Vale todo
De no remediarlo nadie en Zaragoza se va camino de olvidar c¨®mo es un toro ¨ªntegro y verdadero. Ayer, nuevamente, y con la llegada tambi¨¦n de figuras de primera l¨ªnea, sali¨® un feo animal, negro y asqueroso que anunciado estaba en los carteles con el nombre de toro bravo. De esta denominaci¨®n a la realidad hab¨ªa un abismo, naturalmente, pues aquellas birrias a las que alguien mal llam¨® toros eran animales inv¨¢lidos, pobres de cabeza, cuando no sospechosos de cuerna -la afici¨®n dice afeitaos-.Tan emocionantes ejemplares pertenecientes a la ganader¨ªa de Torrealta sal¨ªan airosos de chiqueros, paseaban su terciada anatom¨ªa un par de vueltas por el ruedo y llegaban saludando al peto rodando por la arena. De ¨¦l sal¨ªan ya inexistentes, y eso que el picador a lo sumo s¨®lo miraba desde el jamelgo. De varas nada, ?qui¨¦n iba a ser el chulo que se atreviera a tan denigrante agresi¨®n?
Torrealta /Ortega, Espartaco, Vi?a
Cinco toros de Torrealta, ¨ªnvalidos; 5? sobrero de Los Bayones, inv¨¢lido. Ortega Cano: palmas y salida al tercio; silencio. Espartaco: divisi¨®n; pitos. Rafi de la Vi?a: dos orejas; oreja.Plaza de Zaragoza, 12 de octubre. S¨¦ptima corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
All¨ª estaban de inmediato los herederos de C¨²chares, Espartaco y Ortega Cano, todo oficio, todo profesi¨®n, todo sabidur¨ªa, y el p¨²blico, por supuesto, entonces y ahora, esperando ver salir un toro ¨ªntegro y verdadero. Claro est¨¢ que los herederos de C¨²chares saben hoy y de sobras c¨®mo es cuanto les sueltan por chiqueros, pues larga es la temporada y no es precisamente la exigencia de esta plaza temida por el escalaf¨®n.
Inv¨¢lido
Vale todo en Zaragoza, y la sal Ida de un inv¨¢lido, tras otro, no es motivo como para asustar a nadie. Decir que sirve la fiesta de los toros para la vulgar diversi¨®n de feria en una ciudad, durante una semana, est¨¢ avocando a esta plaza, anta?o importante, en un vulgar coso polideportivo de pacotilla.Ni el toreo pueblerino y despegad¨ªsimo de un Espartaco, fallando estrepitosamente con la espada, ni la pose de convidado de piedra de Ortega Cano eclipsaron el ¨¢nirno de un Rafael de la Vi?a, que ejecut¨® limpio y certero las mejores ver¨®nicas de recibo que se han dado aqu¨ª en lo que va de feria, y todo al tercer inv¨¢lido de la tarde.
Del resto de las actuaciones de tan insignes herederos de C¨²chares mejor olvidarse por competo. Pero algo clama tambi¨¦n al cielo y es el elevado precio (4.300 pesetas) que paga el respetable p¨²blico por las localidades de tendido alto de sombra (filas 18 y 19) en esta plaza; en ellas hay que entrar y salir en cucililas, con el cachondeo que producen tales posturas en todo tipo de personal. Aun as¨ª, alguien dudar¨¢ todav¨ªa, entre la legi¨®n de taurinos que hay por el mundo (y algunos que les imitan), de la buena disposici¨®n del respetable, que admite todo cuanto se padece en este bello coso zaragozano.
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