La mirada del extranjero
El humo de este filme no es s¨®lo metaf¨®rico, sino que brota tambi¨¦n, amenazante, de los fusiles de los polic¨ªas antidisturbios, mientras el protagonista de la historia se pasea, como un extra?o, por las calles de la ciudad. La narraci¨®n adquiere entonces su tono m¨¢s apropiado, el del sue?o imposible, construido con pesadillas y poblado por monstruos y tensiones sin nombre.Ezeiza es un cineasta irregular -De cuerpo presente, Las secretas intenciones...-, con grandes huecos temporales en su filinograf¨ªa, pero D¨ªas de humo es, evidentemente, una obra de s¨ªntesis, que reh¨²ye lo obvio -la tentaci¨®n de la cr¨®nica period¨ªstica o del documental ex¨®tico e inmediatopara concentrarse en la construcci¨®n de un verdadero poema cinematogr¨¢fico, dificil y arriesgado, sobre la vuelta al hogar, el sentido del envejecimiento y la rebeld¨ªa pol¨ªtica y social, en torno a un personaje emblem¨¢tico que huy¨® a M¨¦xico hace 20 a?os y ha vuelto a su ciudad natal. La pel¨ªcula est¨¢ contada con un lenguaje po¨¦tico, basado en la evocaci¨®n l¨ªrica de un ambiente opresivo en el que el ayer y el hoy adquieren una peligrosa proximidad. El director y sus colaboradores no consiguen acertar siempre, a mi modo de ver, pero la misma ambici¨®n del proyecto despierta la simpat¨ªa del espectador.
D¨ªas de humo
Direcci¨®n: Antxon Ezeiza. Producci¨®n: Bertran Filmeak, Trenbideko Filmeak, con la colaboraci¨®n de la Consejer¨ªa de Cultura del Gobierno vasco, Ministerio de Cultura y Televisi¨®n Espa?ola. Escrita por Antxon Ezeiza y Koldo Izaguirre. Im¨¢genes: Alfredo Mayo. M¨²sica: Michel Portal. Int¨¦rpretes: Pedro Armend¨¢riz (hijo), Elene Lizarralde, Iro Landaluze, con la colaboraci¨®n de Xabier Elorriaga y Patxi Bisquert. Estreno en Madrid: cine Madrid.
El protagonista de la obra vuelve a comprobar que su mirada de ni?o aterrado, mientras los guardias civiles escoltaban a su padre, prisionero, en plena guerra civil, en el and¨¦n de la estaci¨®n, coincide, oscura y sim¨¦tricamente, al contemplar a su hija, que acaba de salir de la c¨¢rcel, en el mismo escenario, mientras los manifestantes combaten con la polic¨ªa en las inmediaciones del mismo lugar, muchos, muchos a?os despu¨¦s de aquellos momentos.
D¨ªas de humo no es una obra perfecta, pero est¨¢ hecha con el coraz¨®n y sin rehuir los desaflos inmediatos, con una voluntad decidida de no falsificar la realidad de la vida cotidiana en San Sebasti¨¢n -Donosti, en la pel¨ªcula, en los ajustados di¨¢logos de los personajes- y otraslocalidades del Norte. Ezeiza no pretende dar recetas definitivas sobre los grandes problemas, ni ha encontrado la f¨®rmula salvadora que lo solucione todo, porque s¨®lo busca describir el mundo concreto de unos personajes emblem¨¢ticos -sin dejar de ser veraces- en los que el pasado y el presente se funden, en una convivencia ag¨®nica y llena de violencia.
Fuera de contexto
Es una pena, sin embargo, que no siempre las buenas ideas del gui¨®n encuentren una expresi¨®n adecuada en las im¨¢genes de la pel¨ªcula, con el grave inconveniente, a?adido, de la inadecuaci¨®n del actor protagonista -el hijo de Pedro Armend¨¢riz- absolutamente fuera de contexto, y al que resulta imposible imaginar en su personaje. No ocurre lo mismo con el resto de los int¨¦rpretes, sin embargo, especialmente con Elene Lizarralde, que acierta a transmitir su drama personal, muy expresivamente, apoyada en sus gestos y miradas, sin concesiones a la facilidad.Hay demasiadas escenas indecisas y poco expresivas -junto a otras relampagueantes y totalmente adecuadas-, en las que el actor protagonista es incapaz de transmitir la densidad de los hechos y el sentido de las situaciones. Lo mejor de la obra es el prop¨®sito de confiar a las im¨¢genes -y sobre todo a la hermosa banda sonora de Michel Portal- la misi¨®n de ahondar en las contradicciones de la realidad, desvelando as¨ª las claves on¨ªricas de unos ambientes que el personaje central contempla con la mirada at¨®nita del extranjero. Ezeiza se concentra preferentemente en el drama personal de unos personajes emblem¨¢ticos -los j¨®venes y el hombre maduro y desencantado; los que se quedan y el que se fue- todos los cuales aluden al drama colectivo sin abandonar su individualidad.
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