La c¨¢rcel del pasado

?sta es la primera vez que no he podido resistir el deseo de escribir a un peri¨®dico, despu¨¦s de leer el art¨ªculo, tan fuertemente sentido y tan bien escrito, a mi parecer, del periodista liban¨¦s S¨¦lim Nassib, Confesiones de un viejo ¨¢rabe.

Quisiera agradecerle profundamente que me haya hecho llegar tan fielmente, a trav¨¦s de EL PA?S, la situaci¨®n por la que est¨¢n pasando ¨¦l, su hijo, su familia y todo ser humano que defiende la vida en este planeta sin guerras, odio y dolor. Creo que su pensamiento, tan bellamente expresado, es tambi¨¦n el de muchos otros y el m¨ªo. Yo tambi¨¦n estoy convencida, como ¨¦l, de que el pasado es m¨¢s nuestra c¨¢rcel que nuestra libertad. Y a m¨ª tampoco me gusta el consuelo.

La tradici¨®n nos dice que unos son ¨¢rabes, otros jud¨ªos, cristianos o budistas. Esta divisi¨®n origina la individualidad y las diferencias raciales en las comunidades. Al identificarnos con una comunidad, con una naci¨®n, con una religi¨®n, creamos invariablemente un conflicto entre los seres humanos. Antes que todo ello, todos somos parte de la humanidad y todos somos responsables de lo que ocurra con ella. Gracias, S¨¦lim Nassib, por tus confesiones, que hago m¨ªas.-