Igualitarismo, eficiencia econ¨®mica y justicia social
El autor considera que el pensamiento socialdem¨®crata deber¨¢ recurrir cada vez m¨¢s, para su necesaria renovacion, a la tradici¨®n liberal. Y ello porque el objetivo de una sociedad m¨¢s justa se plantea hoy claramente en el marco de una econom¨ªa de mercado, lo cual es ajeno y aun contradictorio con la otra veta tradicional de la izquierda, la marxista. La experiencia ha demostrado, a su juicio, que un sistema econ¨®mico m¨¢s igualitario no equivale necesariamente a un sociedad m¨¢s justa, en la medida en que la ineficiencia econ¨®mica de aquel sistema conduce a un empeoramiento de la situaci¨®n de los sectores sociales m¨¢s desfavorecidos.
Vivimos un per¨ªodo que exige en mi opini¨®n una profunda renovaci¨®n del pensamiento pol¨ªtico de la izquierda democr¨¢tica. Y esto no s¨®lo en Espa?a sino en el mundo entero. De hecho los acontecimientos del Este de Europa han supuesto, en este sentido, un saludable revulsivo ideol¨®gico. Esta renovaci¨®n ideol¨®gica no s¨®lo afecta al mundo de los partidos pol¨ªticos. Afecta igualmente al ¨¢mbito de las centrales sindicales y en general al ¨¢mbito de todas aqullas corrientes de la sociedad civil identificadas, con lo que podr¨ªa denominarse corrientes de izquierda democr¨¢tica.A mi juicio, el pensamiento pol¨ªtico de la izquierda democr¨¢tica, lo que: normalmente se ha venido conociendo como la corriente socialdem¨®crata, deber¨¢, en este proceso de renovaci¨®n ideol¨®gica, ir recurriendo de forma creciente a referencias de la amplia tradici¨®n del pensamiento liberal. El ir igualmente abandonando de: forma creciente una l¨ªnea de pensamiento, que vamos a denominar jacobina-marxista, que tuvo una gran importancia hist¨®rica en la izquierda. Quiz¨¢ menos en el ¨¢mbito sindical, que en el orden ideol¨®gico ha sido m¨¢s plural. Basta tener en cuenta la inspiraci¨®n no marxista, m¨¢s bien fabiana, de las trade unions brit¨¢nicas, o las corrientes ideol¨®gicas libertarias o cristianas en el mundo sindical de la Europa continental.
Esta orientaci¨®n pol¨ªtica, de inspiraci¨®n jacobina y marxista, cuya m¨¢s acabada definici¨®n podr¨ªa ser el lenninismo, ha recibido la bofetada hist¨®rica del rechazo masivo de los ciudadanos de los pa¨ªses del Este, donde ha pretendido llevarse a cabo esta experiencia pol¨ªtica, instaurando sistemas que se proclamaban de dictadura del proletariado y donde el mecanismo de regulaci¨®n fundamental del sistema econ¨®mico era la planificaci¨®n central con una propiedad estatal de los medios de producci¨®n.
Econom¨ªa de mercado
El rechazo de los ciudadanos de los pa¨ªses donde estos sistemas se han puesto en pr¨¢ctica se ha producido no s¨®lo porque eran sistemas antidemocr¨¢ticos, sino igualmente porque eran sistemas ineficientes en la asignaci¨®n de recursos, e?njustos desde el punto de vista econ¨®mico.
En estas circunstancias, la izquierda, que en su corriente o en su vertiente socialdem¨®crata siempre hab¨ªa incorporado la democracia parlamentaria como un marco pol¨ªtico deseable, debe saber incorporar ahora la noci¨®n de econom¨ªa de mercado. Y esto no significa considerar la econom¨ªa de mercado (o el capitalismo, que no es mas que la econom¨ªa de mercado m¨¢s la propiedad privada) como el fin de la historia o la encarnaci¨®n definitiva de la raz¨®n o de la racionalidad social. Significa simplemente aceptar que: en la actualidad, por decirlo as¨ª, en el estado actual de las tecnolog¨ªas en materia de ingenier¨ªa social y pol¨ªtica, las econom¨ªas reguladas fundamentalmente por el mercado no s¨®lo son las m¨¢s eficaces sino que, bien gestionadas, pueden ser tambi¨¦n las m¨¢s justas.
Para conseguir unas econo- m¨ªas de mercado m¨¢s eficientes y m¨¢s justas en un marco democr¨¢tico -y esto ser¨ªa el objetivo de lo que se puede denominar una pol¨ªtica socialdem¨®crata-, creo que la corriente del pensamiento mar xista, que ha sido hegem¨®nica en una parte del pensamiento de la izquierda, es de utilidad nula. Para el pensamiento marxista el mecanismo de explotaci¨®n es intr¨ªnseco al funcionamiento de lasreglas de mercado; reglas que suponen el in tercambio de mercanc¨ªas por su valor, inclu¨ªdas entre las mercanc¨ªas la fuerza de trabajo. Esta es precisamente la raz¨®n de la opacidad ideol¨®gica y de la alienaci¨®n que se produce en un sistema de mercado desde la perspectiva del an¨¢lisis que realiza Marx, en con creto en el an¨¢lisis del fetichismo de la mercanc¨ªa en El Capital.
