Matanza de palestinos

LAS NOTICIAS de la matanza que tuvo lugar ayer en la explanada entre las mezquitas Al Aqsa y Omar, en Jerusal¨¦n, y que ha causado la muerte de al menos 20 palestinos y 300 heridos, han provocado una ola de indignaci¨®n en el mundo entero. Ha sido la jornada m¨¢s sangrienta de esa permanente y salvaje represi¨®n que aplican los soldados israel¨ªes en los territorios ocupados, respondiendo con disparos a las protestas y lanzamientos de piedras de la juventud palestina. Desoyendo las condenas internacionales, el Gobierno israel¨ª aplica desde hace tres a?os una pol¨ªtica inhumana en unos territorios que adem¨¢s legalmente no le pertenecen. Son territorios ocupados y que cuando se resuelvan los problemas de Oriente Pr¨®ximo ser¨¢n de nuevo palestinos.Esa pol¨ªtica represiva ha superado ayer su marca de crueldad, con una matanza sobre cuyo origen hay varias versiones, sin que se pueda descartar una provocaci¨®n premeditada de elementos jud¨ªos de extrema derecha cegados por el odio racista. El sitio mismo en que han tenido lugar los disparos, considerado por los musulmanes como uno de sus lugares sagrados, agrega un¨¢carga emocional al dolor y a la repulsa causados por las muertes.

En todo caso, cuando el Oriente Pr¨®ximo est¨¢ en tensi¨®n, en pleno conflicto del Golfo, las consecuencias de la matanza de Al Aqsa pueden ser de una gravedad extraordinaria. En los momentos en que Sadam Husein multiplica sus amenazas contra Israel, los disparos de los soldados israel¨ªes contra la poblaci¨®n palestina le vienen como anillo al dedo no s¨®lo para su propaganda, sino para su pol¨ªtica agresiva, basada sobre todo en obtener el respaldo de los pueblos ¨¢rabes excitados por sentimientos belicistas. En Gaza, en Cisjordania, ya se han producido manifestaciones palestinas de protesta por la matanza de sus hermanos en Jerusal¨¦n. Y es probable que las repercusiones se extiendan a otros lugares.

Urge que Europa, y consiguientemente Espa?a, levante una voz de protesta. No ser¨¢ la primera vez. En reiteradas ocasiones la Comunidad Europea ha denunciado la utilizaci¨®n de las arma! de fuego por parte de la polic¨ªa y del ej¨¦rcito de Israel contra civiles desarmados. Pero las condenas internacionales no han servido para convencer a las autoridades israel¨ªes de que no pod¨ªan seguir aplicando esos m¨¦todos impropios de un pa¨ªs civilizado y que violan los derechos humanos m¨¢s fui¨¢damentales. Ahora la condena debe ser m¨¢s severa. La fuerza moral y pol¨ªtica de la comunidad internacional exige que no se d¨¦ la impresi¨®n de que existen, seg¨²n los casos, distintos pesos y distintas medidas.