Travesuras en Espa?a
La censura no vio con buenos ojos los pastores protestantes de las novelas
La suerte del travieso Guillermo ha estado ligada a varias generaciones de espa?oles a trav¨¦s de los distintos lanzamientos de que ha sido objeto la obra de Richmal Crompton por parte de la editorial Molino. En la temprana fecha de 1935 ya apareci¨® la primera de las aventuras del personaje, Las travesuras de Guillermo, y las ediciones se han ido sucediendo hasta 1980.Actualmente, las ventas de la serie guillermina rozan lo testimonial y Guillermo parece no conectar con los ni?os de hoy en d¨ªa. En sus tiempos de ¨¦xito, sin embargo, el travieso Guillermo Brown tuvo una gran acogida, hasta el punto que la censura se vio obligada a intervenir para evitar influencias perniciosas. Los censores ten¨ªan especial ojeriza a los pastores protestantes que aparec¨ªan en las novelas de Guillermo, a los que eliminaban de una manera sistem¨¢tica.
Una prueba del ¨¦xito inicial de Guillermo Brown en Espa?a, tras la primera edici¨®n del a?o 1935, es que editorial Molino se vio obligada a realizar dos ediciones m¨¢s de Las travesuras de Guillermo antes del inicio de la guerra.
Ediciones de posguerra
Ya en la posguerra, volvieron a hacerse nuevas ediciones de Guillermo a partir de 1945, siempre bajo la atenta vigilancia de la censura. A Las travesuras de Guillermo se a?adieron otros t¨ªtulos de la serie, como Guillermo, el proscrito, Guillermo el genial, Las aventuras de Guillermo, hasta un total de ocho."En los a?os cuarenta tuvimos que parar la publicaci¨®n", explica Luis Antonio del Molino, administrador de la editorial Molino, "porque cada vez que sal¨ªa un pastor protestante, se lo cargaba la censura y as¨ª no pod¨ªamos seguir".
Guillermo Brown, sin embargo, no se rindi¨® ante las adversidades y en los a?os cincuenta regres¨® la colecci¨®n. que lo ten¨ªa por reclamo con nuevos t¨ªtulos, en un formato distinto, hasta llegar a los quince o veinte.
La repesca generacional tuvo una nueva oportunidad para los lectores espa?oles en los a?os sesenta, con ocasi¨®n del tercer lanzamiento de la colecci¨®n. Esta vez, los t¨ªtulos se ampliaron hasta alcanzar los veinticinco. Los libros de Guillermo crec¨ªan.
La quinta edici¨®n de Las travesuras de Guillermo tard¨® en aparecer. Fue en 1971. Ocho a?os despu¨¦s, sin embargo, volv¨ªa con fuerza aprovechando la popularidad que una serie de televisi¨®n hab¨ªa otorgado a Guillermo. Se lanz¨® de nuevo la colecci¨®n en formato original, con tapa dura de color rojo y la incorporaci¨®n de nuevos t¨ªtulos. Guillermo y los pigmeos, Guillermo el revolucionario y Guillermo el superhombre, entre otros, se a?adieron a los ya publicados.
"Mientras se hizo la serie de televisi¨®n se vendi¨® bien", explica Luis Antonio del Molino, pero despu¨¦s volvieron a bajar las ventas".
En conjunto, las cifras de las ventas de las aventuras del travieso Guillermo Brown en Espa?a distan bastante de las de Gran Breta?a. "De Las travesuras de Guillermo se habr¨¢n vendido, sumando todas las ediciones, unos 35.000 ejemplares", concluye Luis Antonio del Molino.
La cifra no est¨¢ nada mal para el mercado espa?ol, pero en la actualidad las ventas de los libros de Guillermo han descendido a un nivel muy bajo, hasta situarse entre los 150 y los 500 ejemplares anuales.
"Da la impresi¨®n", se?ala Luis Antonio del Molino, "que la actual generaci¨®n no entiende a Guillermo. No entienden las relaciones autoritarias entre padres e hijos, el mundo de los adultos separado del de los ni?os".
Enid Blyton
Dentro de la literatura juvenil brit¨¢nica de ¨¦xito internacional, en la que se inscribe el inefable Guillermo Brown, los libros de la prol¨ªfica Enid Blyton tambi¨¦n tuvieron una excelente acogida en Espa?a, aunque en etapas no coincidentes.En los a?os sesenta, fueron las series Aventura y Misterio de esta autora, protagonizadas siempre por grupos de ni?os bien tipificados y por alg¨²n que otro animal dom¨¦stico -loro, perro o mono, preferentemente- las que gozaron del favor de los peque?os lectores.
"Las ventas de estas dos series han ca¨ªdo tambi¨¦n", afirma Luis Antonio del Molino, "y ya no las lee la generaci¨®n actual. Ten¨ªan un defecto y es que eran demasiado largas".
Las novelas sol¨ªan tener unas 250 p¨¢ginas, una longitud al parecer excesiva para ni?os acostumbrados a ver la televisi¨®n durante largas horas.
Hay otras dos series de Enid Blyton -Las mellizas en Santa Clara y Torres de Malory- que sobreviven en la generaci¨®n actual y siguen vendi¨¦ndose bien. Molino publica alrededor de una edici¨®n cada dos a?os.
Sin embargo, la serie juvenil que actualmente editorial Molino vende m¨¢s en Espa?a no proviene de Gran Breta?a, sino de Estados Unidos. Se trata de Alfred Hitchcock y los tres investigadores, colecci¨®n en la que el nombre de Hitchcock sirve de reclamo comercial. Estos libros venden unos 3.000 ejemplares de cada t¨ªtulo al a?o y desde que se inici¨® en los a?os sesenta, llevan ya unas doce ediciones.
Roald Dahl
A pesar de ¨¦xitos espor¨¢dicos, Richmal Crompton y Enid Blyton son ya autores a los que se las relaciona con una generaci¨®n anterior. Tuvieron su ¨¦poca, pero pas¨®, aunque sobrevivan en el recuerdo de un buen n¨²mero de nost¨¢lgicos y se recupere a Guillermo con exposiciones conmemorativas.Entre los autores brit¨¢nicos de libros juveniles actuales es Roald Dahl, sin duda, el que m¨¢s vende. Los libros de Dahl, que escribe tambi¨¦n narraciones para adultos, tienen un amplio mercado en todo el mundo. De su t¨ªtulo estrella, Charlie y la f¨¢brica de chocolate, publicado en castellano por Alfaguara, vende m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares al a?o y tiene otros t¨ªtulos de ¨¦xito, a menudo con protagonistas infantiles que mantienen relaciones dif¨ªciles con el mundo de los adultos.
Uno de los ¨²ltimos libros de Dahl, Matilda, fue objeto de gran lanzamiento editorial el pasado a?o y la editorial brit¨¢nica Penguin public¨® que Dahl era el autor que m¨¢s vend¨ªa de su amplio y prestigioso cat¨¢logo, por encima incluso de Graham Greene.
Dahl, sin embargo, tiene un problema que tambi¨¦n ten¨ªa Guillermo Brown: los maestros. Sus descripciones de maestros no suelen ser cari?osas; m¨¢s bien aparecen como seres crueles que coartan las diversiones de los ni?os. Esta actitud de Dahl ha motivado que los maestros conservadores no lo incluyan entre sus recomendaciones de lectura.
Como suced¨ªa con Guillermo, sin embargo, los ni?os saben intuir que en los libros de Dahl hay algo que los atrae, los recomienden o no sus profesores.
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