Arabia Saud¨ª pagar¨¢ el despliegue norteamericano
Al t¨¦rmino de la Visita rel¨¢mpago realizada por el secretario de Estado norteamericano, James Baker, a Arabia Saud¨ª se anunci¨® oficialmente que la factura del gigantesco despliegue militar norteamericano en la pen¨ªnsula ar¨¢biga correr¨¢ por cuenta de este acaudalado reino. La defensa militar solicitada por Riad a Washington a ra¨ªz de la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait tiene ya un precio econ¨®mico que habr¨¢ que sumar al coste pol¨ªtico de la desesperada llamada de auxilio. Baker se aventur¨® a adelantar el coste de la Operaci¨®n Escudo del Desierto: alrededor de 6.000 millones de d¨®lares (casi 600.000 millones de pesetas) hasta finales del presente a?o.Al concluir su entrevista con el rey Fahd, en la apacible ciudad de Yedda, el secretario de Estado dijo que hasta el final del presente a?o la operaci¨®n militar todav¨ªa en curso iba a costar al Pent¨¢gono m¨¢s de 6.000 millones de d¨®lares. El oro negro saud¨ª puede pagar esta suma y mucho m¨¢s.
[Tambi¨¦n, ayer se inform¨® que el emir derrocado de Kuwait, Jaber al Ahmed, estaba dispuesto a entregar 5.000 millones de d¨®lares para pagar el despliegue militar en la zona y contribuir al fondo de ayuda a los pa¨ªses perjudicados por el bloqueo, informa Efe].
Tras su visita a Arabia Saud¨ª, James Baker viaj¨® a Egipto, donde se entrevistar¨¢ hoy con el presidente Hosni Mubarak.
La Administraci¨®n norte americana esperaba algo, pero no tanto. Al conocerse ¨¦l acuerdo, un satisfecho funcionario estadounidense coment¨® en Yedda que Washington confiaba cubrir esos gastos extraordinarios con la ayuda de varios pa¨ªses del Golfo, pero no ha hecho falta organizar la colecta. Ello significa un ¨¦xito de la gesti¨®n norteamericana, que aliviar¨¢ las presiones a que el presidente George Bush se ve so metido por el Congreso, alarmado ante semejante gasto.
Impacto interior
En Arabia Saud¨ª esta generosidad, que se vio acompa?ada ayer de un mutismo total en Dahran, va a tener un impacto interior adverso en un momento en que se han registrado signos de disconformidad con la pol¨ªtica imperante. Seg¨²n una fuente occidental en Riad, el viernes de la semana pasada la congregaci¨®n que asist¨ªa a un servicio religioso en una c¨¦ntrica mezquita la abandon¨® airadamente cuando el predicador defendi¨® la presencia de tropas norteamericanas en este reino y las decisiones seguidas por sus gobernantes.
La prensa saud¨ª, sometida a consignas y censura oficial, no informa de las disidencias, pero nadie ignora que la financiaci¨®n total del gasto militar de un ej¨¦rcito extranjero va a convertirlo en un contingente mercenario a la vista del p¨²blico. "Esta presentaci¨®n pol¨ªtica es muy desafortunada y perjudicial", coment¨® ayer a este pe ri¨®dico un diplom¨¢tico europeo destinado en Arabia Saud¨ª.
Pero en cierto modo es ver dad que quien paga manda. Las fricciones que han existido en tre el Pent¨¢gono y los bandos militares saud¨ªes ten¨ªan fundamento antes de esta lluvia de d¨®lares. Ahora, esos agujeros de desacuerdo ser¨¢n cubiertos con el dinero saud¨ª. Este reino podr¨¢ exigir al menos que se le incluya en las decisiones que van a marcar el curso de la crisis a las puertas de su casa.
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