La afici¨®n se qued¨® en casa

El Torero / Campuzano, Manili, CamarenaToros de El Torero, bien presentados, con casta, muy manejables. Jos¨¦ Antonio Campuzano: media ca¨ªda (vuelta); dos pinchazos y estocada corta (ovaci¨®n). Manili: pinchazo, media y descabello (vuelta); estocada desprendida (oreja). Antonio Camarena bajonazo (silencio); dos pinchazos y dos descabellos (silencio). Plaza de la Real Maestranza, 29 de septiembre. Primera corrida de la feria de San Miguel. Media entrada escasa.

GONZALO ARGOTE

As¨ª como la Feria de Abril sevillana crece a?o tras a?o en cuanto al n¨²mero de festejos y la categor¨ªa de los carteles, la feria de San Miguel no ha sufrido pareja evoluci¨®n. Antes al contrario, es un triste remedo de lo que fue anta?o. Si la empresa sigue con la pol¨ªtica de no arriesgar, acabar¨¢ desapareciendo. El argumento de que en septiembre las figuras no quieren venir a la Maestranza carece de fundamento. Con la llave de la Feria de Abril, la em presa tiene la llave de la feria de septiembre. La afici¨®n le dio en la primera corrida cumplida respuesta, y se qued¨® en su casa. Algo menos de media plaza, pese a la gran afluencia de turistas.

El encierro de Salvador Domecq fue lo m¨¢s destacable de la corrida. Bien presentada, muy ofensiva de cabeza, con casta y, en general, nobleza. El primero adoleci¨® de falta de fuerza, y se derrumb¨® en el primer tercio.

Jos¨¦ Antonio Campuzano, con el ¨²nico blando de la corrida, llev¨® a cabo una faena correcta. No consigui¨®, sin embargo, conectar con el p¨²blico, y dif¨ªcil es ponerle objeciones serias a su tarea. Tore¨® con temple con la derecha y en los naturales hasta carg¨® la suerte con adecuado remate. ?Le falt¨® sentimiento? ?Le sobr¨® frialdad? Dif¨ªcil papeleta tiene Campuzano si su toreo es ortodoxo y no llega al p¨²blico. En el cuarto su labor baj¨® de calidad y desde luego anduvo por debajo de las condiciones del toro. Los muletazos, en general, carecieron de limpieza.

De la actuaci¨®n de Manili, lo m¨¢s torero fueron las ver¨®nicas lentas y ganando terreno que le dio al quinto, en el quite. De salida hab¨ªa toreado a pies juntos, con las zapatillas clavadas en la arena, en cinco ajustados lances. A su primero lo tore¨® acelerado, muletazos de corta trayectoria, casi el¨¦ctricos. Estuvo hasta tremendista, arrojando trastos e hinc¨¢ndose de rodillas.

En el quinto, por encima de cualquier otro m¨¦rito, estuvo valiente y dominador. Aguant¨® en la cara el inc¨®modo cabeceo, del astado, pero de toreo templado y bien rematado hubo poco. Sin embargo, Manili s¨ª sabe como encandilar al p¨²blico.

La inclusi¨®n de Antoio Carnarena en el cartel de la feria no lo entiende ning¨²n aficionado. Los pocos que hab¨ªa en la plaza mostraron su protesta, silbando al empresario, Diodoro Canorea, cuando el espada le brind¨® el tercer toro. La total carencia de sitio y muy escaso valor le impidieron aprovechar, m¨ªnimamente, las excelentes condiciones de sus dos enemigos.

Pedro Santiponce dej¨® para el recuerdo un memorable par de banderillas.