Para Marx, por tanto, la liberaci¨®n de los trabajadores s¨®lo puede producirse a trav¨¦s de la destrucci¨®n de -la econom¨ªa de mercado y llegando a una sociedad comunista a trav¨¦s de un per¨ªodo transitorio de dictadura del proletariado. No hay, pues, nada m¨¢s ajeno al pensamiento de Marx que una pol¨ªtica dirigida a lograr una sociedad m¨¢s justa en el marco de una econom¨ªa de mercado. Por esta raz¨®n dec¨ªa al principio que una pol¨ªtica socialdem¨®crata renovada debe buscar sus fundamentos predominantemente en el amplio tronco hist¨®rico del pensamiento liberal. Pensamiento que no s¨®lo incluye a ide¨®logos, por hablar de los modernos, como Hayek, Noczik, Friedinan, es decir a las bases ideol¨®gicas de la nueva derecha o del pensamiento conservador o reaccionario. Tambi¨¦n este tronco ideol¨®gico liberal incluye a Keynes, economistas de inspiraci¨®n keynesiana, a fil¨®sofos pol¨ªticos de inspiraci¨®n kantiana, como el americano John Rawis, autor de Teor¨ªa de lajusticia, en el que encuentran su base muchas corrientes que pueden calificarse de socialdem¨®cratas; y todos estos te¨®ricos -podemos remontarnos hacia atr¨¢s en la historia, evidentemente- pueden servir perfectamente como bases de un nuevo pensamiento pol¨ªtico socialdemocr¨¢ta, por supuesto dentro de un pensamiento que yo creo que debe plantearse en la izquierda m¨¢s pluralista, probablemente m¨¢s ecl¨¦ctico e igualmente m¨¢s relativista. Es decir, abandonando todas las pretensiones de absolutismo que una determinada corriente ideol¨®gica de la izquierda, como ha sido el marxismo-leninismo, ha llevado a planteamientos de car¨¢cter fundamentalmente totalitario.
Reto pr¨¢ctico
En todo caso, dar una respuesta pol¨ªtica a las exigencias del ideal de justicia y libertad propias del proyecto socialdem¨®crata en una econom¨ªa regulada b¨¢sicamente por las reglas de mercado, es decir, por la competencia y por la b¨²squeda por cada agente econ¨®mico de la utilizaci¨®n de sus objetivos individuales, no solamente es un reto pr¨¢ctico para los gobiernos socialdem¨®cratas; es tambi¨¦n un reto pr¨¢ctico para las centrales sindicales. Igualmente creo que plantea interrogantes ideol¨®gicos, no obvios, que es necesario debatir desde el pensamiento pol¨ªtico de la la izquierda democr¨¢tica.
En primer lugar, la definici¨®n de lo que es una sociedad m¨¢s justa desde el punto de vista econ¨®mico dista de ser obvia y de hecho esta definici¨®n forma parte importante de la discusi¨®n de una gran parte del pensamiento y de la filosofia pol¨ªtica contempor¨¢nea. Basta se?alar, en este sentido, la no estricta coincidencia para muchos pensadores pol¨ªticos -que pueden considerarse no del ¨¢rea, llam¨¦smola, ultraliberal sino del ¨¢rea m¨¢s bien socialdem¨®crata-, entre una sociedad m¨¢s justa y una sociedad m¨¢s igualitaria. Por ejemplo, de acuerdo con el criterio de John Rawis, y.por poner un ejemplo muy actual, la Rep¨²blica DemoIcr¨¢tica Alemana era probablemente una sociedad m¨¢s igualitaria que la Rep¨²blica Federal de Alemania pero, de acuerdo con los criterios de justicia de estos pensadores, desde el punto de vista econ¨®mico, no era una sociedad m¨¢s justa, adem¨¢s, por supuesto de ser menos libre y menos- eficiente.
