Irak, un campo de entrenamiento
Millones de voluntarios de entre 16 y 65 a?os se preparan para la guerra en todo el pa¨ªs
ERHARD STACKL, ?Bush!, ?Bush!", grita un joven de 16 a?os, ataviado con un uniforme militar verde, agitando sus manos en el aire y haciendo m¨ªmica como si lanzase algo invisible al suelo. "?Bush!, ?Bush!", grita golpeando con su bota sobre el polvo de la cancha de f¨²tbol en Al Ademia, un sector residencial de Bagdad donde voluntarios del Ej¨¦rcito Popular iraqu¨ª se re¨²nen cada tarde entre las cinco y las siete para recibir instrucci¨®n militar. Trescientos hombres entre 16 y 65 a?os han sido llamados para estos ejercicios desde hace tres semanas. En todo el pa¨ªs, cinco millones -aparte del mill¨®n que conforma el poderoso Ej¨¦rcito regular- son organizados en estas "fuerzas voluntarias".
Uno de los participantes, profesor de ingl¨¦s, explica que marchan en grupos de un lado a otro de la cancha de f¨²tbol rodeada por altas palmeras, entren¨¢ndose en el uso de las armas y la lucha cuerpo a cuerpo. Luego elevan las armas sobre sus cabezas y gritan: "Viva el Partido Socialista ?rabe (Baaz); nosotros sacrificamos sangre, esp¨ªritu, todo por Sadam Husein"." Nosotros queremos paz", dice Abdullali Al¨ª, de 38 a?os ypadre de siete ni?os, que luch¨® siete a?os en la guerra del Golfo y que ahora mantiene a su familia como taxista. "Pero estamos dispuestos a defender nuestro pa¨ªs. Bush es el culpable", dice el hombre, que usa el mismo bigote que su presidente. "Todos nosotros estamos preparados para morir", interrumpe uno de los camaradas del veterano de guerra. Aparte de estas horas de entrenamiento militar, que es extensivo a una gran parte de la poblaci¨®n masculina, Bagdad ofrece una imagen extra?amente pac¨ªfica. El tr¨¢nsito en esta ciudad limpia y moderna es denso y ca¨®tico, como siempre. Los iraqu¨ªes medios no parecen sufrir el bloqueo impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU. En el bazar, los comerciantes ofrecen melones hermosamente ordena dos, peras y d¨¢tiles. Hay carne Un kilo de cordero cuesta ocho dinares y el ingreso medio men sual es de 200 dinares (cambio oficial: 100 d¨®lares son 60 dinares). Arroz y pan son distribui dos de acuerdo con un nuevo sistema de racionamiento. S¨®lo para el pan fresco hay largas filas con horas de espera. .
Aumento de precios
"Hemos doblado y triplicado los precios de los productos agr¨ªcolas para estimular la producci¨®n, mientras los precios de venta se han mantenido", dice Najib al Hadithy, director general de Comunicaci¨®n. Seg¨²n ¨¦l Irak, el f¨¦rtil pa¨ªs de los r¨ªos Eufrates y Tigris es casi autosuficiente en su producci¨®n de trigo y verduras. "Tenemos un enorme stock de trigo y podemos sobrevivir al bloqueo durante meses".
La superficie de Bagdad, que parece pl¨¢cida, contrasta agudamente con otra realidad m¨¢s tr¨¢gica y menos visible. Cientos de extranjeros, especialmente norteamericanos, han sido desalojados de sus hoteles. Consultado en una conferencia de prensa sobre si estas personas hab¨ªan sido llevadas realmente a "lugares estrat¨¦gicos", Sadam Husein dijo, simplemente: "S¨ª, pero no para arriesgar sus vidas. Su presencia all¨ª prevendr¨¢ un ataque".
Seg¨²n el peri¨®dico en ingl¨¦s Baghdad Observer, estos "invitados" permanecen con familias iraqu¨ªes cerca de las "instalaciones vitales" y no pueden ser visitados por la Prensa extranjera.
Cerca de las Embajadas de pa¨ªses del Tercer Mundo como India o Filipinas hay miles de personas acampando en las calles: numerosos trabajadores emigra ntes en Kuwait fueron tra¨ªdos hasta all¨ª.
Tienen permiso para salir de Irak, pero no tienen dinero para hacerlo. La mayor¨ªa de ellos per dieron todos sus ahorros en Kuwait. Especialmente entre los filipinos, que cocinan, lavan y duermen en la calle, el nerviosismo crece. La posibilidad de un ata que norteamericano contra Irak es un temor permanente.
Tenis para ejecutivos
Mientras, otros grupos de ex tranjeros ocupan el elegante hotel de Bagdad El Rasheed. Hombres de negocios de Francia y la Rep¨²blica Federal de Alemania tienen la suerte de escapar de los 40 grados a la sombra en habitaciones con aire acondicionado, jugar al tenis, gozar de la piscina o sentarse en el bar.
Su ¨²nico problema es que no tienen permiso para abandonar el pa¨ªs. "?Qu¨¦ pasar¨¢ aqu¨ª? Mi marido no sabe nada de m¨ª", se lamenta una m¨¦dica de un pa¨ªs de Europa oriental que trabaja en un hospital de Bagdad.
Y Dennis, un joven t¨¦cnico franc¨¦s que escuch¨® las cr¨ªticas de los pa¨ªses occidentales contra la visita del presidente austriaco Kurt Waldheim, que pudo llevarse de regreso a casa a sus conciudadanos, dice que para ¨¦l "lo ¨²nico que importa es salir, salir de cualquier manera".
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