YO
?Qu¨¦? ?Ya se cre¨ªa usted que ¨ªbamos a hablar de m¨ª? Y a lo mejor le estaba ya picando el gusanillo ese de la curiosidad de vidas ajenas, el pienso con que lo alimentan a usted y a su se?ora los Medios de Formaci¨®n de Masas, y ya se estaba ust¨¦ relamiendo, "A ver qu¨¦ nos cuenta tambi¨¦n este Fulanillo de sus ave nturas,a ver si nos hace un estript¨ªs bueno, como el de la cu?ada del Presidente del Banco Transatl¨¢ntico O casi". Pues nada, chasco: yo soy el que hablo, pero de m¨ª no se habla. Y si se habla, mal hecho. Aqu¨ª, desde luego, no.De lo que le hablo es de m¨ª cuando usted es yo. Y como usted es muchos (tantos que, la verdad, ni siquiera s¨¦ qui¨¦n es usted), pero que todos son igualmente yo, todos yo y ni uno que se lo pierda... Ea, entend¨¢monos: es usted muchos, cierto, pero no los 784.563 consumidores de este ¨ªnclito Rotativo, sino los modestamente muchos que se lean esta noticia o por lo menos le echen una ojeada a este parrafito; los cuales ser¨¢n seguramente muchos (bueno, bastantes), pero que no hay Dios que los cuente, ni con todas las empresas de inform¨¢tica a Su servicio. En fin, el caso es que le hablo de m¨ª con esa condici¨®n de que ested sea yo (y muchos, bueno, pero todos yo), igual de yo que yo mismo que se lo estoy diciendo. O sea que vamos a ver si entendemos aqu¨ª de una pu?etera vez c¨®mo funciona la mentira ¨¦sta fundamental de la Democracia, que es, como V. sabe, la ¨²ltima y la m¨¢s perfecta forma de dominio que padecemos (que padecemos, por supuesto, como pueblo; porque, si nos ponemos a ser usted Fulano y yo Mengano, entonces, nada de padecer: vidita es lo que sacamos, dinerito que es vida para nosotros, de los Bancos y Ministerios de la Democracia).La mentira en cuesti¨®n es ¨¦sta: que Persona y Sociedad son dos cosas; por lo cual mantienen la una con la otra relaciones de discordia y de avenencia, relaciones tan claras que hasta los banqueros y los pol¨ªticos las entienden. A saber: la Sociedad est¨¢ compuesta de Personas; cada Persona tiene su idea y su querencia, y como sabe lo que quiere, pues quiere lo mejor para s¨ª misma (en resumidas cuentas, dinero, que es vidita para ella). Ahora bien, el inter¨¦s de cada uno tiene que armonizarse con el inter¨¦s de la Sociedad: Zutano limita al Este, por ejemplo, con Perengano, y a fin de que Zutano no se confunda con Perengano, lo cual ser¨ªa fatal para el conjunto, tiene que haber una ley de la Sociedad que fije los l¨ªmites y distribuya equitativamente los derechos: el derecho de Zutano a ser Zutano y de Perengano a ser Perengano, que pagar¨¢ su derecho a ser Perengano con el reconocimiento del derecho de Zutano a ser Zutano. ?Puede haber cosa m¨¢s clara? Y encima, por fortuna, los intereses personales de cada Individuo (dinero para ¨¦l, en dos palabras) se armonizan f¨¢cilmente con el inter¨¦s conjunto de la Sociedad (bienestar social, o sea, en una palabra, dinero), y ah¨ª se funda la Democracia: cada uno emprende lo que quiere y opina lo que le parece; esas empresas y opiniones se dejan sumar, como cuant¨ªas homog¨¦neas que son (puesto que todas son empresas y opiniones de Persona Individual), y la suma arroja un resultado, computable; ese resultado, desde?ando, por una f¨¢cil norma de estad¨ªstica, algunas rebabas de 'No sabe. No contesta', se toma como la Empresa Social y la Opini¨®n Conjunta, que a su vez se distribuye desde el Centro a cada una de las Personas. Y as¨ª, todos contentos.MentiraUsted se habr¨¢ tragado (venga, confiese) al menos parte de esos postulados, ?no? Bueno, pues para mostrarle la mentira de todo ello, se me hab¨ªa ocurrido aprovechar, nada menos, aquello que aqu¨ª dec¨ªamos (no s¨¦ si V. se acuerda) de la canci¨®n para masas j¨®venes y de la poes¨ªa literaria. Porque es que el l¨ªo que le han armado con todo eso de la Empresa y la Econom¨ªa y su Opini¨®n y Voluntad Personal de Usted es tal que seguro que ya se cree ust¨¦ que todas esas abstracciones son lo concreto y lo real (?a que ya le parece a V. que el Dinero es m¨¢s material y palpable que las zanahorias?), as¨ª que, en cambio, cuando contra todo eso oye ust¨¦ que le hablamos aqu¨ª de pueblo, ya est¨¢ ust¨¦ murmurando "Pero si eso del pueblo es una abstracci¨®n, hombre, si es un ideal" etc¨¦tera, ?eh?, ?a que s¨ª? Por eso es tan importante que entienda usted que pueblo soy yo. O sea, usted. Ea, a ver: diga usted conmigo: "Pueblo soy yo".
