Pegaso es italiana
A PESAR del bajo precio y de las condiciones pactadas, la venta de Enasa a la empresa italiana Fiat ha sido bien recibida por los sindicatos porque ha puesto punto final a una incierta situaci¨®n ante el futuro de la empresa y los 5.450 trabajadores que emplea. La compa?¨ªa estatal espa?ola inici¨® un evidente proceso de deterioro tras la negativa de la Bundeskartellamt, la oficina de defensa de la competencia de la Rep¨²blica Federal de Alemania, a permitir la venta al consorcio formado por los grupos alemanes MAN y Daimler-Benz.El citado organismo alem¨¢n consider¨® que la operaci¨®n pod¨ªa constituir una situaci¨®n de monopolio al implicar un acuerdo entre dos de los grandes fabricantes europeos de camiones, incurriendo en un abuso de posici¨®n dominante. Esta decisi¨®n, posteriormente respaldada por la Comisi¨®n Europea, sorprendi¨® a los observadores al no haber sido se?alada con antelaci¨®n por las autoridades alemanas, a pesar de la notoria publicidad con que se realizaron los contactos. Surgieron entonces las sospechas ante la coincidencia de la negativa de la Bundeskartellamt con el proceso de unificaci¨®n de Alemania, un proceso que exig¨ªa la reserva de los recursos de MAN y Daimler para impulsar la recuperaci¨®n de las regiones de la RDA. La imposibilidad de vender Enasa a los dos grupos alemanes coloc¨® a la empresa espa?ola en grav¨ªsimo estado de incertidumbre.
La inicial adjudicaci¨®n a MAN y Daimler-Benz -decidida con todos los parabienes de las autoridades alemanas- hab¨ªa supuesto el rechazo de otros importantes candidatos como Fiat, la danesa DAF y la sueca Volvo. La decisi¨®n de la Bundeskartellamt dej¨® a los responsables del Ministerio de Industria y del Instituto Nacional de Industria (INI) totalmente en manos de los grupos alemanes. La ¨²nica posibilidad de soluci¨®n razonable era la de que uno solo de los dos grupos se quedase con la empresa. En estas condiciones, y sin posibilidad de maniobra, los industriales alemanes replantearon las condiciones, mostraron un total desinter¨¦s por la compa?¨ªa y s¨®lo se limitaron a formular ofertas a la baja, descendiendo a niveles vergonzosos. La ¨²ltima oferta de Daimler-Benz exig¨ªa de las autoridades espa?olas la aportaci¨®n de 65.000 millones de pesetas. En estas condiciones, el ministro de Industria, Claudio Aranzadi, tuvo que volver a llamar a la puerta de Fiat y aceptar las menos malas de las condiciones posibles. El margen de maniobra era m¨ªnimo, sobre todo en una deteriorada empresa con p¨¦rdidas de 6.700 millones de pesetas en los primeros seis meses de 1990.
Fiat pagar¨¢ ahora 1.200 millones de pesetas por el 60% de una empresa que ha sido valorada en un precio de saldo de 2.000 millones de pesetas. No trascendi¨® el dinero que llegaron a ofrecer en su anterior oferta los italianos, pero si se compara el precio actual con el acordado inicialmente con los alemanes, el Estado ha dejado de ingresar bastantes miles de millones de pesetas. Una historia en la que las actuaciones de todos cuantos han intervenido deben ser clarificadas con luz y taqu¨ªgrafos.
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