EDUARDO HARO TECGLEN D¨ªa patriotico de VIP

"Color, raza y sentimientos" son los principios que mantiene en su vida Juflo Iglesias, segu¨ªn explic¨® en una entrevista para Canal +. Son, claro, discutibles, y mucho; pero como los hace en nombre de Espa?a -desde Miami, donde es mas f¨¢cil ese amor-, pueden pasar con m¨¢s facilidad. Un d¨ªa que empieza con Julio Iglesias y termina con Sara Montiel, bella como una porcelana inm¨®vil -"est¨¢ muy bien para su edad", o¨ª decir a una dama; "y para cualquier otra", a?ad¨ª-, es, sin duda, un d¨ªa sentimental y patri¨®tico. El programa Sara y punto, en la segunda cadena, no es gran cosa: se sostiene por sus canciones, y el domingo, adem¨¢s, por este Pavarotti extravertido (en Sara Montiel. plena promoci¨®n de disco, pero, vaya, cant¨® con sonido pregrabado) que apenas la dej¨® hablar; s¨®lo balbucir unos elogios y, c¨®mo no, recordarle que tiene que cantar zarzuelas y tonadas espa?olas. Ya dije que est¨¢bamos en un d¨ªa patri¨®tico. Los sketches son desma?ados, la realizaci¨®n es poco nueva.Julio Iglesias estaba incluido en Lo m¨¢splus, una tira de chismes, de sociedad, de VIP, fiestas y modas. En este caso, la realizaci¨®n supera al contenido. Canal + tiene, ya se ha dicho, un estilo, un ritmo, unos hallazgos de montaje, que nunca se han visto en Espa?a. Es elegante. El temor es que la forma supere al fondo, como en este programa. A m¨ª me gusta verlo, porque tengo poco inter¨¦s -digamos, nulo- en los temas y las personas que trata, salvo en lo que se refiere a la actualidad en que se ve uno envuelto; pero me gusta ese lenguaje, y su poes¨ªa visual, m¨¢s conseguida porque sale de? mundo vulgar y rutinario de los VIP, y creo que la televisi¨®n genuina tiene que ir por ah¨ª -como en los anuncios y los v¨ªdeos musicales-; pero me temo que los que quieren enterarse de algo m¨¢s no lo van a conseguir. Pasa como con los famosos planos veloces y superpuestos que invent¨® en Espa?a Lazarov -y que no utiliza desde que es ejecutivo de Berlusconi y va por el p¨²blico sencillote de las cinque-, que finalmente era un caleidoscopio que no dejaba ver nada. Este programa necesita un poco m¨¢s de sintaxis, y el alarde de prescindir de la letra es excesivo, sobre todo si no olvidamos que el medio es, adem¨¢s de visual, audio. Yo prefiero ese viv¨ªsimo programa como est¨¢; pero es posible que los espectadores que quieran saber algo no lo estimen lo suficiente. El programa que encabeza Sara Montiel, y algunos de los que se lanzaron por las emisoras estatales y por otras -El gordo, de Antena 3-, son meramente de conquista de p¨²blico, sin preocupaciones de dignidad o de calidad. Un contraste, una cuesti¨®n.