Pues bien, dec¨ªamos en aquella otra andanada que eso que les venden como canci¨®n a las masas j¨®venes, lo que consigue, entre otras cosas, es que los muchachos ya no canten; y por su parte, la poes¨ªa fina, que entre las masas cultas se distribuye para hacer cultura, tampoco le sirve a nadie para nada. Pero ?cu¨¢l puede ser la utilidad de la canci¨®n y de la poes¨ªa? Pues eso: que todos y cualquiera puedan usarla con su voz, o sea decir "yo" donde yo no es persona ninguna, sino todos y cualquiera.
Muy bien lo dec¨ªa el Bachiller S¨¢nchez en sus Semanas del jard¨ªn, Y ed. pp. 317-19, y aqu¨ª le copio a usted algo de ello, por si se le ha pasado: "no buscar¨¦ el peculiar modo de empleo de la l¨ªrica en la situaci¨®n m¨¢s culta y m¨¢s sofisticada, sino en la m¨¢s espont¨¢nea, cotidiana y popular: cuando nos llega por el patio interior la voz de una criada que canta 'Sin tiii / miran mis ojos sin veeer...', ?qui¨¦n entendemos que es el `yo' de ese 'mis ojos' y qui¨¦n el 't¨²' de ese 'sin ti'? Jam¨¢s se nos ocurrir¨ªa pensar que en ese instante el 'yo' pueda ser otro que el de la propia voz que est¨¢ cantando, ni el 't¨²' pueda ser otro que el de alguien, no importa si real o imaginario, que sea un verdadero t¨² singular, personal y privativo para esa misma voz. El autor de la canci¨®n, por mucho que haya podido ponerse a s¨ª mismo y a su amada, imaginaria o efectivamente, en ese 'yo' y en ese 't¨²' del texto, los ha entregado, sin embargo, al p¨²blico como lugares vac¨ªos indefinidamente capaces de impleci¨®n"; y todav¨ªa m¨¢s adelante, "La l¨ªrica llega a cumplirse de veras como tal ¨²nicamente cuando, como ha sabido mostrarnos, sin lugar a dudas, la criada que cantaba por el patio, el usuario -y ya no 'receptor'- se subroga en el 'yo' de la letra como emisor y personaje, es decir, se hace ¨¦l mismo tal primera persona que habla por s¨ª y de s¨ª"; y concluyendo, "No hay, pues, en la l¨ªrica, propiamente un receptor, sino un usuario: el genuino y singular modo de empleo que la distingue y la define consiste en que cuando yo leo un poema no soy uno que escucha, sino uno que dice".
?Lo ve usted? Si hasta la gram¨¢tica sola se lo canta: en cuanto usted se pone a hablar (y ?cu¨¢ndo no est¨¢ usted hablando de alg¨²n modo?), en el momento, usted es yo, o, mejor dicho, usted soy yo. O sea que eso que pasa en la l¨ªrica est¨¢ pasando en el lenguaje corriente a cada paso, y si ocurre especialmente en la poes¨ªa, es cuando ella acierta, aun caso de que sea culta, a ser no personal, sino popular, es decir a que en ella hable, no el poeta, un se?or con su cara y su nombre propio, que a nadie le importa un r¨¢bano m¨¢s que a sus familiares y al Ministerio de Cultura, sino que hable quien sabe hablar de veras, que es el lenguaje, que es el pueblo, y as¨ª pueda cualquiera usar el YO que en ella suene (usarlo: apropi¨¢rselo, no, nunca) con el mismo derecho que si fuera yo; como lo es: porque ah¨ª tampoco ¨¦l es nadie con cara fija ni nombre propio.Todos y nadieAs¨ª que quedamos en que usted soy yo. Y, como eso le pasa a usted sea usted quien sea, da lo mismo su clase, su profesi¨®n, su vario idioma (porque no hay uno en que no pueda usted ser yo lo mismo), su edad, su sexo y toda su desgraciada historia personal, pues ah¨ª lo tiene: resulta que YO somos todos (no la Mayor¨ªa -note usted el punto: todos) en cuanto no somos nadie ni persona, sino yo sencillamente, y que, en fin, pueblo soy yo, q. e. d.
