Ornitolog¨ªa
Aguda observaci¨®n la de nuestro jefe de Gobierno cuando ha subrayado la necesidad de que los halcones no tengan la iniciativa en la expedici¨®n imperial al golfo P¨¦rsico. Entre un halc¨®n como Margaret Thatcher y las blancas-palomas que consideramos esta operaci¨®n como una p¨¦sima manera de iniciar el replanteamiento de las relaciones Norte-Sur, desde la ventaja de la desaparici¨®n de la dial¨¦ctica EsteOeste, queda al parecer una variad¨ªsima gama ornitol¨®gica. Elegir bien el tipo de p¨¢jaro que se es en la divisi¨®n de papeles del sistema capitalista se ha convertido en una necesidad de primer orden, como en el pasado fue lo importante prescindir del color del gato, con tal de que cazara ratones.Ahora va de aves de rapi?a. Por parte del jefe de Gobierno y sus fil¨®sofos de c¨¢mara no ha habido el menor an¨¢lisis de la situaci¨®n desde una ¨®ptica internacionalista de progreso. Para ellos no queda otro camino que secundar la estrategia internacional de un sistema que necesitaba en el inmediato pasado la guerra qu¨ªmica del siniestro Sadam Husein y en el presente est¨¢ dispuesto a juzgarle por cr¨ªmenes de guerra. Mediante este cambio cat¨¢rtico, el sistema consigue superar en cinismo a Sadam Husein, con creces y con cruces. Se dir¨¢ que los jefes de Gobierno no est¨¢n para hacer an¨¢lisis te¨®ricos, sino para decidir conductas de Estado. De lo cual s¨®lo puede deducirse que este estado no representa los ideales de emancipaci¨®n que desde el siglo XVIII han justificado la acci¨®n hist¨®rica de las fuerzas sociales y pol¨ªticas transformadoras, que las razones de Estado est¨¢n determinadas por sistemas de poder nacionales e internacionales injustos y que en esta situaci¨®n la fidelidad al juramento capitalista s¨®lo es cuesti¨®n de grados de rapi?a. Hay quien puede ser halc¨®n y hay quien se siente justificado porque s¨®lo llega a cuervo.
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