En segundo lugar, una vez definido este criterio de justicia en una econom¨ªa de mercado, suponiendo que lo hayamos definido con claridad, y aceptando el papel del Estado tanto para corregir lo que los economistas denominan fallos de mercado, es decir, la intervenci¨®n del Estado por razones de eficacia, como la intervenci¨®n del Estado por razones de instrumentaci¨®n de una pol¨ªtica redistributiva, es necesario tener en cuenta, puesto que esa pol¨ªtica se instrumenta en una econom¨ªa de mercado, el sistema de incentivos con el que funcionan los agentes econ¨®micos en dicha econom¨ªa a la hora de dise?ar pol¨ªticas econ¨®micas que estimulen la eficiencia del sistema productivo, el crecimiento y el aumento de la riqueza y que, al mismo tiempo, incorporen mecanismos redistributivos que hagan avanzar la sociedad hacia cotas mayores de justicia. Y voy a poner algunos ejemplos. Una pol¨ªtica de igualaci¨®n de salarios en una empresa es una pol¨ªtica igualitaria. Sin embargo introduce, probablemente, desincentivos a la mejora de la eficiencia de la productividad de la empresa. Una pol¨ªtica de fuerte aumento de los salarios y disminuci¨®n de los beneficios es, tambi¨¦n probablemente, una pol¨ªtica m¨¢s igualitaria; sin embargo, puede producir una disminuci¨®n de la inversi¨®n o en un mercado abierto -como es aquel en que estamos y lo ser¨¢ a¨²n m¨¢s con la creaci¨®n del mercado interior-, puede provocar la desviaci¨®n de inversiones hacia otros pa¨ªses que ofrecezcan mayor rentabilidad.
Una pol¨ªtica redistributiva a trav¨¦s del aumento del gasto p¨²blico y por lo tanto de los impuestos tambi¨¦n puede, en determinadas circunstancias, parecer m¨¢s igualitaria pero, igualmente, si, sobrepasa un l¨ªmite, adem¨¢s de poder producir el rechazo de segmentos de la poblaci¨®n que preferieran gastarse privadamente su renta en lugar de transferirla por la v¨ªa de impuestos para que se gaste a trav¨¦s del gasto p¨²blico, puede producir movimientos del capital financiero y humano hac¨ªa otros pa¨ªses.
En resumen, en una econom¨ªa de mercado los agentes econ¨®micos invierten en funci¨®n de las expectativas de rentabilidad y, en general, en una empresa los trabajadores act¨²an, en gran parte de los casos, de forma m¨¢s o menos eficiente en funci¨®n de expectativas de retribuci¨®n o de expectativas de carrera. Y estas decisiones son libres. Es decir-, ning¨²n Gobierno puede obligar a un empresario privado a invertir.
El dilema
Una pol¨ªtica socialdem¨®crata en una econom¨ªa de mercado. debe resolver -utilizo la palabra utilizada por los economistas- el trade-off [dilema] que puede exist¨ªr en muchos casos entre la instrumentaci¨®n de pol¨ªticas redistributivas guiadas por un ideal de aumento de los niveles de justicia y su efecto desincentivador, a partir de un determinado l¨ªmite, bien de la eficiencia del comportamiento de algunos agentes econ¨®micos, bien las decisiones de inversi¨®n, el crecimiento econ¨®mico y el empleo; de manera que en determinados casos -y quiz¨¢ aqu¨ª est¨¢ ese paradigma de los pa¨ªses de las econom¨ªas del Este- puede llegarse a econom¨ªas m¨¢s igualitarias pero menos justas, ya que incluso la p¨¦rdida de eficiencia y de crecimiento, adem¨¢s de otras consideraciones, puede conducir a que los m¨¢s desfavorecidos se encuentren peor en t¨¦rminos absolutos que en otro tipo de sociedad.
No me voy a extender m¨¢s porque mi intenci¨®n era simplemente, en este ¨¢mbito de discusi¨®n al que me refer¨ªa, llamar la atenci¨®n sobre la complejidad de la definici¨®n de una pol¨ªtica econ¨®mica socialdem¨®crata en una econom¨ªa de mercado. Creo que esta cuesti¨®n no puede resolverse con simplificaciones y que probablemente en las circunstancias actuales suscita un debate ideol¨®gico en el conjunto de la izquierda que es bueno que se produzca. Me he mantenido deliberadamente en un terreno general que creo es el propio de unas jornadas de estas caracter¨ªsticas, y si bien los planteamientos que he hecho pueden suscitar desacuerdos, ser¨¢n en todo caso desacuerdos en ese terreno, digamos, ideol¨®gico o abstracto. Si luego hay debate o una pol¨¦mica sobre terrenos m¨¢s concretos evidentemente todos estamos abiertos, tanto Antonio Guti¨¦rrez como luego Nicol¨¢s Redondo o yo mismo, pero no era mi pretensi¨®n abrir una pol¨¦mica. Pretendo simplemente poner de manifiesto que existen interrogantes complejos a los cuales no se pueden dar respuestas simples.
es ministro de Industria. El presente texto es la transcripci¨®n literal de su intervenci¨®n el 17 de septiembre, en las Segundas Jornadas de Relaciones Industriales, en las que tambi¨¦n participaron los secretar¨ªos generales de UGT y CC 00.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.