"Cuando digo Este digo libertad y crisis"
Julia Kristeva. Fil¨®sofa, psicoanalista, escritora, europea
Julia Kristeva vive en verano en la isla de R¨¦, frente a La Rochelle, en la costa oeste de Francia. De voz suave y redonda, refinada y elegante, esta heredera del esp¨ªritu de Mayo del 68, vuelve a ser en Francia objeto de atenci¨®n, como casi siempre. Su libro Los samurais, en el que novela la vida de su generaci¨®n y que ser¨¢ publicado en noviembre por Plaza y Jan¨¦s, se lee como un testimonio optimista, y eso en una mujer que con frecuencia ha escrito sobre los accidentes de la melancol¨ªa, se juzga como una declaraci¨®n de principios. Reflexiva y audaz, contest¨® as¨ª a nuestra propuesta de que definiera, desde una perspectiva contempor¨¢nea, palabras que son de siempre.Guerra. La guerra significa el fracaso de la pol¨ªtica del Norte frente al Sur. Sadam Husein encarna un nuevo monstruo que llega para reemplazar al marxismo totalitario. Se llama el integrismo laico. Pero este monstruo tiene el riesgo de tener porvenir porque los pobres tienen necesidad de un dios y de un gu¨ªa para dar sent¨ªdo a su miseria. Estamos emplazados ante esta alternativa: o bien Occidente, que comprende hoy en d¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica, permanece intransigente pero no olv¨ªdala contribuci¨®n activa al Tercer Mundo y en articular al desarrollo de los pa¨ªses ¨¢rabes, o bien el derecho internacional ser¨¢ abolido y el integrismo nacional impondr¨¢ su dictado primero a nivel local pero podemos tambi¨¦n podemos tenerlo a escala mundial.
Amor. Indefinible, innombrable. Supone una atenci¨®n enorme al otro, una gran devoci¨®n, much¨ªsima independencia. Yo estoy muy lejos de la noci¨®n de amor-fusi¨®n, que es una suerte de experiencia mistica. Creo que mi generaci¨®n, la del 68, y la experiencia anal¨ªtica, y quiz¨¢ tambi¨¦n a experiencia de la maternidad, me han ense?ado que lo m¨¢s dificil es alcanzar la correspondencia entre dos manteniendo la autonom¨ªa.
Nostalgia. Ese concepto me afecta mucho. La nostalgia es el dolor con relaci¨®n a un espacio y a un tiempo perdidos. Para m¨ª, ambos son necesariamente el tiempo de mi infancia y el espacio del Este. No es algo que yo cultive, e intento dejarlo atr¨¢s, pero regresa en los sue?os. Sobre todo ahora, con todo lo que ocurre.
Sida. Dos palabras me sugiere ese nuevo vocablo: horror e impotencia. El sida ha mostrado los l¨ªmites del poder¨ªo ilimitado del poder. En el ¨¢mbito de las relaciones personales, ha puesto un l¨ªmite al deseo, una frontera a la libertad sexual.
Dolor. El dolor es la manifestaci¨®n de un umbral de intolerancia, no se puede ir m¨¢s all¨¢ en el ejercicio de la violencia. La violencia me hace da?o, no la acepto, la sufro. Semanas antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, mi padre muri¨® en un hospital b¨²lgaro por falta de medicamentos para los ancianos. La barbarie sigue reinando.
Odio. Creo que soy alguien incapaz de odiar. Desde que comprendo los supuestos de una violencia o de una abyecci¨®n tengo tendencia a perdonar. Perdonar significa comprender por qu¨¦ se ha cometido un crimen y ayudar a aquel que lo ha hecho a recuperarse. Hay dos fuentes del odio, la que se siente ante el opresor y aquella que nombra Freud: la pulsi¨®n de la muerte, que es una fuerza negativa que existe dentro de nosotros y que nos convierte en bes t¨ªas. Este odio es el que conduce al nihilismo, a una suerte de empobrecimiento de los valores y de las personas. Es lo que amenaza al mundo moderno, tanto al Este-como al Oeste.
Libertad. Estoy muy preocupada por la libertad que llega en los pa¨ªses del Este. Es una libertad aparente, tambi¨¦n esencial con respecto a los pa¨ªses totalitarios, pero es una libertad que obliga a enormes obligaciones: ellos no saben muy bien qu¨¦ les aguarda. Y por otra parte, esa nueva libertad obliga a Occidente a renunciar a algunas de sus libertades: a ser menos ricos, por ejemplo.
Felicidad. Yo no concibo la felicidad sin que pase por m¨ª, aunque concierna tambi¨¦n a los otros. Yo no vivo en absoluto en la renuncia. Para m¨ª la felicidad es estar aqu¨ª, hacer los libros que deseo hacer, rodearme de la gente que amo. Parece ego¨ªsta, pero deseo tambi¨¦n que estos libros constituyan puentes hacia los otros.
