Bulgaria, ?democratizaci¨®n o luchas por el poder?
El autor se?ala c¨®mo una desenfrenada lucha por el poder ha escindido a Bulgaria en dos naciones: la roja y la azul, despreciando las lecciones de la historia. Estas particiones, dice, acabaron en el pasado imponiendo el totalitarismo.
El 10 de agosto de este a?o, el l¨ªder de la oposici¨®n b¨²lgara, Jeliu Jelev, fue elegido presidente de la Rep¨²blica. Seg¨²n la Constituci¨®n vigente, necesitaba una mayor¨ªa cualificada (dos tercios de los votos), mientras que la coalici¨®n que encabezaba, la Uni¨®n de Fuerzas Democr¨¢ticas (UFD), contaba con poco m¨¢s de un tercio (144 de un total de 400 diputados) frente a la mayor¨ªa absoluta (211 diputados) del Partido Socialista B¨²lgaro (PSB, ex Partido Comunista B¨²lgaro -PCB-), todav¨ªa en el poder.Los motivos del voto de al menos un tercio de los diputados socialistas en favor de J. Jelev proven¨ªan de la esperanza de que con este acto se establecer¨ªa la paz civil, tan necesaria para la transici¨®n hacia un r¨¦gimen democr¨¢tico. Pero las noticias que llegan estos d¨ªas de Sof¨ªa siguen hablando de inestabilidad, caos y violencia. Durante los ¨²ltimos nueve meses se mencionaba much¨ªsimo la peculiaridad b¨²lgara en la transici¨®n de un r¨¦gimen autoritario a la democracia parlamentaria. A diferencia de otros pa¨ªses del Este, donde fue la propia poblaci¨®n a derribar al poder comunista, en Bulgaria todo comenz¨® el 10 de noviembre de 1989 con un golpe de palacio que destituy¨® a Todor Jivkov despu¨¦s de m¨¢s de 33 a?os en la cabeza del PCB y del Estado. La sorpresa fue total. Y los golpi9tas decidieron aprovecharla. Su idea b¨¢sica era imitar en lo posible el modelo espa?ol de transici¨®n, pactando con una oposici¨®n que acababa de nacer y que estaba compuesta en su mayor¨ªa por ex miembros del PCB.
El modelo espa?ol parec¨ªa bastante c¨®modo para Bulgaria. Igual que en Espa?a, el proceso de la transici¨®n estaba en manos de los aperturistas y reformadores provenientes del r¨¦gimen anterior. Por otro lado, en ambos pa¨ªses la reci¨¦n nacida oposici¨®n era bastante heterog¨¦nea e inexperta.
DiferenciasPero a diferencia de Espa?a, en Bulgaria el poder pol¨ªtico daba en much¨ªsima mayor medida garant¨ªas para un bienestar econ¨®mico. ?sta era quiz¨¢ la causa esencial de que los cambios desde arriba despu¨¦s del 10 de noviembre eran demasiado lentos, hasta dejar la clara sensaci¨®n de que la nomenclatura de hecho no quer¨ªa separarse del poder.
Fue entonces cuando se rompi¨® el pacto entre el PCB y la UFD. Poco a poco la oposici¨®n concentr¨® todos sus esfuerzos contra "la mafia comunista en el poder". Teniendo en cuenta que los programas cient¨ªficos de ambos grupos eran muy semejantes (pluralismo pol¨ªtico y econom¨ªa mixta eran sus dos idesa b¨¢sicas), en pocos meses la terminolog¨ªa democr¨¢tica se convirti¨® en una cobertura de la lucha abierta y sin escr¨²pulos por el poder.
Tres eran las consecuencias m¨¢s importantes: Bulgaria result¨® dividida en dos -la roja, de los titulares comunistas, y la azul, de los antic¨®munistas aspirantes,- despu¨¦s de los 40 a?os de estalinismo, que engendraba divisiones y contraposiciones, la idea de una reconciliaci¨®n nacional se vio otra vez lejos de su realizaci¨®n; se hundieron todos los intentos de agrupar a los verdaderos partidarios de la democracia en un centro pol¨ªtico.
Todo esto confirm¨® una vez m¨¢s una de las caracter¨ªsticas b¨¢sicas del b¨²lgaro: le encanta ser autodidacto y descubrir cada d¨ªa algo que el mundo sabe ya desde hace siglos. Y ni hablarle de que, por ejemplo, cuando en 1917, 1922 y 1933 Rusia, Italia y Alemania se dividieron en dos Rusias (blanca y roja), dos Italias (negra y roja) y dos Alemanias (marr¨®n y roja), la democracia desapareci¨® de sus mapas pol¨ªticos.
Las primeras elecciones libres y democr¨¢ticas en los ¨²ltimos 40 a?os, que se celebraron el 10 y el 17 de junio de 1990, no calmaron los esp¨ªritus. Al contrario, cada uno de los dos colores principales acept¨® los resultados con una profunda frustraci¨®n. El PSB porque no pudo alcanzar los dos tercios de los asientos parlamentarios tras recuperarse de los grav¨ªsimos errores cometidos en la campa?a electoral ante una oposici¨®n casi de aficionados. Y la UFD por no poder repetir el ¨¦xito de sus hermanos en los dem¨¢s pa¨ªses del Este, donde los partidos comunistas o sus herederos pr¨¢cticamente desaparecieron de la escena pol¨ªtica.
As¨ª, despu¨¦s de casi 45 a?os de un monopolio indiscutido, la nomenclatura empez¨® a ver su poder seriamente amenazado por la necesidad de hacer compromisos, mientras que la oposici¨®n maximalista se siente todav¨ªa muy lejos de los puestos de mando, con los cuales sue?a. Es de esta frustraci¨®n mutua de la que nace la inestabilidad pol¨ªtica y la violencia en la Bulgaria de hoy.
La oposici¨®n contest¨® la legitimidad y los resultados de las elecciones, e incluso se habl¨® de un frustrado intento de golpe de Estado suyo despu¨¦s de la primera vuelta. El aparato del Estado pr¨¢cticamente no funciona. El reci¨¦n elegido Parlamento est¨¢ paralizado por los h¨¢bitos del mitin callejero, esterilizando al ¨®rgano supremo en una Asamblea incompetente e impotente.
Espa?a hace 60 a?osResumiendo, el intento de copiar en Bulgaria el modelo espa?ol de la transici¨®n democr¨¢tica no tuvo suerte. La actual situaci¨®n en Bulgaria se parece m¨¢s a lo que empez¨® en Espa?a hace 60 a?os: victoria electoral de uno de los dos polos opuestos (1931)contestaci¨®n de esta victoria por el otro polo (Sanjurjo, 1932); nuevas elecciones con cambio del polo vencedor (1933)-nueva contestaci¨®n del vencido (Asturias, 1934); otra vez elecciones (1936)-otra vez contestaci¨®n, guerra civil y dictadura. As¨ª que Bulgaria en estos meses est¨¢ en su 1931: lejos de la democracia y en plena lucha para el poder, con el peligro de una guerra civil o una dictadura militar, que cada d¨ªa toma m¨¢s cuerpo.
es historiador y diputado en la Asamblea Constituyente b¨²lgara.
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