Los insignes conversos
Triste sino el de aquellos que la historia les oblig¨®, por mor de las circunstancias y para defender sus vidas y haciendas, puestas en peligro por la persecuci¨®n de la Santa Inquisici¨®n, a abjurar de sus creencias y ser conocidos para siempre como los conversos. Insignes fueron por c¨¦lebres muchos jud¨ªos y moros convertidos al cristianismo.Pasado el tiempo y rotas las condenas b¨ªblicas, todos ellos se han ganado el respeto y la consideraci¨®n y forman parte del solar patrio que injustamente perdieron por la intolerancia. Ellos s¨ª est¨¢n en la casa com¨²n que nunca debieron abandonar.
Ahora se habla de la casa com¨²n, reclaman una cubierta y un domicilio quienes ayer y desde siempre injuriaron dicho h¨¢bitat. Cuando su adversario natural hubiese sido el que se?alaba la lucha de clases, siempre eleg¨ªan como tal al colateral vecino diferenciado por la defensa de las libertades.
Cualquier persona que se precie de honesta, estoy seguro, ser¨ªa incapaz, despu¨¦s de calumniar a un vecino, de pedirle cobijo en su vivienda y reclamarle la propiedad como com¨²n. Parece una exageraci¨®n. Es una paradoja observar hoy a los no conciliables de ayer ante la degradaci¨®n de un sistema pol¨ªtico producida por las mismas causas que lo hicieron posible y con la responsabilidad de todos sus miembros, de aqu¨ª y all¨¢, que los reg¨ªmenes del Este se hayan diluido como azucarillos al no poder conseguir los objetivos de sociedad ideal, por la megaloman¨ªa del poder y la corrupci¨®n generalizada, entre otras causas, que han conducido al fracaso m¨¢s estrepitoso de la historia.
En Espa?a, sus desavenencias internas por la imposibilidad de conectar con la sociedad y obtener el poder real han dinamitado, despu¨¦s de muchos arabescos, un partido mesi¨¢nico, y ahora tratan otro enfoque de izquierda unida a trav¨¦s del concepto de la casa com¨²n. ?Hay casa com¨²n para quienes no m¨¢s lejos de ayer asent¨ªan los sistemas dictatoriales?
No son presentables quienes, despu¨¦s de un lavado en el Ganges del a?o sab¨¢tico, vuelven a la pol¨ªtica haciendo piruetas, organizando fundaciones de purgatorio y apareciendo como l¨ªderes que argumentan ex c¨¢thedra del socialismo democr¨¢tico, cuando ayer su dial¨¦ctica era opositora.
En la Escuela de Verano Socialista, un insigne converso dijo lo siguiente: "... con la ca¨ªda de los reg¨ªmenes comunistas del Este se acabaron las diferencias entre comunistas y socialistas. Hay que volver al tronco com¨²n del PSOE". As¨ª de f¨¢cil. Radical. Sin m¨¢s. Pero bueno, ?si los reg¨ªmenes del Este no hubieran ca¨ªdo, quiere decir que las diferencias existir¨ªan? Pero as¨ª, por arte de birlibirloque las diferencias desaparecen. Sobre todo porque lo dice el mando, y todos contentos. El ayer no existi¨®.
?Y qu¨¦ hacemos del tronco com¨²n? Tampoco existir¨ªa. Para la ¨¦tica comunista s¨®lo existe aquello que s¨®lo sirve e interesa a sus fines. En el fondo s¨®lo aprecian y respetan la dial¨¦ctica del poder. Es lo de siempre, y los j¨®venes no tan avisados deben conocer los entresijos del comportamiento comunista.
Si los reg¨ªmenes del Este no hubieran ca¨ªdo, su poder real hubiese sido un referente para los comunistas espa?oles. Al no existir ¨¦ste se han quedado sin domicilio, y como siempre han sido duchos en la fabricaci¨®n de conceptos donde ellos capitalicen el objetivo, hablar ahora de casa com¨²n supone en el fondo la pretensi¨®n de ocupar espacios al estilo que hist¨®ricamente conocemos.
Los comunistas, hoy, que tratan de considerar al PSOE de casa com¨²n, estiman con esa definici¨®n una totalizaci¨®n m¨¢s de las que tanto est¨¢n acostumbrados. Es una malformaci¨®n de origen, forma parte de una gen¨¦tica de comportamientos cuya cadena no es f¨¢cil de romper, es su propia cultura.
No es aconsejable pretender la monopolizaci¨®n, entrar¨ªamos en colisi¨®n con nuestros principios de apertura y evoluci¨®n como vanguardia de aquellas posibilidades que la realidad social invoque en aras de mejorar niveles de equidad y libertad.
?Podemos convenir que este mito cimentado por la historia ha sido demolido porque la naturaleza de los hechos ha demostrado su falsedad, y puede deducirse de ello que el comunismo y el socialismo democr¨¢tico tienen tanto en com¨²n como para poder cohabitar?
Si el disfrute y defensa de las libertades fue punto m¨¢s que decisivo para ser diferenciados, ?qu¨¦ bagage aportan a esa casa com¨²n para que el socialismo democr¨¢tico se considere enriquecido?
Esta casa com¨²n debe recordarnos el proceso hacia la consolidaci¨®n de una nomenclatura que demostr¨® su eficacia en las ganancias personales pero incapaz de elevar la sociedad a cotas consideradas en Occidente como normales y hoy, tan tarde, reclaman con ansiedad.
Ha medrado poco el comunismo en nuestro pa¨ªs, redrojuelo, dir¨ªa el viejo castellano.
La experiencia ha demostrado que los conversos en los partidos pol¨ªticos no aportan nada, son un lastre m¨¢s que se incorpora, forman parte de los mecanismos viciados por el disfrute del poder y son piezas de aparato m¨¢s duras que las genuinas.
Una casa com¨²n heterog¨¦nea que necesariamente debe evolucionar en cada tramo de su circunstancia; podr¨¢ suceder que finalmente no seamos reconocidos.
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