El 68. Estoy en contra de la valoraci¨®n -negativa y cr¨ªtica que se hace en todo el mundo con respecto a Mayo del 68. Nada de lo que se hace de nuevo hoy podr¨ªa haber sido posible sin el 68. Sin el 68 no se hubieran abierto paso los socialistas [franceses] y no se hubiera puesto en cuesti¨®n el totalitarismo comunista, ni hubieran nacido los movimientos feministas, la ecolog¨ªa, etc¨¦tera.
Patria. Yo soy una cosmopolita. Pienso en un mundo sin patria y aspiro a una humanidad sin fronteras. Esto es lo que trato de contar en mi libro Etrangers ¨¢ nous-m¨¦mes. Creo que por el momento eso es una utop¨ªa. El hecho de pensar en este mundo cosmopolita debe conducirnos a dar una nueva definici¨®n de la naci¨®n, arrebat¨¢rsela a la derecha y a Le Pen, dar una definici¨®n polivalente y tolerante.
Sexo. Se cree que hay un solo sexo, y eso es falso. Hay muchos, o al menos dos, con una fuerza dominante en la mayor parte de los casos. La palabra sexo me hace recordar la palabra var¨ªos y el concepto guerra de sexos. Es asombroso que a pesar de esta guerra de sexos se lleguen a constituir parejas. Se hacen parejas cuando se sabe que existe la guerra. Cuando se olvida, surge el drama. Cuando se piensa, se llega a la armon¨ªa.
Intelectual. Se ha abusado presentando a los intelectuales como salvadores, maestros del pensamiento... Hay gente que sigue jugando ese papel. Eso funciona por categor¨ªas. S¨ª no se es demasiado personal, demasiado espec¨ªfico y singular, no se es verdaderamente intelectual.
Droga y placer
Droga. Una noci¨®n muy extensible. ?Alcohol? Tambi¨¦n. Entiendo que pueda ser un estimulante para obtener una superlucidez, o para abolir la consciencia, especialmente con relaci¨®n al dolor y para acompa?ar la muerte. Personalmente no estoy en contra de ninguna de las dos alternativas siempre que las tome el individuo en el ejercicio de su libertad.
Placer. Con el descubrimiento de la sexualidad, es una primera etapa importante . El tiempo y una cierta madurez de la vida intelectual me han dado la impresi¨®n de haber llegado a un segundo rellano que ser¨ªa el de un placer m¨¢s diversificado.
Berl¨ªn [y Europa y el Este]. Este. Es una palabra un poco f¨¢cil y, en cierto modo, algo peligrosa. Se entiende por Este pa¨ªses comunistas y es peligroso porque son pa¨ªses muy diferentes. No se puede asimilar lo que pasa en Checoslovaquia con lo que ocurre en Rusia o en Bulgaria. Sin embargo, hay una identidad que es la contestaci¨®n al totalitarismo, y sobre todo a la gran crisis que este mundo est¨¢ a punto de vivir y que nos implica a todos. Cuando digo Este digo libertad y crisis, pero esto concierne tambi¨¦n a Occidente. No pensemos que sean s¨®lo ellos los implicados. El Este est¨¢ en nosotros. Estar¨¢ cada d¨ªa m¨¢s en Par¨ªs. Si no aprendemos las cosas as¨ª habr¨¢ una gran cat¨¢strofe econ¨®mica y cultural. Europa debe comprender el Este. Si Europa no asume esto, aqu¨ª se seguir¨¢ viviendo con ego¨ªsmos que ya no son tolerables, vamos a favorecer el desarrollo de movimientos reaccionarios, conservadores, en los pa¨ªses del Este. Debemos ser m¨¢s atentos, menos ego¨ªstas, menos ricos, menos capitalistas, menos imbuidos de nosotros mismos y menos gloriosos, y ellos han de ser menos envidiosos del modelo occidental.
Muerte. Mi generaci¨®n tiene otra experiencia de la muerte. No es la del creyente, que cree que hay un m¨¢s all¨¢ en el cual ha de ser salvado o condenado; no es la experiencia de la muerte de la generaci¨®n atea, la idea un poco nihilista de Sartre que considera que la muerte no merece ser impedida. Es la muerte s¨ªntoma. La muerte de Barthes, ese accidente absurdo, da una dimensi¨®n particular a esa obra que busca el placer, la finura y la gracia. La muerte de Lacan en el anonimato comporta algo dram¨¢tico sobre su experiencia de analista que tiene la tendencia a presentarse corno un hombre barroco, lleno de juego y de desenvoltura. La muerte de Foucault, v¨ªctima del sida y de la sexualidad, es una b¨²squeda casi suicida a trav¨¦s del deseo, el deseo asumido hasta la muerte.
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