Los tremendistas
Estos j¨®venes toreros de ahora son unos tremendistas de mucho cuidado. No todos, mas s¨ª gran parte de los que llegan a figuras y, entre ellos, dos de los participantes en la corrida alcarre?a. Que, por cierto, ser¨ªa alcarre?a, pero corrida, de eso, nada. Bueno, conviene prec-isar: si le llamaban corrida porque corrieron toros, era mentira: no hubo tales toros; en cambio, si le llamaban corrida porque corrieron toreros, entonces es verdad, verdad absoluta, una verdad como un templ¨®.Corrieron toreros porque dos de ellos, Fernando Lozano y Miguel B¨¢ez -le llaman Litri-, toreaban en plan refriega y en toda refriega como Dios manda lo suyo es correr. Si los refregantes corren o son corndos, esa es cuesti¨®n derivada de la propia correr¨ªa, y depende de qui¨¦n sea el que reparte los capones. Obviamente, el d¨ªa de autos quienes repart¨ªan los capones eran Fernando Lozano y Litri, pues les dieron orejas, mientras a los toros les daban morcilla.
Rojas / Espartaco, Lozano, Litri
Toros de Gabriel Rojas, mal presentados, varios anovillados y sospechosos de pitones, inv¨¢lidos y aborregados. Espartaco: metisaca delantero bajo, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo, estocada corta ca¨ªda, rueda insistente de peones y dos descabellos (silencio). Fernando Lozano: bajonazo (oreja); pinchazo y estocada (oreja); sali¨® a hombros. Litri: media, rueda insistente de peones, dos descabellos y se acuesta el toro; la presidencia le perdon¨® un aviso (aplausos y saludos); pinchazo hondo -aviso con retraso-, media trasera tendida y rueda de peones (oreja).Plaza de Las Cruces, 14 de septiembre. Tercera corrida de feria. Casi lleno.
Tambi¨¦n estuvo por all¨ª Juan Antonio Ruiz -le llaman Espartaco-, pero no corri¨®. Espartaco no ten¨ªa este d¨ªa de autos el talante corredor. Espartaco, ?bendita sea la se?ora de Ruiz!, ten¨ªa el talante sobrio e hizo lo que debe hacer un torero cuando se tropieza con toros que no est¨¢n calculados para correr sino para ser corridos: tentarles la catadura embestidora por cada pit¨®n, intentar encelarles en el enga?o, si no embisten -que no embest¨ªan; hab¨ªan entrado en coma- pedir estoque, cuadrar y quitarles las penas... As¨ª de sobrio y de breve faen¨® Espartaco y como sobriedad y brevedad son valores positivos, la afici¨®n se lo agradeci¨® en el alma.
Si sobriedad y brevedad son valores positivos, Fernando Lozano y Litri debieron estar negativos. Claro que, seg¨²n se mire. No estar¨ªan tan negativos cuando la banda les tocaba pasodobles, la gente celebraba sus refriegas, la presidencia les obsequiaba trofeos. La afici¨®n debi¨® sufrir mucho con Fernando Lozano y Litri. Toreaban ... Verdaderamente, ser¨ªa excesivo decir que toreaban; tampoco conviene exagerar. Fernando Lozano lo intent¨® un rato en cada uno de sus b¨®rreguillos, pero como apenas conmov¨ªa a nadie su tosco estilo torero, se puso tremendista. Litri lo intent¨® otro rato en el sexto peg¨¢ndole derechazos con tales trazas que el toro ca¨ªa de rodillas. Lo menos media docena de veces permaneci¨® arrodillado el toro suplicando al Litri que dejara de molerle a derechazos, y cuando dej¨®, para hacer tremendismo puro y duro, ya no se volvi¨® a arrodillar nunca m¨¢s.
De Litri ya se sab¨ªa que es un tremendista confeso, en tanto de Fernando Lozano esperaba la afici¨®n, con ella la fiesta, que depurar¨ªa estilo y consolidar¨ªa el toreo serio que ha venido practicando desde su irrupci¨®n en el planetario t¨¢urico. Sin embargo la afici¨®n -con ella la fiesta- es muy ilusa porque, seg¨²n se advirti¨® en la corrida alcarre?a, tremendista hasta el tu¨¦tano es lo que quiere ser Fernando Lozano, a imagen y semejanza de su colega.
Cosas de la juventud torera, cuando se ve aupada a la categor¨ªa de figura. En realidad no inventan nada. El tremendismo es una antigualla y durante toda la historia de la fiesta hubo tremendistas, la mayor parte de los cuales, para saber de ellos, hay que buscarlos en el ¨ªndice onom¨¢stico y luego rastrear la referencia de su paso por los ruedos dentro de los extensos cap¨ªtulos que dicha historia dedica a los grandes maestros de la tauromaquia. La diferencia entre los.antiguos tremendistas y los modernos estriba en que aquellos hac¨ªan su tremendismo con torazos fieros, mientras estos lo hacen con c¨¢ndidos borregos. Otra diferencia, en que aquellos apenas ganaban para malvivir, mientras estos se forran. Y aqu¨ª podr¨ªa estar el intr¨ªngulis del tremendismo contempor¨¢neo: forrarse es la cuesti¨®n, y que toree Rita.
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