halcones como Weinberger, m¨¢s que el remedio, son otro s¨ªntoma del mismo mal.-