Rechazo al control de calidad de los hijos
La posibilidad de venir al mundo de un modo diferente ha aparecido siempre ante la opini¨®n p¨²blica como un avance de la ciencia en su lucha contra la esterilidad. No obstante, la desviaci¨®n de las nuevas teconolog¨ªas reproducitvas a otras finalidades ha sido puesta de manifiesto de modo reiterado por algunos colectivos, entre ellos, muy especialmente, organizaciones de mujeres.Su regulaci¨®n legal lleg¨® a este pa¨ªs de un modo pionero; s¨®lo Suecia, con una ley de 1984, y Noruega, con otra de 1987, hab¨ªan precedido la tarea normativa general.
En la mayor parte de los pa¨ªses europeos los comit¨¦s de expertos emit¨ªan dict¨¢menes y la discusi¨®n era intensa, las propuestas legales fueron modificadas una y otra vez y se extremaban las cautelas para evitar las pr¨¢cticas no id¨®neas sobre las que s¨ª exist¨ªa un cierto consenso. La selecci¨®n de sexo, como la clonaci¨®n, la creaci¨®n de h¨ªbridos, la creaci¨®n de seres humanos con fines distintos a la procreaci¨®n, etc¨¦tera, fueron consideradas desde su inicio como actividades a prohibir.
La Comisi¨®n de Asuntos Jur¨ªdicos y Derechos C¨ªvicos del Parlamento Europeo, en su documento de trabajo sobre los problemas ¨¦ticos y jur¨ªdicos de la manipulaci¨®n gen¨¦tica de julio de 1987, indicaba: "Los padres no pueden, en manera alguna, regular el tipo de la combinaci¨®n de los genes en la dotaci¨®n gen¨¦tica de sus hijos. De esta manera queda garantizado que la persona no deba sus predisposiciones f¨ªsicas o intelectuales al plan y a la voluntad de otros seres humanos. Se trata m¨¢s bien del resultado del azar natural. As¨ª, se puede ocasionar, en algunas circunstancias, graves sufrimientos humanos, pero precisamente porque la persona no es el resultado de un experimento realizado por sus padres, sino el producto del azar de la naturaleza, quedan garantizados tanto la independencia de las personas entre s¨ª como su valor individual".
El que la t¨¦cnica que pretende utilizarse en este caso concreto no implique manipulaci¨®n gen¨¦tica, en el sentido de modificaci¨®n de los genes, no impide que le sea de aplicaci¨®n la recomendaci¨®n, ya que supone la actuaci¨®n dirigida a la predeterminaci¨®n de una cuesti¨®n tan importante como el sexo.
Aborto de fetos femeninos
De hecho otras t¨¦cnicas no inventadas para ello se han utilizado ya en el mundo con ese fin, como es el caso de la amniocentesis en la India, que conduce al aborto de los fetos femeninos.
El control de calidad puede tener diferentes vertientes, referirse a la selecci¨®n de sexo o a cualquier otra caracter¨ªstica determinada gen¨¦ticamente. Puede plantearse igualmente una solicitud de selecci¨®n de la prole fundamentada en el sufrimiento de sus progenitores por no tener hijos altos, rubios, con ojos azules o con un coeficiente intelectual determinado.
La fantas¨ªa humana de intervenir sobre los or¨ªgenes de la vida combin¨¢ndola a su satisfacci¨®n no es nueva y hemos encontrado muestras de ella en el arte y la literatura. Wagner, el antiguo criado de Fausto,c onfiesa a Mefist¨®feles en la obra de Goethe que est¨¢ trabajando en la creaci¨®n de un ser humano que no estar¨¢ sometido a los imponderables de la procreaci¨®n natural, lo que le dar¨¢ un origen superior.
La ley espa?ola sobre t¨¦cnicas de reproducci¨®n adolece de enormes imprecisiones y defectos t¨¦cnicos; no obstante, en este aspecto concreto es muy clara, la reproducci¨®n asistida s¨®lo puede efectuarse para facilitar la procreaci¨®n cuando los dem¨¢s m¨¦todos han resultado inadecuados y para evitar la transmisi¨®n de enfermedades gen¨¦tico-hereditarias.
La finalidad terap¨¦utica de su utilizaci¨®n no s¨®lo se desprende de la literalidad de la ley, sino que responde a las directrices que el Parlamento aprob¨® en abril de 1986, fruto de un estudio de la comisi¨®n especial creada al efecto.
En la recomendaci¨®n 21 se dec¨ªa textualmente: "Estas t¨¦cnicas no deber¨¢n utilizarse con intenci¨®n de seleccionar el sexo del futuro hijo, excepto cuando se trate de evitar una grave enf¨¦rmedad ligada al sexo del hijo que va a nacer".
En ninguno de los textos europeos vigentes actualmente (Suecia, Noruega, Dinamarca) se autoriza la selecci¨®n de sexo; tampoco se permite en los que est¨¢n en tr¨¢mite parlamentario (Rep¨²blica Federal de Alemania, Austria, Reino Unido...).
Incluso en el derecho comparado de nuestro entorno observamos una mayor dureza con las infracciones a la ley, que tienen un castigo en el orden penal, al tiempo que m¨¢s restricciones y control en su utilizaci¨®n en los hospitales.
Juez sorprendente
La decisi¨®n del juzgado sorprende enormemente, ya que es dif¨ªcilmente sostenible el criterio terap¨¦utico extensivo aludido, que como vemos no aparece en el texto legal, sino todo lo contrario. Se concept¨²a infracci¨®n la selecci¨®n de sexos con fines diferentes a los autorizados, aunque pudieran ser terap¨¦uticos o de otra ¨ªndole, y se exige de la mujer un buen estado de salud psicorisica que en este caso concreto dice ella misma no poseer.
La apelaci¨®n interpuesta permite que la Audiencia de Barcelona revise el auto dictado en primera instancia, y es de esperar que prospere, dada su s¨®lida fundamentaci¨®n e interpretaci¨®n acorde con el texto legal en vigor.
De todos modos, la utilizaci¨®n de estos m¨¦todos reproductivos para fines diferentes a los indicados por el legislador no queda totalmente cerrada en muchos otros aspectos, lo que hace conveniente una revisi¨®n a fondo de la ley que permita la inclusi¨®n de las desviaciones socialmente m¨¢s graves en la pr¨®xima redacci¨®n de un nuevo C¨®digo Penal.
De la actitud judicial hay algo importante que destacar por lo ins¨®lito: la sensibilidad ante el sufrimiento de una mujer; ello llena de esperanza, en el sentido de que otros sufrimientos tanto o m¨¢s profundos, planteados ante el mismo ¨®rgano (como las querellas por impagos de pensiones alimenticias), gozar¨¢n de igual celeridad y atenci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.