Arab¨ªa Saud¨ª anhela que Mosc¨² env¨ªe tropas
La lenta y ultraconservadora diplomacia saud¨ª, a la que Estados Unidos oblig¨® a apearse del camello, se lanz¨® ahora contrarreloj para seducir al com¨²n amigo sovi¨¦tico. El pr¨ªncipe Saud al Faisal, ministro de Asuntos Exteriores, no s¨®lo invit¨® a Mija¨ªl Gorbachov a visitar cuanto antes este reino del petr¨®leo, sino que le alent¨® tambi¨¦n para que despliegue tropas del Ej¨¦rcito Rojo en territorio de Arabia Saud¨ª.
No es f¨¢cil que el l¨ªder sovi¨¦tico acepte, de momento, ninguna de las dos ofertas de Riad, cuyo Gobierno est¨¢ muy interesado en pregonar este idilio repentino con la URSS, con quien no ten¨ªa relaciones diplom¨¢ticas desde hace 52 a?os. La obsesi¨®n saud¨ª se ha volcado en una sola direcci¨®n: quieren llenar el territorio de tropas extranjeras sin hacer, por su parte, el reclutamiento forzoso de los nacionales. Tambi¨¦n desean cubrir las aguas del Golfo con la marina de guerra multinacional hasta convertirlo en un puerto deportivo.Este abrazo con Mosc¨² no ha desvelado todav¨ªa un enigma por el que se preguntaba t¨ªmidamente ayer un peri¨®dico local: "?Significa la nueva diplomacia que la ayuda econ¨®mica del reino debe ir directamente a manos de Gorbachov para ayudarle en sus dificultades econ¨®micas, o indirectamente a los 50 millones de musulmanes que viven en la Uni¨®n Sovi¨¦tica? ?Va la URSS a acelerar en la direcci¨®n de las libertades religiosas y civiles?".
Es curioso que sea Arabia Saud¨ª, cuya monarqu¨ªa teocr¨¢tica proh¨ªbe la pr¨¢ctica de cualquier culto religioso que no sea el isl¨¢mico y confisca biblias, quien tenga el atrevimiento o la ingenuidad de formular esa pregunta excluy¨¦ndose ella misma de una conducta demasiado parecida.Misi¨®n cumplida
El pr¨ªncipe Faisal cumpli¨® en Mosc¨² la misi¨®n encomendada por el monarca. Ya est¨¢n restablecidas las relaciones diplom¨¢ticas con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero, al emprender el regreso, dijo que "la guerra ya ha empezado desde que un pa¨ªs [Irak] ha invadido a otro [Kuwait]", a?adiendo a rengl¨®n seguido que Arabia Saud¨ª desea preservar un Irak fuerte y poderoso que ser¨¢ readmitido en la comunidad ¨¢rabe cuando se retire de Kuwait.
La escasez de soldados nativos (aqu¨ª seguimos viendo a la juventud saud¨ª en edad militar al volante de lujosos autom¨®viles deportivos) se compensa con soldados importados de diversas nacionalidades. En la paz como en la guerra, el reino mantiene la misma pol¨ªtica laboral: la mano de obra extranjera es necesaria para el funcionamiento de los servicios, igual que los paracaidistas estadounidenses de la 82A Divisi¨®n Aerotransportada lo son para la defensa del pa¨ªs. Todos juntos se disponen a sacar las casta?as del fuego a este pueblo, que as¨ª puede interrumpir cinco veces al, d¨ªa la jornada laboral, para elevar sus oraciones a Al¨¢.
El Gobierno saud¨ª inform¨® que hay 9.000 mujeres que siguen cursos de adiestramiento sanitario y, si estalla la guerra, echar una mano en los hospitales de todo el reino. Seg¨²n los expertos en el Cor¨¢n, esta nueva actividad femenina contradice las disposiciones isl¨¢micas, ya que Mahoma autoriz¨® a las mujeres a ser enfermeras en algunas batallas.
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