Una nueva ONU
LA ASAMBLEA de las Naciones Unidas de 1990 se re¨²ne en una coyuntura excepcional: cuando el Con sejo de Seguridad -el ¨®rgano de la ONU encargado de responder a los ataques contra la paz- ha decretado un embargo contra Sadam Husein y refuerza las medidas coercitivas para darle la m¨¢xima eficacia. Despu¨¦s del cerco naval, una nueva resoluci¨®n, ya consensuada, debe establecer el bloqueo a¨¦reo. La respuesta a la invasi¨®n de Kuwait ha sacado a la luz el verdadero car¨¢cter de la ONU, que no se basa en la renuncia al uso de la fuerza. Su Carta prev¨¦ medidas -a¨²n no aplicadas en el caso actual- que llegan al empleo de medios militares para imponer el respeto del derecho internacional. Este aspecto coactivo de la ONU causa cierta sor presa porque, casi desde su fundaci¨®n, la ruptura entre EE UU y la URSS dej¨® sin vigencia ese aspecto esencial de la Carta. Ahora, con el fin de la guerra fr¨ªa, surge la posibilidad de volver a una aplicaci¨®n mucho m¨¢s completa de los principios esenciales de la ONU. Si las decisiones adoptadas hasta aqu¨ª por el Consejo -y otras que eventualmente tome en el futuro- lo gran hacer retroceder al agresor iraqu¨ª, no cabe duda de que se abrir¨ªa un periodo nuevo en la vida internacional en el que la ONU desempe?ar¨ªa un papel decisivo. Perspectiva que no puede estar ausente de los debates de la Asamblea General que acaban de iniciarse en Nueva York.
El papel de ¨¦sta, en la que participan los 160 miembros de la ONU, es distinto al del Consejo. Y cuando ¨¦ste se ocupa de un conflicto -como ocurre ahora con el Golfo-, la Carta especifica que la Asamblea no har¨¢ recomendaciones al respecto. Sin embargo, es obvio que la agresi¨®n iraqu¨ª ser¨¢ un punto central de los discursos que van a pronunciar jefes de Estado y de Gobierno y cancilleres de numerosos pa¨ªses. Dato sintom¨¢tico: Bush hablar¨¢ el 1 de octubre, el mismo d¨ªa que el ministro iraqu¨ª. Ante la Asamblea se enfrentar¨¢n las tesis -sobre el car¨¢cter que tiene el actual conflicto del Golfo: ?choque del Tercer Mundo con los pa¨ªses ricos y opresores -como pretende Sadam-, o enfrentamiento de los miembros de la ONU fieles a su Carta y al derecho internacional contra un agresor? Con todos los matices previsibles, las corrientes que se perfilen en la Asamblea -tribuna y pasillos- dar¨¢n indicaciones important¨ªsimas acerca de la amplitud del consenso con el que cuentan las decisiones adoptadas por el Consejo de Seguridad.
Por ello es fundamental que los pa¨ªses europeos act¨²en en ese foro utilizando al m¨¢ximo sus capacidades de di¨¢logo con el mundo ¨¢rabe y con otras zonas del Tercer Mundo, a fin de deshacer los argumentos que Sadam utiliza -no sin cierto ¨¦xito- contra el mundo occidental. No se trata de caer en la trampa de los iraqu¨ªes, que descalifican las decisiones actuales de la ONU alegando que en el pasado otras decisiones no fueron respaldadas por sanciones. Como hemos visto, lo caracter¨ªstico del momento actual es que la ONU tiene una nueva oportunidad de actuar con la plenitud de los medios previstos en la Carta. A la vez, es obvio que el caso de la agresi¨®n iraqu¨ª no puede ser una excepci¨®n. Y la Asamblea de la ONU es el lugar adecuado para dar los pasos imprescindibles en la resoluci¨®n de otros conflictos, como el palestino, en consonancia con la Carta y los principios de la ONU. Una conferencia sobre Oriente Pr¨®ximo -que ha obtenido ya bastantes apoyos- ser¨ªa la demostraci¨®n de la voluntad constructiva para los palestinos y privar¨ªa a Sadam de muchos de sus argumentos.
Por otra parte, precisamente porque ahora la Carta de la ONU recobra su vigencia, parece l¨®gico pensar en reformas orientadas a lograr una mayor adecuaci¨®n a las realidades actuales. Es el caso de la idea de Andreotti proponiendo que la CE est¨¦ representada como tal en el Consejo de Seguridad. Quiz¨¢ lo m¨¢s eficaz ser¨ªa que un grupo de estudio analice esa y otras propuestas similares con visi¨®n de futuro.
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