Pero ya lo veo, ya, que con todas las razones, y la l¨ªrica y la gram¨¢tica, se queda usted algo mohino, porque seguramente a ust¨¦ lo que le gusta no es ser el que habla, sino ¨¦se del que se habla, y seguro que, si le pincho un poco, me dir¨¢ V. todav¨ªa "Pero es que yo, se?or m¨ªo, no soy cualquiera: yo soy precisamente yo, y hay en m¨ª algo que es m¨ªo y nada m¨¢s que m¨ªo, y que no puede cambiarse con ninguno otro, y en el centro de mi intimidad..." Ya, ya: corte ust¨¦ el rollo, si le place, porque ya le entiendo por d¨®nde va, y sobre todo desde que hay en el mundo democracia, no hay cosa m¨¢s o¨ªda ni le¨ªda, "Mi persona, mi identidad personal, mi yo ¨ªntimo y m¨ªo...". Pero resulta que eso mismo lo dicen todos y todas, y lo dicen igual que usted: ?no se da ust¨¦ cuenta de que algo no funciona bien en el asunto?
No voy a convencerle; y adem¨¢s, ?a qui¨¦n habr¨ªa que convencer: al uno o al otro? Porque ust¨¦ ser¨¢ usted y se llamar¨¢ como sea su gracia y se ver¨¢ su vera imagen inconfundible en el espejo al afeitarse o al untarse el morrito, s¨ª, pero al mismo tiempo, usted es yo, o sea pueblo; y esos dos seres de ser, que a ust¨¦ a lo mejor le parezca que casan tan lindamente, pues no: la verdad es que est¨¢n en guerra. ?No ha notado usted a veces que no est¨¢ usted tranquilo, que no se siente conforme con su vida, que tiene ust¨¦ muchos l¨ªos y problemas que no sabe c¨®mo resolver (ni plantear siquiera) y que acaba ust¨¦ por pegarle a la menor un grito desesperao a la pr¨®jima o al pr¨®jimo que le toque o por meterse en el catre sin resolver nada o por echarse delante del caj¨®n televisivo? Pues ah¨ª tiene usted los s¨ªntomas de la guerra.
As¨ª que, volviendo de la l¨ªrica y gram¨¢tica a la pol¨ªtica (aunque no nos hab¨ªamos salido de ella: tambi¨¦n la l¨ªrica y la gram¨¢tica son pol¨ªtica), lo que quer¨ªa dejarle dicho, para lo que le valga, es esto: que ha habido, como le ense?an en la Historia, muchas contiendas de reg¨ªmenes, muchas revoluciones y restauraciones; pero todas ellas (aunque la ceguedad de no verlo es condici¨®n necesaria para que se cumplan) se reducen a una guerra sola, que palpita por debajo de todas ellas: de un bando est¨¢ la Persona, sea fara¨®n o sea ¨ªnfimo ejecutivo, pero con su Nombre Propio y su Documento de Identidad, que aspira a su bienestar personal, esto es, a su dinero, a su seguridad y a su Futuro, y del lado de eso est¨¢ el Estado y la Banca, que en la Democracia o forma m¨¢s perfecta de dominio se identifican del todo con la Persona y le aseguran su futuro y su dinero: del otro bando est¨¢ el pueblo, o sea yo.Usted ver¨¢ cu¨¢l de los dos bandos le parece m¨¢s abstracto o m¨¢s concreto, m¨¢s verdadero o m¨¢s real. Pero sepa al menos que en esa guerra estamos, como siempre, y que ¨¦sos que, distray¨¦ndole con otras guerritas (estatales o personales), le hablan de una paz entre mi Persona y yo, entre el pueblo y la Mayor¨ªa, ¨¦sos le est¨¢n mintiendo.
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