El sendero de la abyecci¨®n

Dec¨ªa Gustave Flaubert que se puede recuperar una ocasi¨®n, pero jam¨¢s enmendar una tonter¨ªa. Y el Gobierno espa?ol est¨¢ a punto de cometer una tonter¨ªa que tiene el agravante de poder convertirse en una sangrienta barbaridad.Ante un pa¨ªs sumido en una pasmosa pasividad -rota tan s¨®lo por algunas voces aisladas y cansadas sin duda de clamar en el desierto-, el Gobierno est¨¢ a punto de meternos en una guerra vergonzosa e in¨²til.

El env¨ªo de buques militares espa?oles al golfo P¨¦rsico, adem¨¢s de lo que tiene de rid¨ªculo y de servil, es un acto supremo de cinismo y una temeridad.

Que se trata de una guerra o, cuando menos, del intento de provocar una guerra, es algo que cualquiera que no est¨¦ ciego puede ver por s¨ª mismo y que los hechos, mucho nos tememos, van a demostrar a muy corto plazo.

La calidad humana de las fuerzas enfrentadas no deja lugar a dudas. Sadam. Husein ha utilizado m¨¦todos de guerra para invadir un pa¨ªs soberano y ha acreditado, durante los a?os de conflicto con Ir¨¢n, un belicismo insaciable.

Estados Unidos ha utilizado m¨¦todos de guerra para invadir Panam¨¢ y la isla de Granada y para asediar la Nicaragua sandinista hasta su extenuaci¨®n. Y los tres eran tambi¨¦n pa¨ªses soberanos. El esp¨ªritu belicista de la primera potencia mundial es de dominio p¨²blico, por mucho que intente disfrazarlo con la gabardina verbal de una hipot¨¦tica defensa de los derechos humanos a la que tan s¨®lo la cretinez o la complicidad pueden dar cr¨¦dito.

Las declaraciones de Bush sobre el recurso a la fuerza contra Irak y los cientos de miles de soldados enviados a la zona no hacen pensar precisamente en un happy end de la actual situaci¨®n.

Enviar buques armados al golfo P¨¦rsico pretextando una misi¨®n de paz es, adem¨¢s de una tomadura de pelo, tan prudente como entrar en un polvor¨ªn con una cerilla encendida, salvo que quienes tienen que llevar la cerilla no van a ser solamente soldados profesionales sino tambi¨¦n inexpertos y desprevenidos muchachos que estaban sufriendo la mili ya los que la patria les pide que se vayan a miles de kil¨®metros para correr el riesgo de dejarse el pellejo en nombre de... ?de qu¨¦?

?De la seguridad nacional? De la independencia? ?De la integridad territorial? No se han visto tropas iraqu¨ªes en los Pirineos ni en Gibraltar. Claro qUe puede ser que el Gobierno entienda que el precio del petr¨®leo forma parte de la soberan¨ªa nacional o de la independencia espa?ola. Y entonces, ?por qu¨¦ no invadir EE UU dada la dependencia tecnol¨®gica que Espa?a tiene? ?Por qu¨¦ no bombardear Par¨ªs ante la competencia de la agricultura francesa? ?Por qu¨¦ no arrasar Marruecos para cortar el flujo de inmigraci¨®n ?legal y de naranjas baratas? Va a resultar que los actuales gobernantes de Espa?a hacen suya la frasecita de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera sobre las virtudes de "la dial¨¦ctica de los pu?os y las pistolas".

Y si no se trata de soberan¨ªa nacional ni de independencia, ?qu¨¦ es? ?Solidaridad internacional? ?Se es solidario mandando enviados de muerte? ?Se es solidario contribuyendo, aunque sea simb¨®licamente, a la carnicer¨ªa de miles de seres humanos? Claro que a lo mejor el Gobierno piensa que la paz se impone con los ca?ones. Va a resultar que los actuales gobernantes de Espa?a se han metido a guionistas de una nueva entrega de Rambo.

La raz¨®n invocada por el ministro Serra en televisi¨®n -"tenemos la misma actitud que todos los pa¨ªses europeos"- es una rotunda mentira. Una vez m¨¢s se reduce Europa a Francia, Italia, Reino Unido, B¨¦lgica, Alemania, Holanda, Grecia y la URSS, cuando tan europeos son los irlandeses, los suecos, los noruegos, los portugueses, los finlandeses, los yugoslavos, los checoslovacos, los polacos, los b¨²lgaros, los rumanos, los h¨²ngaros, los austriacos, los suizos, los islandeses y los daneses, que no han enviado tropas al golfo P¨¦rsico.

La raz¨®n del ministro Serra tiene, por otra parte, la l¨®gica de aquel que, tras violar a una muchacha, se justifica diciendo que sus amigos la hab¨ªan violado tambi¨¦n.

Est¨¢ claro que Sadam Husein no es precisamente una muchacha violada, pero si estalla la guerra en el Golfo, no va a ser el dictador iraqu¨ª el primero en caer, sino miles de an¨®nimos seres humanos, esos numeritos del N¨²mero de Identificaci¨®n Fiscal (NIF), que a los ojos de nuestros gobernantes sirven para pagar impuestos, contestar encuestas y votar de vez en cuando, algunos de los cuales morir¨¢n por armas vendidas por los pa¨ªses europeos.

Resulta deprimente e irritante llegar a la conclusi¨®n de que es tras los pasos de nuestros aliados de la OTAN y de la UEO tras los que van a ir los barcos espa?oles al matadero. Un puro acto de servilismo que nada tiene que ver con las misiones defensivas que la Constituci¨®n encomienda al ej¨¦rcito espa?ol. Se mandan barcos para quedar bien, para eitar en el ajo, para pinchar y cortar en el club de los poderosos, aunque sea de comparsa. Se juega con vidas humanas para lucirse en el panorama mundial, para no ser menos, para secundar al gran amigo americano.

Una actitud c¨ªnica, que resulta a¨²n m¨¢s patente si se piensa que hasta ayer Espa?a ha vendido armas,.incluso productos que se emplean en la fabricaci¨®n de gases letales, por valor de m¨¢s de 50.000 millones de pesetas, al mismo Irak que ahora se denosta. ?Era antes Sadam Husein un dem¨®crata convencido? ?No era Ir¨¢n un pa¨ªs soberano cuando lo invadi¨® Irak? ?No ten¨ªan derechos las mujeres y los ni?os kurdos gaseados por Husein?

Occidente y la URS S han jugado a aprendices de brujos en Irak, armando hasta los dientes a su ej¨¦rcito y consintiendo toda clase de tropel¨ªas, hasta que el dictador iraqu¨ª ha puesto las manos en el ¨²nico derecho que se est¨¢ dispuesto a defender a tiros: el derecho del boyante Primer Mundo a nutrirse del petr¨®leo del Tercer Mundo. Porque es el petr¨®leo, s¨®lo el petr¨®leo y nada m¨¢s que el petr¨®leo lo que va a llevar a unos barcos espa?oles al golfo P¨¦rsico.

Los marineros espa?oles van al matadero por el petr¨®leo kuwait¨ª, por los beneficios de KIO, por las ganancias de las multinacionales petroleras. Van a ejercer de polic¨ªas internacionales en lo que empieza a dibujarse como un nuevo orden mundial, una especie de Orwell supuestamente democr¨¢tico donde, desaparecida la confrontaci¨®n Este-Oeste, los pa¨ªses ricos van a encargarse de poner en su sitio a los pobres que se atrevan a perturbar sus intereses.

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