El bater¨ªa de jazz Art Blakey fallece en Nueva York de un c¨¢ncer de pulm¨®n
Su grupo, The Jazz Messengers, contribuy¨® a la formaci¨®n de una larga lista de int¨¦rpretes
El bater¨ªa de jazz Art Blakey falleci¨® ayer en el hospital St. Vincent de Nueva York a consecuencia de un c¨¢ncer de pulm¨®n. El d¨ªa 11 de este mismo mes hab¨ªa cumplido 71 a?os. Blakey ejemplificaba como nadie el lenguaje moderno de la percusi¨®n en el jazz, y marcar¨¢ la historia de esta m¨²sica porque contribuy¨® a la formaci¨®n de una lista interminable de m¨²sicos que pasaron por su grupo, The Jazz Messengers, que ha grabado m¨¢s de 50 discos desde 1954.
Su carrera, densa y fruct¨ªfera, parec¨ªa tener como ¨²nico objetivo divulgar y hacer accesible la m¨²sica que amaba. Tocaba la bater¨ªa con tanta facilidad que aun pod¨ªa sonre¨ªr y hacer continuas muecas al p¨²blico, que, inmediatamente, quedaba atrapado por su carism¨¢tica personalidad.Naci¨® en Pittsburg (Pensilvania, Estados Unidos), y la leyenda le atribuye unos comienzos profesionales como minero y, m¨¢s tarde, como metal¨²rgico. Tras unos breves estudios de piano, en 1940, a la edad de 21 a?os, empu?¨® las baquetas para no soltarlas ya nunca: pas¨® pacientemente sus a?os de formaci¨®n en orquestas como las de Fletcher Henderson o Mary Lou Williams, en las que eran muy escasas las posibilidades de destacar, pero algo debi¨® ver en ¨¦l Billy Eckstine para brindarle la oportunidad de unirse a su banda, en la que estaba formando un n¨²cleo de m¨²sicos disconformes con la est¨¦tica imperante por entonces. All¨ª estaban Dizzy Gillespie, Miles Davis, Charlie Parker y Dexter Gordon, entre otros. Junto a ellos empez¨® a moldear un nuevo lenguaje que, a contracorriente, comenz¨® a ganar adeptos; se llamaba bebop, y, no contento con compartirlo, apret¨® un poco m¨¢s la tuerca y propici¨®, con la ayuda de Horace Silver, un pianista que comprend¨ªa y apreciaba sus ideas, una variante alegre y c¨¢lida que, enseguida, se hizo hueco entre los aficionados a los nuevos sonidos.
Labor de difusi¨®n
Desde 1955 Blakey dirigi¨® grupos propios a los que siempre llam¨® Jazz Messengers (Mensajeros del Jazz). Ning¨²n af¨¢n de protagonismo se desprende de este nombre, porque ¨¦l siempre entendi¨® que la labor de difusi¨®n del jazz era una tarea colectiva. La recompensa pronto le vino en forma de j¨®venes m¨²sicos que se acercaban a ¨¦l con la esperanza de encontrar el consejo que les situase en el camino correcto.
Blakey nunca regate¨® las palabras de aliento y sus habilidades como pedagogo convirtieron los Jazz Messengers en una escuela ambulante, porque Blakey siempre fue partidario de las clases pr¨¢cticas, e, incluso, se val¨ªa de su religiosidad para infundir la fe en la m¨²sica. Es famosa la arenga que lanzaba. a sus m¨²sicos en los momentos previos a cualquir concierto o grabaci¨®n: "Dios os brinda otra oportunidad de purificaron por los errores cometidos la vez anterior. Aprovechadla".
A buen seguro que esta frase permanece en la memoria de m¨²sicos que hoy han alcanzado reconocimiento gracias a ¨¦l y que son multitud. Wayne Shorter, Keith Jarrett y Winton Marsalis, por citar solamente a m¨²sicos en activo, han pertenecido a su grupo, y todos, sin excepci¨®n, han reconocido su deuda para con Blakey.
Instinto milagroso
En Espa?a ha habido ocasi¨®n de ver a Art Blakey en muchas ocasiones, y nunca defraud¨®. Siempre ven¨ªa con los mejores m¨²sicos, a los que parec¨ªa distinguir casi con s¨®lo n¨²rarlos. Su instinto para elegir a los int¨¦rpretes adecuados era milagroso.
Cada edici¨®n de su grupo parec¨ªa mejor que la anterior, y ¨¦l mismo, cada vez m¨¢s joven y optimista. En un concierto en el desaparecido Club Balboa Jazz de repente fall¨® la amplificaci¨®n, y lo que parec¨ªa un inconveniente se convirti¨® en ventaja, porque as¨ª se pudo escuchar la m¨²sica tal y como se produc¨ªa. Art Blakey se amold¨® perfectamente a la situaci¨®n modificando la potencia de sus golpes como si aquello fuera lo m¨¢s natural del mundo. En ¨¦l todo parec¨ªa natural menos la muerte.
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